None
TENDENCIAS

El despegue económico tardará en llegar

La economía no será la vedette de esta primera parte de la gestión macrista si la expectativa política era lograr una recuperación sostenida por el ingreso de capitales y la confianza.
El viaje del presidente Macri a Davos, Suiza, abrió alguna esperanza por el interés que despertó la Argentina.
Pero esas expectativas no se tradujeron en inversiones. No de manera inmediata.
El caso del macrismo sedujo al mundo económico de Davos, pero sustancialmente por haber logrado una victoria electoral sobre el populismo.
Las virtudes del modelo económico que sobrevendrá con el reciente gobierno es aún una incógnita.

Un frente de tormenta
El escenario internacional, el freno de China, la debacle de Brasil, los menores precios de los commodities y la herencia económica K resultaron demasiada carga para cambiar las previsiones y torcer cuatro años de estancamiento bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
La normalización de la economía, es decir, la devaluación, los ajustes tarifarios y el enorme desequilibrio fiscal, no resultan una tarea fácil de resolver y menos con una terapia de shock que el tejido social argentino no estaría en condiciones de digerir.
De allí la decepción sobre el despegue económico y desembarco oficialista hacia una política gradualista, que pospone casi todas las decisiones de corrección fiscal y al mismo tiempo está obligada a adelantar y cumplir con promesas electorales como la reducción de las retenciones a las exportaciones o el aumento del límite del impuesto a las Ganancia para los salarios.
Esa imposibilidad de lograr algún tipo de ancla fiscal, permitió que la inflación y las presiones políticas terminaran ganando espacios y se abrieran más interrogantes sobre cómo seguirá la economía en lo que resta del año.
En lo inmediato, hay una caída de los indicadores del nivel de actividad y cierto pesimismo sobre el resultado de las negociaciones salariales.
Las idas y vueltas del oficialismo sobre la paritaria docente es un botón de muestra de la ausencia de una estrategia.
Los porcentajes saltan de un extremo al otro sin una explicación consistente de qué costo estaría dispuesto a asumir el Gobierno para encarrilar esa puja salarial.
Las promesas de reabrir las negociaciones si los precios se escapan y el silencio del ministro de Hacienda, Prat Gay sobre la emergencia fiscal, incentivan las expectativas negativas, en especial del alza inflacionaria.

Internas

Los disgustos por la economía han desatado ya algunas internas en el oficialismo, entre los halcones y los gradualistas, que se cruzan acusaciones sobre los resultados.
El discurso del Presidente Macri en la apertura de cesiones del 1° de marzo promete zanjar algunas de estas internas, aunque difícilmente logre que desaparezcan.
Hasta tanto el nivel de actividad no se recupere, se alcance algún control de la inflación y la administración macrista pueda presentar algún logro en este terreno, las internas serán materia cotidiana.
El ministro Prat-Gay espera recuperar protagonismo e influencia con la resolución de la negociación con los holdouts.
En la última semana hubo avances favorables a la Argentina con la decisión del juzgado de Griesa de levantar las restricciones una vez la Argentina pague a fines de febrero a los bonistas que aceptaron la propuesta y el Congreso derogue dos leyes sancionadas por el gobierno K que impedían cualquier tipo de negociación.
Todo indica que Macri tiene depositadas grandes expectativas en esto y que hará todo lo necesario para que la oposición acompañe con votos en el Congreso el acuerdo con los holdouts.
¿Qué costo tendrán estas votaciones? ¿Y cuanto beneficio redituará sobre la Argentina?
El tiempo dará respuestas. Entre tanto, prevalecerá la urgencia política por dejar atrás décadas de aislamiento.

COMENTARIOS
El interés por el personaje