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CAMBIO DE ESCENARIO

La crisis golpeará tranqueras afuera

El valor bruto de la nueva cosecha caería 13.000 millones de dólares en 2015, situación que afectará a la actividad económica. Federico Priotti y Juan Fernando Scabon, integrantes del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa de Comercio de Córdoba, alertan que los efectos se sentirán en el campo y en la ciudad.

Los precios de los granos sufrieron una brusca caída en los mercados internacionales y esa situación afectará seriamente a la actividad agropecuaria, pero el golpe no se sentirá sólo en el campo, sino también en el comercio y en los servicios.
La realidad muestra que desde 2011 se ha venido deteriorando la situación externa argentina, hecho que ha cobrado mayor notoriedad en los últimos dos años. ¿Qué implica esta situación? Simplificando: salen más dólares que los que entran en la economía.
Y este escenario se dificulta aún más si se considera que el sector agroindustrial, único proveedor neto de divisas, ha visto declinar sus precios en lo que va del año. La caída del precio de la soja en 200 dólares por tonelada es una muestra de ello, lo cual lleva a que las exportaciones argentinas compren cada vez menos bienes en el exterior.
Pero, ¿cuáles son los efectos de esta caída de los precios agroindustriales? En primer lugar, un recorte en las divisas que ingresarán al país en 2014. Hacia principios de año estimábamos una liquidación de divisas cercana a los 25.000 millones de dólares, fruto de la excelente campaña y precios internacionales altos.
Sin embargo, a partir de junio, con la expectativa de una cosecha histórica norteamericana, que se sumaba a la cosecha récord de Sudamérica, los precios cayeron, incluso más de lo esperado por los analistas. Hoy en día, con valores cercanos a los 350 dólares, se ajustó la liquidación esperada a 22.000 millones, monto similar al año 2010, aún con un nivel de producción de maíz y soja 10 por ciento mayor.

Impacto económico

En segundo lugar, las pérdidas para la economía argentina podrían ser mucho mayores de cara al año venidero. Suponiendo precios del orden de los actuales, el valor bruto de la producción agrícola arrojaría una merma de aproximadamente un 30 por ciento en relación con el presente ciclo.
Esto, llevado a números, significa una caída de casi 13.000 millones de dólares sumando la producción de soja, maíz, trigo, girasol y sorgo. Este inferior aporte del agro, tendrá dos correlatos directos: menor dinamismo de la actividad doméstica y disminución en el valor de las exportaciones.

Caída de exportaciones

En cuanto a las exportaciones para el año 2015, contabilizando los principales productos agroindustriales y suponiendo un volumen de exportación similar al de los últimos años, alcanzarían los 19.225 millones de dólares.
Si se incluyen otros cereales y oleaginosas, y ciertas exportaciones que no puedan ser liquidadas este año, la cantidad de divisas a ingresar podría llegar a situarse cerca de los 20.000 millones de dólares. Ambas cifras son las más bajas desde la sequía de 2009.

Márgenes afectados

En un nivel más micro, los que más se ven afectados ante esta situación son los productores. Con este panorama de precios e inflación en dólares, la rentabilidad resulta severamente afectada.
Un cálculo propio para la zona sur de la provincia de Córdoba en campo propio arroja, con un rendimiento de 25 quintales en soja, una caída del 35 por ciento en margen bruto para 2014/15 respecto de la campaña anterior, en tanto que el maíz se sembraría a pérdida.
Estas estimaciones se agravan aún más en campo arrendado y en las zonas marginales, donde los rendimientos no son los mejores y el costo del flete es aún mayor. Ante este horizonte, las decisiones productivas se ven profundamente resentidas y sólo en maíz se dejaría de producir en unas 500 mil hectáreas, según diversas entidades.

Menos derrame

Como conclusión, el agro en el próximo año va a proveer menos dólares y va a tener un menor derrame al resto de la economía. Esto contrasta con la urgencia de dólares para poder importar insumos, energía y pagar deuda, a lo que también debemos agregar el interés del público para proteger su poder adquisitivo.
La situación no difiere mucho de períodos críticos anteriores; sin embargo, en el medio vivimos una época de precios de las commodities récord. Pero un cambio de escenario, el cual era esperado, frente al que no se tomaron medidas para morigerar sus efectos, nos ponen otra vez en condiciones extremas, y pareciera ocurrir como en algún juego popular de mesa, que de repente volvimos al principio. 

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