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FUTBOL LOCAL

Villa Belgrano se quedó con el clásico y comenzó a soñar con el grito de campeón

El clásico quedó para los de la placita con dos goles de Maximiliano Pezoa. Villa Belgrano le ganó a Rivadavia de Junín por dos a cero y ahora volvió al liderazgo de las posiciones.

Un triunfo fundamental que le permite comenzar a soñar con el grito de campeón cuando restan dos fechas para concluir el torneo. Claro que, en las jornadas que quedan por jugar, tendrá dos duros escollos: la visita a Rivadavia de Lincoln, que tiene una mínima chance de pelear por el primer puesto; y Mariano Moreno, que quedó como escolta junto a Rivadavia de Junín, con dos puntos menos.

Tratándose de un clásico, lo que se puede esperar que el encuentro sea trabado, luchado, sin dejar espacios para poder jugar. Pero no fue así. Sucedió que en el amanecer del partido Villa estuvo a punto de abrir el marcador con un cabezazo de Giménez que el arquero Colli mandó al corner. 

Respondió el albiceleste con un remate de Monticelli y estuvo atento para contener el guardameta Cristian Sosa.

Sin embargo, con el correr de los minutos, el partido entró en un bajón futbolístico ya que hubo más marca y abusaron del pelotazo. Por eso el encuentro se hizo aburrido y monótono en la parte final del período inicial.


El cambio del reinicio


A los 3 minutos del complemento ya Rivadavia de Junín se quedaba con un hombre menos por la expulsión de Andrés Ganci (¿y van?). Una pelota dividida que el arquero Sosa ganó en la jugada con el delantero albiceleste que lo pisó. El árbitro entendió que fue intencional y le marcó la roja directa.

Rivadavia sintió el impacto de esta expulsión y le costó acomodarse. Eso lo aprovechó Villa. A los 7 minutos, una corrida de Esper y envió un centro atrás. Pezoa apareció en el área y la empujó al fondo del arco decretando la apertura del marcador.

Los cambios, tanto a uno como a otro, le dieron aire fresco, principalmente a los dirigidos por Cóppola que tuvieron más la pelota y fueron pacientes, pero no pudieron concretar por falta de precisión.

Los de la placita se defendieron bien y apostaron al contragolpe, donde a los 26 minutos le quitaron una pelota a Emanuel Martínez (pareció foul, aunque el árbitro Barragán dejó seguir el juego), la pelota salió para Pezoa que poco le importó y, cuando salía Colli, se lo sacó de encima y marcó el segundo de su equipo y en su cuenta personal.

En el resto del tiempo, Rivadavia hizo todo lo posible por descontar, pero no le alcanzó. Villa esperó y se quedó con una victoria justa, que lo dejó como único puntero del torneo.

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