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BÁSQUETBOL

Gustavo Alides “El Cabezón” Marchesi

Ídolo y múltiple campeón con Argentino. Protagonista de memorables noches en Las Morochas. Integró el plantel Club Banco de Junín, en el intento por hacer un equipo único en la ciudad.

Nací en Paraguay y Winter. El mejor barrio del Mundo “Las Morochas”. Había un montón de chicos de mi edad, otros un poquito más grandes. Vivíamos en la calle y los vecinos también. Era muy lindo porque se compartía todo con los vecinos. Otros tiempos.

Jugaba al básquet y al fútbol. Salía a la tarde para el club Moreno porque se entrenaba de día y pasaba de largo al club Argentino porque se entrenaba de noche.

Jugué en Moreno todas las inferiores, estuve en reserva y alguna vez en el banco de primera. Estaba de técnico Chiche Tablada. De grande Héctor Silva. Fui campeón en casi todas las categorías inferiores. Jugaban Marro, Gustavo Ghione, el Colorado Bozzano, el Chino Mendoza, el alemán Schwendt, Horacio González, Giagante.

Paralelamente jugaba en Argentino. Se podía porque al fútbol se jugaba los sábados y al básquet no. Congeniaban las dos cosas perfectamente.

Matrero D´Anunzio era el técnico. Luego fue Pelusa Quintanal, en otra época estuvo Coco Nigro. Fueron cambiando. Pero fundamentalmente el que me enseñó a jugar al básquetbol fue Matrero. Gustavo Ghione también jugaba en Argentino al básquetbol y los Monti. Además el Chiri Lázzari, Daniel Basso, Juanjo Chemile que era un año más chico, Gustavo Sáez de Arregui, Fabián Dulbecco, Gustavo Ratto.

Cuando llegué a primera estaban los Biurrun. Daniel Ferrari era el base que no sé por qué circunstancias se fue a Ciclista un año y me promovieron. Además Montenegro y José Gashp eran los pivotes. Era muy chico y era bravo jugar con los grandes.

Jugar con los Biurrun era tener la ventaja de estar con dos tipos que eran muy buenos, pero eran medio como los dueños del equipo y tomaban todas las decisiones. Era justo que así fuera.

A medida que fueron pasando los años me fui quedando como referente del equipo. Un año se fueron los Biurrun a Sirio Libanés de Pergamino. Salimos campeones esa temporada y a ellos los eliminamos en un provincial de clubes. Fueron famosos esos partidos porque perdimos acá y le ganamos allá, los eliminamos.

Hasta que volvieron al club. Quique jugó muy poco porque se lesionó y Tito siguió varios años, por suerte, porque era un monstruo.
Varias veces intentó Argentino llegar más arriba. De hecho fue protagonista en la reorganización del básquet que derivó en la Liga Nacional.  Habíamos empezado con González como técnico con un americano que jugaba muy bien. Ese año clasificamos para jugar la Liga Nacional “B”, pero el club por motivos económicos decidió no jugar.

Después me fui a jugar al club José Hernández de Capital Federal, me tuve que volver por problemas familiares.

Estuve entrenando en Ciclista pero no jugué nunca. De hecho le agradezco a los dirigentes de ese tiempo, Durante, Tamburini, porque fue un momento familiar difícil. Se portaron bárbaro. Pero en el medio, Macario me llevó a Sarmiento y terminé jugando en el Verde.

Un año se formó el Club Banco de Junín que fue un intento por hacer un equipo único en la ciudad. Anduvimos bárbaro. Jugábamos en la cancha de Ciclista y las finales a estadio lleno.
Con Argentino jugué muchos regionales y algunos pocos con Sarmiento. Era complicado porque siempre había más plata en otras ciudades, pero se intentaba siempre.

Ni me acuerdo las veces que salí campeón con Argentino. Muchísimas, por cierto.

Lo que pasa que Argentino es el club de tu papá,  de tu mamá, de tus hermanas, de tus amigos, de tu señora, de tus hijos, de los vecinos del barrio que son todos hinchas. Entonces se van dando un montón de situaciones particulares. Argentino toda la vida tuvo hinchada. Me ha tocado jugar en Madryn, en General Roca Río Negro y siempre había un puñado de hinchas que hasta a dedo viajaban para alentar al equipo.

Cuando apareció Osvaldo Caliri con un grupo de entusiastas dirigentes tuvieron la visión de aprovechar el potencial dormido de Argentino y lograron llegar a la “A”.

Por ahí al club económicamente se le debe hacer cuesta arriba, pero pasionalmente debe haber poquitos clubes de básquetbol como Argentino.

Ginóbili es un fuera de serie. Un orgullo para el país. Me tocó verlo una vez en Nueva York y otra en Miami. Por demás de orgulloso de decir que un Argentino tenga las condiciones basquetbolísticas y humanas que tiene él.

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