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MARKETING APLICADO

Pájaro que taladra

La insistencia como recurso obsoleto.

Al empezar la mañana me despierta la notificación de un correo en mi celular. Se trata de una casa de electrodomésticos que promete un premio increíble. Con el último suspiro de credibilidad hago doble click y surge la promoción engañosa. La venta encubierta en una frase que siembra descrédito e incredulidad. Prometo nunca más considerar un mensaje de esa marca y sigo con la agenda del día.
Subo al auto; desde la radio brotan frases altisonantes como descripción del servicio de un almacén de barrio que, descartando su diferencial, se esconde en la pluma de algún iluminado que le “vendió” un texto hermoso, una mentira auto-gestionada.
Ya en mi lugar de trabajo, sigo con el chequeo de correos, todos sin excepción van a la papelera de reciclaje o en el mejor  de los casos a “no deseados”. La batería de mensajes intenta atraparme, me “taladra: tac tactac,” la insistencia como único argumento.
En redes sociales me agregan, “de prepo” a un grupo al cual nunca quise ni quiero pertenecer. Me encuentro vinculado a alguna secta de “odiadores” o como potencial cliente de un tuper, lindos tupers.
En televisión se presentan comercios y empresas; la “mención” como fenómeno que debería generar ventas. Nombres propios o seudónimos que incluyen la razón social pretendiendo funcionar como marcas: “Raúl tito Victorio e hijos sociedad anónima”; olvidan lo más importante, el qué, cómo, dónde y cuándo. Nada de eso sucede; no está demás el intento pero, les aseguro que la inversión así planteada no contempla ninguna estimación de retorno.
Nosotros, el público en general busca un refugio y emulando al protagonista de “Matrix” esquivamos las “balas” de negocios que tienen muy pocas. No nos atraen, no nos seducen, sólo insisten, se cansan de insistir generando rechazo. Se habla de impacto, como herramienta para llamar la atención y cuando la obtienen empieza el problema: en el hipotético caso de que alguno de nosotros se interese por sus productos o servicios no contestan el teléfono; ni hablar de un correo electrónico, casi una utopía.
El marketing es la definición de un producto o servicio, la satisfacción de necesidades en un lugar y a un precio determinado. La publicidad es contenido, generación de empatía y construcción de vínculos para establecer el contacto. El punto es trabajar sobre el producto y su mensaje de forma sustentable con el objetivo de atraer a los potenciales usuarios de la marca.
Estamos programados para clasificar estímulos. Somos el “blanco” de una serie de mensajes que intentan penetrar en nuestra mente, recipiente que por lo general no está en busca de la contratación de servicios sino de la generación de recursos para obtenerlos. El desafío es de-construir lo que está pasando, identificar los errores para construir campañas y acciones comerciales que verdaderamente apoyen la gestión del comerciante o empresario local, caso contrario irán a parar a la papelera de reciclaje.
No nos taladren.

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