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TESTIMONIO DE UN MILAGRO

Ignacio recibió 75 mil corazones

Soy el papá de Ignacio Arbini y, quiero comunicarles a todos que Ignacio, no va a recibir un corazón. No va a recibir un corazón, porque ya ha recibido más de 75.000 corazones.
Nosotros sólo habíamos pedido a todos quienes se solidarizaron, se angustiaron, nos acompañaron, que rezaran. Simplemente que rezaran.  Y, así fue.
Primero, unas pocas cadenas de oración, que con el correr de las horas se multiplicaron y con el correr de los días eran miles de personas las que oraban alrededor del mundo. Personas que nos conocían y otras que no conocemos, movidas por la compasión y la fe, rezaron, pidieron, pensaron en Ignacio, todos pidiéndole a Dios.
Pero para hacer posible el milagro, además de Dios y de todos ustedes, estuvieron los Médicos. Aquí, en la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiológicos del Hospital Italiano de Buenos Aires, los médicos, las enfermeras, los técnicos, las administrativas, con sus conocimientos, con su experiencia profesional, con su contención, posibilitaron el milagro.
Cuando, a pocos horas de haber sido internado, los médicos se vieron obligados a colocarle con urgencia el corazón extracorpóreo, porque el suyo se detuvo por completo, la única posibilidad para que Ignacio continuara viviendo, era el trasplante de corazón, que debía realizarse de emergencia.
En la madrugada del jueves 31 de julio se había programado el trasplante. Un equipo médico del Hospital Italiano, viajó al interior del país para traer el corazón para Ignacio. Según me dijera el cirujano, horas más tarde, no se pudo realizar el trasplante porque el corazón del donante había comenzado a fallar, instantes antes de practicarse la ablación. Fue un verdadero mazazo, similar al que recibiéramos en el anochecer del domingo anterior, en la Clínica Olivos, donde el equipo de cardiología y la guardia, nos indicaron el urgente traslado al Hospital Italiano, donde precisamente nació Ignacio y dos de sus hermanos.
A partir del miércoles, quedamos a la espera de un nuevo donante y, dos de mis hijos (Augusto y Alejo), junto con un grupo de amigos con los que siempre estaremos en deuda, se ocuparon de difundir la página.
El día jueves 31 de julio de 2014, que coincidía con la celebración de San Ignacio de Loyola, se produjeron dos milagros, gracias a las oraciones y gracias a la medicina.
El primer milagro consistió en que no se pudo hacer el trasplante programado.
El segundo milagro se produjo pocas horas después, cuando el corazón de Ignacio comenzó a latir y, hora a hora, fue mejorando, obligando a disminuir el accionar de la máquina, hasta que debió serle retirada definitivamente varios días más tarde. 

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