En los últimos años creció el interés “de calderos y discos de arado”, explicaron.
En los últimos años creció el interés “de calderos y discos de arado”, explicaron.
CRECE EL INTERÉS

Boom de la cocina al aire libre con hornos de barro, calderos y discos de arado en Junín

La cocina a leña guarda mucho de la magia del fuego. Pero lo mejor es que permite que la disfrutemos en el encuentro de la familia o con amigos. “Hace diez años que la gente le está dando importancia al horno de barro y a productos de fundición”, explicaron.

La llegada del clima cálido de la primavera activó ocupaciones hogareñas inusuales o de escasa práctica, como reparaciones de la casa postergadas por el trajín de la rutina o limpiezas profundas en espacios poco habitados. Pero también creció en el seno de las familias juninenses el arte de la cocina al aire libre, con la construcción de hornos de barro, la utilización de calderos y discos de arado.

La magia del fuego conmueve: su danza ondulante, la resonancia aguda de las chispas y su particular brillo, invita a encender una llama y a disfrutar de ese momento. La cocina a leña guarda mucho de esa magia de las llamas. Pero lo mejor es que permite que la disfrutemos en el encuentro de la familia o con amigos, a través de la comida.

En el caso del horno de barro, se trata de un elemento versátil al momento de cocinar. Hay quienes se animan a montar uno en la cocina de la casa. De hecho, se ha incrementado la demanda de su instalación en espacios residenciales.

“Hace diez años que la gente le está dando importancia al horno de barro y a productos de fundición. Sobre todo en esta época, entre octubre y diciembre, la gente empieza a comprar las puertas para construirse uno”, explicaron desde la firma Manos de Junín, encargada de la venta de accesorios y productos de hierro de fundición como calderos (ollas), puertas de horno, termómetros, planchetas, discos de arado y mecheros.  

Los hay de muchos tamaños, formas y materiales. Siempre hay un buen modelo que se adapte a la casa, los gustos y necesidades. Se puede camuflar armónicamente con la arquitectura de una vivienda o puede convertirse en un ícono visual de un espacio como un quincho o una galería. La decisión es tuya, el horno se adapta.

“He visto hornos de barro que los hacen iglú y después le hacen una caja cuadrada de ladrillos que mantiene más el calor. Generalmente, esos los hace la gente de campo que los mantienen prendido todo el año porque están cocinando constantemente”, sostuvieron desde el emprendimiento juninense.

“Hay quienes los hacen chicos para ponerlos dentro de la cocina de su casa porque les gusta cocinar con leña. Y para el horno de barro no hay edades. Es un gusto medio de lujo porque hay una buena inversión en losa, ladrillo y materiales”, afirmaron.

“Algunos los hacen con materiales que tienen tirados en el campo o la quinta y ese sí es el verdadero horno de barro, con pedazos de piedras, barro y paja. El resto de las construcciones son más modernas”, explicaron. 

“Normalmente piden puertas grandes, pero no pasa por tener un horno más grande, ya que es un error común. Adentro no tiene que ser mayor de 90 centímetros para que se pueda calentar rápido. Si se hace grande, tarda en calentarse y terminan cocinando lo mismo que en uno más chico”, destacaron. 

“Siempre para iniciar la construcción del horno, hay que proyectarlo bien y hacerse distintas preguntas, para saber si lo querés doméstico o industrial; si lo vas a poner en la intemperie o adentro de un quincho; cuántas veces voy a cocinar en el año”, subrayaron.

Calderos y discos

En los últimos años creció el interés “de calderos y discos de arado. La gente le está dando mucha importancia a las ollas y todos los productos de fundición. No hay que dejar pasar por alto las parrillas y asadores que son un caballito de batalla”, dijeron desde Manos de Junín.

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