El 8 de enero Lean Villarruel y Vanesa Miño se casaron en Junín y el de ellos fue el primer casamiento trans que tuvo lugar en nuestra ciudad.
A la felicidad de unirse con la persona que eligió, Lean le suma el gran paso que significa para la comunidad hoy y por eso dice: “Ojalá haya muchos más casamientos trans”.
Oriundo de Saforcada, hace varios años se mudó a Junín y tiene tres hijos, además de dos del corazón, como él mismo lo cuenta.
Si bien es entrenador de arqueros y arqueras en el Club Newbery, reconoce que la cuestión laboral en la comunidad LGBTQ es una cuestión muy compleja a la que se le debe hacer frente hoy.
“Mi atracción por las mujeres empezó a los 6 o 7 años. En ese momento me aislé. Me llevaba mejor con los varones”, cuenta sobre su vida en el pueblo.
“Primero fui lesbiana, a los 16. Me corté el pelo, usaba ropa de mis hermanos. Pero no me aceptaban”, dice y remarca la discriminación sufrida tras su elección, “hubo gente que se fue, me dejó de hablar. No aceptaron mi decisión”.
Lean asegura que “la gente tiene miedo a arriesgarse por el qué dirán, por el miedo a ser prejuzgado. Son las cosas que más duelen. Ojalá las personas fueran más empáticas”, lamentó aunque entiende que “cada uno tiene sus creencias y su modo de pensar, solo que a veces, el pensamiento en voz alta provoca un daño. Está bueno que la gente se empiece a abrir y aceptar”.
El cambio
Tras la muerte de su madre, Lean tomó la decisión de su cambio más significativo. Incluso tiempo después, comprendió que faltaba algo más.
“Hace dos años me sentía incompleto y empecé a leer, a involucrarme. Soy transgénero. Me di cuenta que yo quiero ser Lean”, cuenta.
“El primer paso fue el cambio de nombre, luego me iba a operar pero a raíz de la pandemia, se suspendió”, aseguró.
No obstante eso, la felicidad se va realizando de a poco: “Mi papá me acepta, adora a mi mujer, que es increíble”.
Y como aprendiendo una lección de la vida, aseguró: “Creo que nadie tiene derecho a vivir tu vida y los años pasan, y no los recuperás”.
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