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Juan Víctor Casella, presidente de la Cámara Empresaria Hotelera Gastronómica de Junín (CEHG).
GRAVE SITUACIÓN

Sector gastronómico: ya cerraron al menos cuatro comercios en Junín

Al cierre de BarraVagón, Rosa Mosqueta y Ronnie Wood se sumó el del café Glamour, con 18 años de trayectoria en la ciudad. Las dificultades de los comercios del rubro solo se agravan con el correr de los días.

Con una estrepitosa caída en la facturación, que muchos marcan del 70 y el 80% a raíz de más de dos meses de aislamiento obligatorio y cierre de actividades en el marco de la pandemia, los comercios gastronómicos tratan, con gran dificultad, de resistir el colapso.
Mientras tanto, ayer se conoció el cierre del café Glamour, y días atrás el de BarraVagón, Rosa Mosqueta y Ronnie Wood a raíz de las dificultades que planteó la falta de actividad por la pandemia.
La posibilidad del delivery y el take away les permitió a algunos bares y restaurantes abrir y obtener algún ingreso de dinero, pero todos coinciden en que la situación del sector es crítica. 
El presidente de la Cámara Empresaria Hotelera Gastronómica de Junín (CEHG), Juan Víctor Casella, aseguró que hasta el momento no hubo avances y que la situación del sector continúa siendo “desesperante”. Asimismo, en el país, ya se perdieron 14 mil puestos de trabajo.

Facturación nula y gastos fijos
Cerrados por casi 80 días, los comercios gastronómicos de la ciudad tratan de subsistir en una cuarentena que agudizó la crisis que ya enfrentaba el sector desde 2018 y 2019.  “La situación sigue igual, no hemos avanzado nada. Esto depende de Provincia y lo que es alojamiento, restaurantes y bares está prohibido”, aseguró Casella a Democracia.
Con facturación cero,  en el caso de los hoteles, el delivery aportó una pequeña esperanza a los gastronómicos pero que solo “representa un 10% de la facturación normal, si bien es algo, no suma. Estamos en una situación desesperante”, aseguró Casella.
A la facturación nula, que refiere el presidente de la CEHG, se suman no solo el pago de salarios sino los gastos fijos de servicios, impuestos y alquiler.
“Todo se suma a una deuda cada  vez mayor, servicios de luz, gas, si hay un alquiler, más allá de que el propietario contemple la situación, siempre se va a cobrar y es muy difícil. Incluso algunos tomaron créditos pensando que todo era por 15 días”, indicó. 
 


Medidas de ayuda
“Se han pedido medidas a través de la Federación, para que se disponga una ayuda especial para el sector del turismo”, aseguró Casella para tratar de salvar al sector de una situación que nunca se vivió. 
Desde el municipio se acordó que, de momento, el sector no abona Tasa de Higiene, pero Casella aseguró que seguirán necesitando la ayuda del Gobierno a través del programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP): “Necesitamos que se mantenga la ATP del 50% de los sueldos. Sin esa ayuda sería imposible. En la ciudad, la mayoría son pymes y la mayoría negocios familiares. No hay una capacidad de ahorro para soportar la situación. Además, venimos de 2018 y 2019 muy flojos”.
Casella asegura que incluso al retomarse la actividad, “la acumulación de deuda con lo corriente va a ser muy difícil porque, además, la gente no va a salir de inmediato y la reactivación va a ser muy lenta”.

Sin bajar los brazos
Desde la Cámara se presentó un protocolo para habilitar la apertura con permanencia de hasta un 50 por ciento de la capacidad total habilitada y el armado de mesas -para un máximo de dos personas-, respetando las reglas sanitarias y de distanciamiento social, aunque sin respuesta aún.
Referentes del sector aseguraron que  la situación es insostenible, y que el delivery no es suficiente para afrontar los gastos, por lo que advierten que muchos se encuentran al borde de cerrar sus puertas.
“Está muy complicado. Manejamos costos muy altos y no sale nada de nada. No nos pasa a nosotros sino a todos. Estamos con desesperación porque pensamos que la cuarentena era por 15 días y ya vamos por 3 meses y es difícil bancar los costos”,  aseguró Alan Tossi, responsable de Matilda y Feeling Good a Democracia, días atrás.
Enviamos un protocolo con la Cámara. Tiene las medidas de seguridad parecidas a lo que se está utilizando en Jujuy y no debería haber ningún problema, ya que, además, en Junín no hay virus”, indicó sobre la petición.
“Estamos vendiendo como máximo siete u ocho pedidos, hay días que tenemos uno y otros abrís para perder dinero. Pero uno no baja los brazos y sigue insistiendo. Hay muchas familias que viven de esto, son alrededor de diez familias por local. Estoy viendo muchos locales cerrados y mucha angustia”,  subrayó Tossi.
Por su parte, Mariano Zinani, de Tercer Tiempo, indicó que “en un principio habíamos hecho un pedido para extender el horario de delivery para trabajar mejor, y tuvimos respuestas de que solo los fines de semana se ampliaba hasta las 23. Esto a nosotros no nos suma, ya que la gente en la casa se arregla con lo que tiene o cocina”.
“Durante el día se puede hacer ‘takeaway’ con las medidas sanitarias correspondientes y hasta las 5 de la tarde. La facturación cayó entre un 70 y 80 por ciento y los días de semana son un desastre”, explicó.


“La realidad es que nosotros estamos trabajando para que los empleados puedan cobrar y no se queden sin laburo. Priorizamos eso para mantener la estructura y no dejar a la gente en la calle y pagar las cuentas que se puedan”, sostuvo.
“No hay ayuda para el sector y más que nada para los hoteles que están cerrados. Solo te prorrogan el pago de los aportes por seis días”, resaltó Zinani.
Federico Villafañe, de la cervecería Malabar, aseguró que “si bien el sector está inmerso en esta crisis, me preocupa más la situación sanitaria y lo veo complicado el tema de volver a abrir. Desde ya que los números bajaron de una manera exagerada a lo que podíamos planificar”.
“Nosotros estamos haciendo de lunes a lunes delivery de cerveza y de comida. El bar está sumergido en una crisis total y no sabemos hasta cuándo podemos sostenerlo. Con mis hermanos salimos a hacer el reparto y no sabemos si vamos a volver contagiados”, reconoció el titular de Malabar.
“Los gastronómicos y hoteleros nos estamos fundiendo. Si siguen los números así, no hay perspectiva de hasta cuándo sostener esto”, apuntó Villafañe.
“Las cervecerías están quebrando y las fábricas están viendo cómo llegar al consumidor directamente, ya que los bares no están recibiendo y las fábricas no pueden estar con la producción guardada”, concluyó.

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