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La licenciada Alicia Presas de Ginzo fue una de las primeras psicólogas que abrió un consultorio en Junín.
PROFESIONAL DE MÁS DE CUATRO DÉCADAS DE TRAYECTORIA

Alicia Presas: Una psicóloga que abrió caminos

Fue una de las primeras que tuvo un consultorio en nuestra ciudad, en la década del 70. También dio clases, se desempeñó en diferentes instituciones, fue una de las fundadoras del Centro Psicoanalítico y es miembro de APA.

La licenciada Alicia Presas de Ginzo fue una de las primeras psicólogas que abrió un consultorio en nuestra ciudad, allá por el año 1973. En ese entonces hacía poco que estaba trabajando en Junín su colega Martina Zubieta y, en el mismo tiempo, arrancó también Cristina Salas.
“Había personas que estaban muy necesitadas, como que estaban esperando que llegaran los psicólogos y abrieran sus consultorios”, recuerda Alicia.
Desde entonces se mantuvo en la actividad de manera ininterrumpida y es, hoy, una de las referentes de la psicología en el ámbito local.

“El psicoanálisis es un trabajo muy individual, muy personal”.

De Córdoba a Junín
Presas nació en Entre Ríos pero al poco tiempo su familia se mudó a Córdoba, por lo que ella se crio en Cosquín.
Allí hizo su escolaridad y su intención posterior era la de hacer la carrera de Sociología, pero en ese momento solamente existía como posgrado de Derecho o de Psicología, así que se decidió por esta última opción.
“Era la época de la dictadura de Onganía y la carrera fue orientada a hacer psicometristas –cuenta– con lo cual, había muchas materias duras, probabilidad, estadística y para las personas que elegían humanidades ésas no eran, precisamente, las asignaturas más afines”.
No obstante, cuando estaba llegando al final de la carrera, ya con Alejandro Agustín Lanusse en el Gobierno, “la facultad se abrió ideológicamente, hubo concursos para cubrir ciertas cátedras y llegaron los psicoanalistas”. Entonces la carrera “se abrió más a la clínica” y a Alicia le terminó resultando “muy atrapante”.
Cuando se recibió, se casó con el juninense Julio Ginzo y se instaló en nuestra ciudad.

Ejercicio profesional
Apenas llegó, la licenciada Presas se insertó en el mercado laboral local: abrió su consultorio, ingresó al Centro de Orientación Escolar (COE), un equipo interdisciplinario que atendía a los chicos con dificultades de aprendizaje, y tomó horas como docente en la carrera de Asistencia Educacional, que era lo que hoy es Psicopedagogía.
Y enseguida también creó con Zubieta y Salas la Asociación de Psicólogos, adonde convocaron a colegas de la zona.
Además, trabajó fuertemente para la colegiación y la reglamentación del ejercicio profesional de la psicología: “En el período democrático se crearon los Colegios de Psicólogos, algo importante porque una de las limitaciones que tuvimos era que aquí el Colegio de Médicos era muy fuerte y nos permitían ingresar al hospital solamente como paramédicos. Así que luchamos mucho por ese tema. Cuando asumió Raúl Alfonsín teníamos un proyecto armado, trabajamos con nuestros legisladores de la Cuarta y tuvimos la suerte que lo defendiera el senador juninense Enrique Peiro, que lo hizo con tanta vehemencia que en los pasillos le decían ‘doctor Freud’. Esa ley fue un avance muy importante”.
Además, se conformó el Centro Psicoanalítico, que pasó a formar parte de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Presas también presentó dos proyectos en el Concejo Deliberante: “Uno que fue el de la creación del Centro de Prevención de las Adicciones, y otro fue la Dirección de Juventud dependiendo del área de Cultura, no de Acción Social. Un legislador presentó como propios esos proyectos en el Congreso y todos los municipios pasaron a tener un CPA y un Departamento de Juventud”.

“El psicoanálisis da otra comprensión de sí mismo y de los otros”.

La psicología
Desde que empezó a trabajar hasta ahora, su disciplina está en constante revisión. “El psicoanálisis no existe aislado, no es una teoría que se creó de una vez y para siempre”, explica Presas, para luego ampliar: “Hoy hay otras patologías psicológicas, que parecerían encuadradas dentro de la delincuencia, pero son patologías psíquicas que son el producto de familias disfuncionales, y de una sociedad disfuncional en la que hay carencias muy básicas”.
Su abordaje profesional responde a la escuela freudiana francesa, que “revisita las propuestas de Freud y va rescatando cuestiones diferentes e importantes”. Mientras que, en cuanto a su orientación laboral, se especializó en niños, adolescentes y, por consiguiente, también familias.

“Cuando me instalé en Junín había personas que estaban muy necesitadas, estaban esperando que llegaran los psicólogos y abrieran sus consultorios”.

Actualidad
Hoy en día, con más de cuatro décadas de trayectoria, continúa con la práctica clínica, desarrolla talleres, da clases de posgrado y participa de la Asociación Psicoanalítica Argentina.
Siendo muy joven había imaginado su carrera como un paso hacia sociología. Sin embargo, fue atrapada por la psicología, que pudo desarrollarla “en forma radiante, expansiva”, según su propia definición.
“Una persona que pasó por el psicoanálisis tiene otra comprensión, no solo de sí mismo, sino también de los otros”, afirma Alicia. Y concluye: “El psicoanálisis es un trabajo muy individual, muy personal, con las cosas más privadas que a veces ni uno sabe que ha tenido, que tal vez no tiene palabras para nombrarlo, hasta que puede pensarlo o revivirlo con alguien que sí tiene palabras. Y eso hace que la persona sea distinta en sus vínculos”.

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