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MARKETING APLICADO

Verborragia

El calvario del receptor de audios.

Si prestamos atención, ahí están. Caminan (caminamos) por la calle como zombies con el dedo incrustado en el “botoncito”. En auto, a pie o en la moto. Sentados en un bar o donde sea. La boca se mueve y los ojos enfatizan. Gestos, alegres o adustos y del otro lado el terror. El teléfono indica el fatídico “grabando”. Son (somos) los oradores con la verborragia de quien tiene mucho para decir. En la columna de hoy destaco uno de los males de la comunicación actual, olvidar al receptor.
Acostumbrados a la multiplicación de grupos, algunos dignos de participación y otros no tanto, se suma la posibilidad del mensaje de voz. Una herramienta tan útil como ingrata frente al uso irracional. Se trata de recordar que son mensajes instantáneos, dinámicos, breves y concretos. Está bien, coincidimos en que es mucho más práctico apretar el “botoncito” y largarlo que ponerse a tipear sobre pantallas diminutas, el punto es recordar que del otro lado hay una persona que debe escuchar, o al menos eso pretendemos.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco y seis. Los audios se suman y esperan ser escuchados. Chistes, mensajes laborales y deseos de fin o principio de año. Música, el llanto del nene y tantos otros mensajes más. Grandes éxitos, “hitazos” que son tendencia en una mañana de viralidad “watsapera”. Esa novedad que recibís de uno y otro grupo, casi un despojo del emisor. El envío a modo de metralleta de sonido.
No maten al mensajero, solo intento poner sobre la mesa algo que nos afecta a todos. Lleguemos a un acuerdo. Tono, duración, horarios y contenido. Todo se relaciona y no hay reglas ni límites claros. Se trata del menos común de los sentidos, el sentido común. No le tengamos miedo a la precisión, a la economía de palabras que tanto hace falta en tiempos de ensayistas que decoran los textos (acá hay uno). Sin preámbulos, sin epílogos, moralejas ni remates. Hacelo simple, hacelo breve. Asistimos a un momento en el cual hay más emisores que receptores, es hora de redondear, de ir al grano. Miro la página, titila el cursor. Aprieto el cierre, quizá sea esta una de las columnas más breves de este ciclo de casi cinco años. Les regalo este descanso: …………………………..................…………………………...........................................
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....................................................Fin del mensaje.

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