None
OPINIÓN

Un candidato que no divida, el desafío del peronismo bonaerense para el 2019

Lo único que parece tener en claro el actual titular del partido, el intendente de Merlo Gustavo Menéndez, es que en 2019 debe armar un frente electoral que no excluya a ningún sector interno.

En el peronismo bonaerense actual abundan las desconfianzas entre los dirigentes. Se perciben supuestas conspiraciones en todos lados, aún en cualquier reunión de rosca de poca monta. Lo único que parece tener en claro el actual titular del partido, el intendente de Merlo Gustavo Menéndez, es que en 2019 debe armar un frente electoral que no excluya a ningún sector interno para tener posibilidades ciertas frente al casi seguro intento de la gobernadora María Eugenia Vidal de buscar la reelección.
O sea que, según esa lógica, el PJ debería hacer lo contrario de lo que hizo en las legislativas del año pasado cuando, más allá de las denominaciones electorales, marchó a la elección dividido en tres expresiones. Y facilitó así el triunfo de Cambiemos en Buenos Aires. “Se busca un candidato a gobernador que no divida al partido”, explican desde la conducción. Suena fácil pero no lo es.
Derrotada en octubre último pero dueña de un importante caudal de votos en la Provincia, en especial en la populosa Tercera Sección del Conurbano, Cristina Kirchner aparece en cierta forma –otra vez- con el rol de gran electora justicialista. Ese papel puede declinar, eventualmente, si sus complicaciones judiciales se agudizan o, por el contrario, puede potenciarse si el Gobierno nacional no logra conseguir el mentado despegue económico.
Sectores hiper cristinistas bonaerenses han lanzado al ruedo la idea de que la actual senadora compita por la gobernación en 2019. Debería enfrentar a Vidal, que es casi todo lo contrario a ella. El más brutal en exponerlo fue el siempre polémico matarife Alberto Samid en un programa televisivo. Y le agregó la idea de que, a nivel nacional, el candidato del PJ debería ser el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá. Se sabe que hay una nueva sociedad política, desde el año pasado, entre el puntano y la ex presidenta, en la que sobresale la obsesión por oponerse férreamente al presidente Mauricio Macri. Ese esquema de competencia parece ser, a priori, lo contrario a lo que quiere el llamado peronismo territorial, que incluye a sectores dialoguistas con Cambiemos.

Massa genera encono particularmente en el cristinismo. Y es mutuo, claro. De hecho, en su charla privada con Menéndez, habría dejado en claro que su eventual regreso estaría atado al nivel de ‘deskirchnerización’ que muestre el partido.

Los gobernadores, por ejemplo, estarían pensando más en la idea de que el justicialismo compita a la presidencia representado por un mandatario, como el cordobés Juan Schiaretti o el salteño Juan Manuel Urtubey. O ambos, en fórmula conjunta. Y en la provincia de Buenos Aires con algún intendente de la nueva camada.
Es que la figura de Cristina como cara principal de proyecto de unidad, pues, divide aguas puertas adentro. En especial en el PJ provincial. Y además parece difícil imaginar que luego de gobernar el país por ocho años, la ex presidenta sienta la vocación de meterse en el lodazal diario que supone la gestión bonaerense.
Lo que no descartaría Menéndez, siempre siguiendo la idea de que deben estar incluidos todos los sectores en la oferta electoral que presente el PJ, es llegar a algún tipo de acuerdo para armar una fórmula conjunta con el cristinismo. De eso se ha hablado en el verano en distintas mesas.
Esto es: un candidato a gobernador que represente a los intendentes que ostentan la conducción formal y un (o una) postulante a vice que esté cerca de la ex presidente.
¿Y Sergio Massa,? Su regreso al PJ oficial es uno de los objetivos de Menéndez y de Fernando Gray, el intendente de Esteban Echeverría que es una suerte de co-equiper del presidente del partido. Pero sucede que el de Tigre, para muchos dirigentes, también es un factor de división interna. Punto en común con Cristina.
De hecho la foto que se sacó Menéndez con Massa en los inicios de enero casi hace peligrar la reunión del Consejo partidario que se realizó a fines de mes en la Costa y que terminó con un documento llamando a la unidad.
Muchos se enojaron con el de Merlo por lo que consideraron una “movida inconsulta”. También le critican la compulsión a mostrarse todo el tiempo, exponiéndose, en un trabajo que es entendido como parte de un proceso de diferenciación de su antecesor, el matancero Fernando Espinoza.
Massa genera encono particularmente en el cristinismo. Y es mutuo, claro. De hecho, en su charla privada con Menéndez habría dejado en claro que su eventual regreso estaría atado al nivel de “deskirchnerización” que muestre el partido. No hay que olvidarse que el despegue político-personal de Massa se inició cuando se enfrentó a la ex presidenta, en 2013.
Muchos peronistas creen que Massa sería un buen candidato para enfrentar a Vidal el año que viene. Fuentes que lo tratan a menudo dicen que al tigrense ni se le cruza por la cabeza ocupar el sillón de Dardo Rocha porque su objetivo sigue siendo, algún día, llegar a Balcarce 50.

COMENTARIOS