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MARKETING APLICADO

Saludo navideño

La saturación del universo digital.

La casilla de correo se completa de mensajes con archivos que no podemos descargar, imágenes estereotipadas que no agregan valor y frases que nada tienen que ver con el remitente. Placas de Facebook, la explosión del WhatsApp y otros recursos surgen al momento de establecer un contacto con clientes o proveedores. En esta columna me propongo repasar el propósito y concluir sobre las mejores prácticas para lograrlo. 
La idea de aprovechar estas fechas para acercarnos a clientes y proveedores con un mensaje empático está muy bien, sobre como una forma de agradecimiento tras un año difícil que seguramente, como toda relación, tuvo buenos y malos momentos. La clave está en ponerse en lugar del otro y pensar la naturaleza del mensaje antes de enviarlo. 
Como primer punto, es importante entender que nadie dispone del tiempo suficiente para abrir, leer y mucho menos responder todos los mensajes, no obstante si quien toma la iniciativa de enviarlo dedica un momento para pensarlo tiene muchas más posibilidades de generar una buena experiencia de marca, una huella empática en estas fiestas. 
La calidad técnica de la imagen, su tamaño acorde al medio, la legibilidad así como la cualidad de diseño y redacción serán fundamentales siempre y cuando tengan relación con el emisor y no remitan solamente a la celebración como algo genérico. En este sentido, muchas veces es conveniente un mensaje sincero, simple y directo que algo muy elaborado pero vacío, por eso no estaría mal abandonar los íconos navideños para simplemente expresar cariño con una foto grupal. 
Si bien se trata de un gesto, que repito, no repruebo, creo que hay medios que ya agotaron sus bondades y hay que diferenciarse. En tiempos de emoticones, stickers de WhatsApp y saludos por doquier es importante destacar que el mensaje debe ser el protagonista y contamos con múltiples formas de hacerlo llegar. 
Propongo evitar caer en la urgencia de la imagen descargada de Google con un sobreimpreso “felicidades”. A veces es mejor no decir nada y esperar el momento para un estrechón de mano o una palabra de afecto, esta misma que les dejo en este último párrafo a quienes se toman un momento para leer mis líneas. Les deseo una noche llena de reencuentros en familia y con amigos. ¡Felicidades!

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