UNA DESOBEDIENCIA A KIRCHNER

Una desobediencia a Kirchner

A la hora de los bifes, como suele decirse no sólo en política, las definiciones del encuentro del radicalismo K de gran parte del país, celebrado en Junín, fueron dos.

Por Luis Domenianni

A saber: que los K no abandonan la Unión Cívica Radical y que los negociadores con el sector oficial del partido serán el vicepresidente Julio Cobos, el gobernador de Corrientes, Arturo Colombi y el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz. Luego vienen los matices, tan importantes de comprender en la política como tan sujetos a interpretaciones erróneas por parte de quienes nos corresponde llevarlas a cabo.
La decisión de permanecer en las filas partidarias constituye un primer gesto de rebeldía frente a las recomendaciones de Néstor Kirchner quien, hace una quincena, pidió a algunos de quienes ayer presidieron las deliberaciones, abandonar el partido centenario y formar una nueva agrupación política. El argumento práctico usado por el ex presidente fue "no den una interna que no pueden ganar".
Pero, la desobediencia también muestra sentido práctico. Primero, no se trata de reclamar una interna inmediata, sino de negociar reglas de juego para esa interna. Segundo, desde el radicalismo oficial ya son muchos los puentes que son tendidos para el retorno, en la comprensión de unos y otros que los respectivos destinos se acotan en la división. Para los concertadores, porque corren el riesgo de ser un bocado para el justicialismo. Para los opositores a ultranza, porque no quieren repetir recurrir a impredecibles Lavagnas ante la escasez de candidatos capaces de llegar a la ciudadanía.
Ambos sectores comienzan a convencerse, no sólo de la necesidad de la convivencia, sino también de defenderse de la marea peronista que puede ocurrir en el 2009.
De allí que, por estos días, el ex presidente Raúl Alfonsín haya bajado los decibeles y se haya mostrado proclive al diálogo. De allí, ayer, el elogio hacia el gobierno del 83 del vicepresidente Julio Cobos y hasta el aplauso de los K cuando pronunció su nombre.
Pero, si el 2009 desvela, el 2011 atrae. No fueron pocas las referencias de la víspera respecto de contar con un candidato propio para dentro de tres años. No quedó claro, ni hacía falta con tanta antelación, si ese candidato propio será en acuerdo o en desacuerdo con el kirchnerismo. En todo caso, algún dirigente deslizaba en privado "con Kirchner nos queda poco camino por recorrer, lo mejor es tener identidad propia desde el radicalismo".
Y, tal vez, algo tenga que ver con todo esto, la decisión de Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero, de autoexcluirse de la mesa negociadora. Alguien señala que tiene un proyecto presidencial en mente. El prefiere explicar que pretende adelantar las elecciones en su provincia -no se votó para gobernador en 2007- a finales del 2008 y que irá por la reelección, por ende, debe reservar su tiempo. Por último, la ecuación del referente en la provincia de Buenos Aires continúa sin resolución, aunque uno ya quedó afuera. Gustavo Posse, el intendente de San Isidro, no estuvo en Junín y es porque prefirió acatar el mandato kirchnerista. Su ausencia, en sentido práctico, es su despedida partidaria. Los demás están en carrera: Daniel Katz y Mario Meoni van adelante. Katz perdió puntos con la derrota de su delfín en Mar del Plata, Meoni los ganó con la realización del encuentro en Junín. Uno ingresará a la mesa chica de los radicales K. En los próximos días, no ayer como alguno esperaba, se sabrá.

Dante Caputo tras una definición

Fue ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del presidente Raúl Alfonsín, es actualmente delegado personal del secretario general de la Organización de Estados Americanos, participó activamente en las negociaciones para superar el conflicto entre Ecuador y Colombia, y negocia sin estridencias el conflicto entre las regiones bolivianas y el gobierno central de ese país. En una entrevista exclusiva concedida a DEMOCRACIA, Dante Caputo explicó su visión sobre la crisis en la Unión Cívica Radical
¿Cómo ve la situación partidaria?
Es una crisis muy profunda, de pronóstico delicado. Considero que va a ser sumamente difícil sacar el partido adelante. Pero no es grave por el radicalismo en sí. Es grave para los equilibrios políticos en el país. Es grave porque la Argentina se queda sin su clásico partido de la clase media. Y esto ocurre porque la Unión Cívica Radical dejó de representarla. Hoy es una suma de intereses personales sin sentido partidario, ni programático. Para que el partido resucite hace falta no sólo preservar una estructura, sino darle contenido y programa. La Argentina está cambiando una democracia multipartidista por un pluriperonismo. Y esto no es una crítica al peronis-mo, sino al resto del arco político.
¿Qué se debe hacer para que ello no ocurra?
Primero hay que construir un partido con personalidad propia. Recién después se podrá hablar de alianzas programáticas o electorales. Al revés, no sirve. Yo soy partidario de buscar los consensos. A veces cuando escucho que debe formularse una concertación a la chilena pienso que sería muy bueno pero que estamos en las antípodas de Chile.
Allí fueron y son capaces de construir consensos porque reformularon la economía, pero construyeron un estado y sobre todo conformaron partidos políticos serios y responsables. Entonces, el consenso es posible.
Pero para ello hace falta conseguir un consenso previo dentro del propio partido para luego hablar con los demás. Aquí se invierte la tendencia y ese no es el camino.
¿La UCR está en condiciones de llegar a un consenso interno?
Es muy difícil pero debe comenzar por gastar horas en discutir programas. No es algo anecdótico como ocurrió después del gobierno alfonsinista. El partido perdió su capacidad de debate sobre la Argentina que se quiere. Recién entonces se puede dar cabida a las vocaciones o a las pretensiones personales. La destrucción radical no fue obra del peronismo, fue culpa de la propia incapacidad partidaria para definir un modelo de país y construir el partido alrededor de ese pensamiento.
¿Y usted qué va a hacer?
Yo fui expulsado del partido hace 15 años. Pero tengo ganas de sumarme a una reconstrucción. No me voy a quedar sentado a ver qué pasa.
Ahora estoy físicamente alejado, pero si tengo que venir por una discusión que valga la pena, vuelvo inmediatamente.
¿Resuma su posición?
Definamos primero qué Argentina queremos. Construyamos luego el partido alrededor de esta idea. Analicemos entonces donde estamos parados cada uno de nosotros. No, al revés.

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