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UN CAMBIO DE PARADIGMA

Los nuevos modelos de familia: padres más comprometidos con la crianza de sus hijos

Lejos de los días en que la mujer era la encargada exclusiva de los quehaceres domésticos, Democracia habló con un grupo de hombres que dejó el machismo clásico de lado y reconoció que las tareas del hogar y la educación de sus hijos les insumen la mayor parte de su tiempo. Opinan profesionales.

Que para todo hombre no hay tesoro más preciado que los hijos es un enunciado indiscutible, de todos los tiempos, capaz de resistir el traspaso de una era geológica y cultural a otra.
Lo que sí ha ido variando fue la intensidad del vínculo entre el padre y sus descendientes en el día a día, y no hace falta ir hasta un pasado remoto para comprobar cómo ha ido variando el rol de la figura paterna, hasta llegar a una estructura familiar muy característica en el presente: la del progenitor cambiando pañales, preparando la mamadera, ayudando al nene en las tareas de la escuela, llevándolo a la placita, empujándole la hamaca, asistiendo a los actos escolares y un sinfín de acciones que dejaron de ser tareas exclusivas de la mujer.      
En este Día del Padre, Democracia habló con un grupo de vecinos juninenses que ayer a la tarde aprovecharon el sol y el clima templado para pasear junto a sus pequeños angelitos por las distintas plazas de la Ciudad.
Sin ponerse colorado, Jonatan, dice que aprendió lo más importante de la vida a los 24 años, cuando nació Ezequiel, que hoy tiene cinco y es –asegura “Jony”- el sol de sus ojos. “Yo por él aprendí a despertarme a la madrugada sin chistar, cuando antes era lo peor que me podía pasar. Y ni hablar si el que me despertaba era otro, había pelea seguro”, comenta, y enseguida invita a que le pregunten a Lucas, un amigo que es casi como su hermano y que sonríe mientras cuida que su nena de tres años no se caiga de uno de los jueguitos.
“Es tal cual te lo cuenta él (por Jonatan), estos cachorros te cambian mucho. Yo, por ejemplo, no me imagino la vida sin estar un día con mi hijita y pienso que lo que me pasa a mí le sucede a muchos, todos sentimos la necesidad de estar presentes, saber qué les pasa, qué les hace falta”, expresó Lucas.
Para Federico López, que está más cerca de los cuarenta que de los treinta, la variación del estereotipo paterno no tiene que ver con una cuestión generacional sino con una adaptación a un tiempo distinto al de hace veinte años atrás. “Hoy no está tan claro quién es el jefe de familia en cada hogar, o sea quién mantiene al resto de los integrantes de la casa. Puede que sea el padre, la madre o los dos, y si se da uno de los últimos dos casos, la función del padre en los quehaceres domésticos será muy importante”, señaló Federico.
Por su parte, David admitió que tiene para su bebé de tres años todo el tiempo disponible porque no hay “nada más importante”. “Muchos venimos de una crianza en la que nuestros padres estuvieron muy abocados al trabajo, laburando de sol a sol, y pese a que eso era necesario porque si no, no comíamos, tenía sus cosas negativas”, se sinceró David, quien como el resto de los entrevistados, ya palpitaba con latidos especiales la llegada de este Día del Padre.

Los por qué de este cambio


Para profundizar en la cuestión, este diario también consultó a distintos profesionales juninenses sobre las causas que incidieron en este cambio en la relación padres-hijos.
El psicólogo Juan Pablo Berlingieri señaló que todos nacemos, crecemos y construimos nuestra identidad a partir de un particular guión parental que, a su vez, está condicionado por la cultura y época en las cuales esté inmerso.  
“Luego de la pubertad, el ser humano comienza a desarrollar su guión personal, el cual tendrá por cimiento el desarrollo de una vocación laboral y de una vocación familiar. Madres y padres han sido desafiados por nuestra época a complementarse en estas vocaciones mucho más que años atrás.  Estén conviviendo o separados, son responsables del guión parental que reciban sus hijos.  En esa complementariedad de vocaciones, ambos salen a trabajar, educan y brindan afecto a sus hijos y, en el caso de convivir bajo el mismo techo, ambos aportan a las tareas para mantener el hogar”, puntualizó Berlingieri.
En efecto, apuntó que ha caducado el modelo de la mujer que “ayuda con su trabajo económicamente a su marido” o el del hombre que “ayuda a la mujer en las tareas de la casa”. Ambos aportan y se esfuerzan para desarrollar sus vocaciones laborales y familiares.
“Podemos decir entonces que, en este contexto, el padre puede ser además papá y la madre puede ser además mamá. El hombre tiene hoy mayores espacios para desarrollar una paternidad afectiva y presente, con mayor calidad. Ya no existen modelos de papá ni de mamá impuestos o definidos rígidamente, sino que esos modelos tienen la posibilidad de ser consensuados y definidos complementariamente por ambos padres”, completó.  
Daniela Picasso, psicóloga clínica de niños y adolescentes, coincidió en que el rol paterno ha mutado de manera  significativa, acorde a la imagen y concepción con que se desarrollaba el vínculo paterno-filiatorio en el pasado.
“Los padres de ‘antes’ eran aquellos simbólicos que  trabajaban gran parte del día, por lo general no se involucraban en actividades escolares y/o recreativas  realizadas por sus hijos, se dirigían a ellos con cierta frialdad y distancia, y su función consistía principalmente en marcar el camino de lo correcto y castigar la desobediencia.  Hoy, satisfactoriamente, algunas cuestiones se han flexibilizado: participan más comprometida y naturalmente en el cuidado y crianza de sus hijos, dialogan mucho con ellos, son expresivos, comparten actividades escolares y recreativas, paseos y deportes, entre muchas cosas más, lo cual ha sido favorable para  que el vínculo entre padres e hijos se hiciera más profundo. No importa cuanto sea el tiempo que se comparte con los hijos, lo importante es qué se hace cuando se está con ellos, es decir, no importa la cantidad, sino la calidad del vínculo”, afirmó Picasso.
La especialista opinó que si un padre educa con amor (lo cual significa también poner límites cuando sea necesario), y está presente para dialogar y escuchar a sus hijos,  “la relación se hará más profunda, facilitando y reforzando la confianza, que es tan fundamental para afrontar cualquier dificultad que aparezca, y por sobre todo, creando hijos y padres más felices.”
Por su parte, Elisabet Belligoi, licenciada en sociología, comentó que la figura paterna “estaba asociada a la ley en la familia.”
“Hoy  está más velada y en realidad tiene que ver con los cambios y los nuevos paradigmas.
La mujer ha irrumpido en el terreno laboral y esto ha hecho que las tareas se repartan como en todo grupo social. El padre está presente desde el primer momento del embarazo y luego acompaña el parto y ayuda en las tareas de un hogar. Esto ocurre en la mayoría de las jóvenes parejas, pero hay cuestiones, a veces, no tan claras, en relación al cumplimiento de lo normativo. Si bien cooperan con el mantenimiento del hogar, no siempre los límites y reglas están presentes en la familia”, advirtió Belligoi. 

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