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El jueves pasado hubo un nuevo intento de usurpación que volvió a encender el debate. En el caso de esta semana, los vecinos del inmueble tomado echaron con piedras y palos a los intrusos.
ESTA SEMANA SE PRODUJO UN NUEVO CASO Y SE REABRIÓ EL DEBATE

Fomentistas afirman que “en todos los barrios hay tres o cuatro usurpaciones”

Desde la Federación aseguran que esta es una problemática que no escapa a ningún sector de la ciudad. Por eso están organizando reuniones para plantearles su preocupación a los concejales. El municipio tiene solo tres denuncias sobre ocupaciones en terrenos comunales, las cuales están en proceso judicial. Advierten por la venta irregular de lotes adquiridos por el banco de tierras.

Esta semana volvió a ponerse de manifiesto el problema de las usurpaciones, un tema de larga data que parece de difícil solución.
El jueves último, un grupo de personas ocupó una vivienda del barrio La Vaca, aprovechando la ausencia de los moradores, que habían salido a hacer unos mandados. Y no solo eso: también sacaron los muebles del interior a la vía pública. Ante esto, los damnificados se comunicaron al 911 pero cuando llegaron los efectivos policiales al lugar sen encontraron con que los vecinos se habían unido para desalojar el domicilio en cuestión, con palos y piedras, acción que dio resultado. Finalmente, los usurpadores abandonaron la casa.
Más allá de las particularidades del caso, no se trata de un hecho aislado. El de la ocupación de casas y lotes es un tema recurrente en nuestra ciudad. Tanto que no escapa a, prácticamente, ningún sector.
Así lo confirma a Democracia el presidente de la Federación de Sociedades de Fomentos, Osvaldo Giapor: “No hay una estadística, pero a criterio de los fomentistas, en cada barrio hay tres o cuatro usurpaciones, y en algunos la situación es mayor aún. En algunos casos son casas y en muchos otros se trata de lotes”.
Hace algunos años la Federación hizo un trabajo –que fue publicado por este diario– en el que se había llegado a la conclusión de que en Junín había unas 300 propiedades tomadas, sumando las viviendas y los terrenos. Si bien estos datos no fueron actualizados, desde la misma entidad advierten sobre la vigencia de esta problemática.
Es que los fomentistas son los receptores de estas dificultades en cada barrio y la Federación es la caja de resonancia donde repercuten.
Giapor señala que, es en ese marco, están buscando abordar esta problemática con las autoridades de diferentes estamentos: “Nosotros empezamos a hacer algunas reuniones con los concejales para ver qué se puede empezar a hacer, encuentros en los que estamos conversando, de a poco, de estas cuestiones. El problema es que la circunstancia del país no da la posibilidad de desalojar en cualquier situación, porque es gente que no tiene para vivir, son los sin techo, los mismos que estuvieron acampando en la plaza. Ya estuvimos con uno de los bloques y esta semana lo haremos con el otro para plantear este y otros temas”.

Datos
Este diario consultó a varios fomentistas de diferentes sectores de la ciudad y la mayoría admitió que conocen casos de este tipo en su propio barrio, aunque a ninguno de ellos se les pidió datos concretos, dado que se trata de un tema muy sensible para la convivencia cotidiana.
Los dirigentes barriales especulan sobre quiénes les dan los datos a los que se meten o cómo se enteran enseguida cuando hay una casa desocupada. Una alternativa es que los propios vecinos, de buena fe, aportan información sin saber sobre casas en alquiler. Esos datos son aprovechados por quienes tienen estas intenciones.
Otro punto es el de los inmuebles que llevan mucho tiempo desocupados. Así le pasó al propietario de un terreno de un barrio periférico, según cuenta un fomentista: “Hace un tiempo me llamó un hombre de Buenos Aires para decirme que le habían usurpado un lote en nuestro barrio: ¿qué puedo hacer yo?”
En tanto, otro punto sobre el que se pone el acento es el “negocio” que hay detrás de las usurpaciones. “Hace dos semanas vino un pariente mío a decirme que había comprado un lote –relata otro dirigente vecinal–, a los pocos días pasó con la señora para mostrarle dónde quedaba, y vio que estaban haciendo una casa, entonces creyó que se había equivocado, pero no: estaban edificando en su terreno. En este caso intervino la policía y sacaron al intruso, que dijo que el lote se lo había vendido otra persona del barrio. Es decir que hay gente que está vendiendo terrenos que no son de ellos”.
Asimismo, en ocasiones también sobrevuela el fantasma del aprovechamiento político del tema. “Acá hay un señor que les enseñó a sus hijos que se pueden meter en las casas donde no hay gente, entonces están usurpando unas cuantas propiedades”, sostiene otro dirigente barrial.
Las circunstancias de las ocupaciones no siempre son violentas o intempestivas. Un fomentista recuerda el caso de un vecino que le prestó una casa por dos o tres meses a una familia a la que se le había inundado la suya “y nunca los pudo sacar”.
De esta manera, los reclamos se multiplican. “Lo que más peligran, en la actualidad –continúa Giapor– son los que están en las afueras de la ciudad, donde cualquiera planta unos palos, les ponen un alambre alrededor y se hace una casa”. No obstante, insiste en que “todos los barrios tienen este problema”.

Acción de la Justicia
La municipalidad interviene en estos casos cuando las ocupaciones ilegítimas se producen en inmuebles de titularidad comunal. El subsecretario Legal y Técnico, Lisandro Benito, explica que en la actualidad hay solo tres denuncias de este tipo: “Una está a punto de resolverse para la devolución del lote, con sentencia firme; otra se refiere a la usurpación del SUM del barrio San Jorge, que fue motivado por el abandono del lugar durante años, lamentablemente en la gestión anterior se había dejado ese lugar en desuso y fue ocupado; y la tercera tiene que ver con lotes cercanos al SUM del San Jorge, en donde está la denuncia penal hecha y hay fecha para el juicio oral con las personas que están tomando el lugar”. Sobre este último caso, se informa que en algunos casos la gente se fue y en otros permanecen allí con construcciones precarias.
En referencia a la acción de la Justicia, la principal queja pasa por las dificultades que encuentran los propietarios para recuperar sus inmuebles. No obstante, referentes del derecho de nuestra ciudad señalan que no debería haber tantas trabas para un desalojo.
“Acá hay una línea delgada para determinar si una usurpación es coercitiva o si es de recupero por parte de alguien que se está aprovechando de una propiedad ajena”, indica el presidente del Colegio de Abogados de Junín, Pablo Rasuk, para luego ampliar: “Hay veces que uno presta un inmueble, después lo quiere recuperar pero el que lo está ocupando pide más tiempo para buscarse un lugar y el dueño interpone una acción de usurpación, ese es un tema; otro distinto es que uno vaya a un lote que lo tiene como inversión y se encuentre con alguien que está construyendo. En la acción de usurpación típica, una vez acreditada la propiedad y que el que está allí lo hace contra la voluntad del propietario, lo primero que sale es una acción de desalojo”.

La aparición de menores en escena hace más complejo el caso. Rasuk explica que “en esas situaciones hay más tolerancia, porque hay que dar intervención a Bienestar Social, o al Servicio Local, pero también hay herramientas como para que el hecho de embanderar algún menor o algún enfermo no tenga que ver con que se restrinja el derecho de propiedad del titular del inmueble: se pueden recurrir al sistema de salud, a internaciones, a que el municipio le otorgue un lugar temporal y demás”.
Es decir que esto –en todo caso– podría retrasar el proceso, pero no anular al derecho de propiedad.
“La Justicia suele actuar con sus tiempos –analiza Benito–. Se actúa y se aplican las leyes correspondientes. Lo mismo cuando sucede un desalojo de tipo civil. A veces no se dan por circunstancias de ocupaciones ilegítimas sino que, por ejemplo, un inquilino dejó de pagar el alquiler, o porque alguien prestó una casa y no la puede recuperar. Puede haber una cierta prudencia en el caso de que haya algún menor o una persona discapacitada, para dar algún tipo de plazo razonable. Pero no más que eso, creo que eso de que ‘si hay un chico no se puede hacer nada’ es una suerte de mito urbano, porque si no, una persona alquila un inmueble y, como tiene hijos menores, no paga el alquiler porque sabe que no lo pueden desalojar, y eso no es así, de ninguna manera”.

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