Visitas al cementerio municipal durante enero y febrero.
Visitas al cementerio municipal durante enero y febrero.
CULTURA

Realizan visitas guiadas al cementerio municipal de Chacabuco

La actividad está a cargo de la licenciada en Comunicación Social, Verónica Costamagna. Habrá dos jornadas más de recorrido en los próximos meses de enero y en febrero.

Se realizó este sábado 18 la primera visita guiada al cementerio municipal de Chacabuco. El lugar de partida fue calle Tulio Spinetti, entre avenida Garay y Liniers; allí se pudo conocer la historia, arte funerario y leyendas populares. Según se anticipó, las próximas recorridas serán el 22 de enero y 19 de febrero de 2022.

“Esta fue una idea de la Dirección de Cultura para destacar los lugares más importantes que tienen alto valor arquitectónico en nuestra ciudad: la Iglesia, el monumento de la plaza, y también surgió la idea de hacerlo en el cementerio porque fue declarado patrimonio cultural en 2007, por su riqueza arquitectónica, por el valor de las esculturas”, dijo Verónica Costamagna y agregó “hablamos sobre la historia de nuestra ciudad y los antecedentes históricos que llevaron a la fundación de nuestro cementerio. También de cuestiones históricas, de la fundación de la iglesia, de los antecedentes, monumentos, el valor que se le daba a la muerte en ese momento, que se ve reflejado en la ornamentación de las esculturas y bóvedas”. 

Por otro lado, Verónica Costamagna dijo que “el cementerio de Chacabuco tiene alto valor arquitectónico, además del arte en general, queremos destacar eso y que los vecinos conozcan el valor de lo que tenemos. Es uno de los cementerios más añosos de la provincia de Buenos Aires, por el material con el que están hechas las tumbas” y agregó: “esta actividad está pensada para todos los interesados en historia, que quieran saber cuáles son los materiales que se utilizaron, los antecedentes, todo lo referido a las historias del cementerio”

 

La tesis de Verónica Costamagna

Verónica es licenciada en Comunicación Social y técnica en periodismo deportivo. Realizó el trabajo sobre la necrópolis local para obtener su título tras cursar los estudios en la Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata. La joven señaló que "me llama mucho la atención el Cementerio, siempre me interesó, desde chica, leía muchos cuentos, venía todos los domingos con mi abuela, ella me contaba muchas historias, me gustaba ver las distintas bóvedas y nichos. Me impactaba, tengo recuerdos desde la visión de niña. Teníamos a todos los familiares desparramados en distintos lugares y, entre tumba y tumba, mi abuela me contaba historias que me llamaban muchísimo la atención: las formas de mantener la memoria, que tiene que ver con la perpetuidad”.

En relación a su experiencia personal contó: “Me paraba a ver la tumba de la persona fallecida, su foto, la edad e imaginaba traerla al tiempo actual, cada persona tiene una historia que se fue con esa persona y ahí empiezan los imaginarios: si su familia la recuerda, el paso del tiempo, una se imagina en ese lugar. Veía cómo había tanta diferencia entre bóvedas y nichos, a partir de la década del 80 ya se ve una estructura estándar”.

Sobre su trabajo de tesis, Verónica dijo que "quise darle un marco comunicacional a lo que es la concepción que tiene la sociedad sobre la muerte", y agregó: "empecé el trabajo de campo en el Cementerio viejo, hice una prueba de encuestas sobre el lugar, sobre la muerte, considerando, desde el sentido común, que la persona había superado el dolor por su ser querido. Les pregunté qué pensaban del cementerio, si creían que era un lugar sagrado, qué piensan de la muerte, qué emociones les provoca, cuántos días de concurrencia tienen al cementerio, de la práctica y concepción en base a la muerte”. Por otro lado, señaló que su trabajo cuenta con un importante registro de la historia del lugar. 

El cementerio de Chacabuco

“El cementerio, como fundación, data de 1904 pero no habría documentos que hagan oficial esa fecha, es tradición oral, porque en esa fecha empezaron a trasladarse los cuerpos ubicados en otros lugares”, contó Verónica y añadió: “la ciudad antes no estaba urbanizada como está hoy, estaba diagramada de otra forma, entonces cuando las personas fallecían iban detrás de la Iglesia, con idea de estar más cerca de Dios, o en pequeños enterratorios. En Zapiola y Alberdi, Zapiola y Primera Junta, calle 12 de febrero Cuartel IX, allí se enterraba gente, no eran cementerios, eran enterratorios”.

En 1871 la provincia fue azotada por la fiebre amarilla. “Eso hacía que fallecieran 500 personas por día y que se produjera cólera, preocupaba a los gobernantes, que en vez de ocuparse huían para no contraer esas enfermedades. Se le echaba la culpa a los inmigrantes, que no tenían nada que ver. Con esa problemática, que atentaba contra la salud de la gente, pensaron en un territorio alejado de la sociedad para depositar los cuerpos. Esos cadáveres de los enterratorios fueron trasladados al cementerio, en 1904 empezó a funcionar oficialmente”, contó Verónica. 

“Hace particular a este cementerio su estructura moderna, que rompe con esa estructura de los cementerios de la región bonaerense. Eso hace original al espacio”, cerró Verónica. 

Se advierte una cultura que niega la muerte, me costó la investigación al momento de recrear historias. La muerte acontece.

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