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LA COLUMNA INTERNACIONAL

Qué se vota en la Unión Europea

Durante cuatro días, del 22 al 25 de mayo, se desarrollan las elecciones en la Unión Europea para la renovación total, por un mandato de cinco años, de los 751 diputados que componen el Parlamento Europeo, uno de sus dos órganos legislativos. El otro es el Consejo Europeo donde sesionan los ministros, por rama, de los gobiernos nacionales.
Los diputados son elegidos por sufragio universal, dentro de sus respectivos países, según modalidades distintas vinculadas con las leyes electorales de cada país. Un total de 380 millones de electores están llamados actualmente a las urnas, pero el voto es optativo. Es un derecho, no un deber.
Del grupo político que resulte mayoritario suele surgir el próximo presidente de la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de mayor relevancia, que comparte el poder con el Consejo Europeo conformado por los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países miembros. El Consejo Europeo es quien designa al presidente de la Comisión Europea – en la actualidad el portugués José Manuel Durao Barroso – pero es el Parlamento quién lo ratifica. De allí que, en definitiva, surja del grupo que obtenga mayor cantidad de diputados.
El día 22 de mayo, solo se votó en el Reino Unido y Holanda. El 23 de mayo, en Irlanda y en República Checa, donde se extiende hasta el 24. Hoy, se vota en Eslovaquia, Malta y Letonia. Y los 21 países restantes votan mañana, 25 de mayo.
Proporcional a su población, Alemania es el país que más diputados elige con un total de 96. Le siguen Francia con 74 e Italia y el Reino Unido con 73. Más atrás, continúan España con 54 y Polonia con 51.
En una gama media, Rumania elige 33 diputados; Holanda, 26; Bélgica, la República Checa, Grecia, Hungría y Portugal, 22; Suecia, 20; Austria, 19 y Bulgaria, 18.
Los más pequeños eligen: Dinamarca, Finlandia y Eslovaquia, 13; Irlanda, Lituania y Croacia – que elige por primera vez – 12; Letonia, 9; Eslovenia, 8; y cierran Chipre, Estonia, Luxemburgo y Malta con 6.
De momento, los Grupos Políticos son: el Partido Popular Europeo, conservador; el Partido de los Socialistas Europeos, socialdemócrata; la Alianza de Liberales y Demócratas por Europa, liberales; el Partido Verde Europeo, ecologistas; la Alianza de los Conservadores y los Reformistas Europeos, conservadores disidentes; el Partido de la Izquierda Europea, comunistas y ultra izquierda; y otros menores.
Los candidatos a la presidencia de la Comisión Europea son: por los conservadores, el luxemburgués Jean-Claude Juncker; por los socialdemócratas, el alemán Martin Schultz; por los liberales, el belga GuyVerhofstadt; por los verdes, dos candidatos, el francés José Bové y la alemana SkaKeller; y por los comunistas y ultra izquierdistas, el griego Alexis Tsipras.
Sin candidato, la derecha nacionalista espera incrementar con fuerza su número de diputados. Desde ese extremo y desde el otro, comunistas y ultra izquierdistas, se juntan los euro escépticos quienes, según los sondeos, harán la mejor elección de la historia europeas. Salvo que, a último momento…

En Francia

Frente a las elecciones europeas, los franceses experimentan un sentimiento ambivalente respecto de la Unión Europea, el organismo supra nacional que nuclea a 28 países del continente.
Por un lado, suelen definirse mayoritariamente como europeos, pero por el otro muestran una fuerte desconfianza respecto del funcionamiento de la UE. Y el componente nacionalista subyace y aflora cada vez que se perfora el pensamiento superficial.
Resultan estas las principales conclusiones, no las únicas, de una encuesta realizada en todo el territorio francés.
A la pregunta de si es malo o bueno que Francia forme parte de la UE, el 39 por ciento contesta que sí es bueno y el 22 por ciento que no, pero otro 39 dice que no es ni bueno, ni malo. Entre este último 39 por ciento es donde puede crecer el euro escepticismo.
Preguntados sobre si se sienten franceses o europeos, las respuestas muestran 1% que dice sentirse solo europeo; 2% más europeo que francés; 32% tan europeo como francés; 46 % más francés que europeo y 19% solo francés.
Pero cuando se les consulta sobre la futura permanencia de Francia en la Zona Euro, el 73 por ciento dice estar de acuerdo y solo el 27 pretende volver al franco.
Luego las aparentes contradicciones. Aparente porque en realidad demuestran que los franceses están de acuerdo con los principios y no con la aplicación práctica. Así, el 73 por ciento dice que la moneda única es una buena idea y el 72% admite que la UE es una garantía para la paz.
Pero el 63 por ciento afirma que la UE es un derroche del dinero de los contribuyentes, el 54 piensa que el euro presenta más inconvenientes que ventajas para Francia y el 43 por ciento reconoce que la UE es una amenaza para la identidad nacional francesa.
¿Qué les preocupa? Pues asuntos distintos según se los encuadre desde una perspectiva europea o de una perspectiva personal.
Así, desde la perspectiva europea, para los franceses lo más preocupante es la crisis en la Zona Euro, seguido en ese orden por la desocupación, el poder adquisitivo y la inmigración. Ahora desde la perspectiva personal, la crisis en la Zona Euro cae al cuarto lugar; la desocupación se mantiene segundo; el poder adquisitivo asciende al primer puesto y la inmigración baja al quinto. Sube, en cambio, al tercer lugar, las jubilaciones.
Luego, el euro escepticismo aflora de nuevo ante otras cinco preguntas. El 85% piensa que la UE no protege suficientemente sus intereses económicos y comerciales. El 65% es partidario del restablecimiento de los controles fronterizos entre los países de la UE.  El 67 por ciento cree que deben reforzarse las competencias nacionales en detrimento de la UE. El 79 % no está de acuerdo en reforzar las competencias europeas. Y solo el 12 por ciento acepta que es correcto no cambiar las competencias.
Curiosa y contradictoriamente, el 83 por ciento avala que la Unión Europea debería tener derecho de recaudar directamente un impuesto.
La encuesta proclama que el derechista Frente Nacional se impondrá en la elección por delante de los conservadores y de los socialistas de FrancoisHollande que llegarán terceros. Agrega que la participación solo rondará el 40 por ciento.
Respecto de Hollande, otra encuesta consultó a más del mil franceses sobre a quien consideran el mejor presidente desde la Quinta República (1958 a la fecha). Primero resultó el general Charles De Gaulle con el 36 por ciento. Segundo, el socialista FrancoisMitterand con el 27 por ciento. Tercero, aunque lejos, el conservador Nicolas Sarkozy con el 10 por ciento.
Cuarto lugar con empate entre el liberal Valery Giscardd’Estaing y el conservador Jacques Chirac. Sexto el sucesor de De Gaulle, Georges Pompidou con el 7%. El 4% de los encuestados no respondió.
Último, el actual presidente FrancoisHollande con casi nada: solo el 0,5 por ciento piensa que fue – es – el mejor presidente de la Quinta República. Y solo un 18 por ciento del electorado dice estar satisfecho con su mandato.
Conocedor del deterioro de Hollande, el ex presidente Francois Sarkozy reapareció en escena con vistas a una eventual candidatura presidencial en 2017. La excusa fue hacer una propuesta, medianamente novedosa, respecto a Europa.
Sarkozy sostiene una recuperación de competencias por Francia y los demás estados nacionales, una zona económica dentro de la propia UE con Francia y Alemania y una revisión de la cuestión inmigratoria con sentido restrictivo.
Pero, sobre todo, golpe para Hollande y agua para su molino, el ex presidente reclama liderazgo en Francia.
Entre los políticos conservadores no cayó nada bien. En Francia, los ex presidentes se jubilan. Sarkozy apunta a ser la excepción a la regla. 

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