Nelson González habló con Democracia.
FÚTBOL

Nelson González: "La parte más linda de mi carrera la viví con Sarmiento en Junín"

En diálogo con Democracia, el exdefensor del Verde recordó su paso por nuestra ciudad y eligió la "mejor patada" que dio. "Fue uno de los mejores planteles en los que estuve, por el tema humildad, rendimiento y compañerismo", dijo.

Nelson González presenta un estrecho vínculo con el fútbol de ascenso al haber vestido las casacas de Sarmiento, Villa Dálmine, Atlanta y Deportivo Armenio, entre otras experiencias en el país y el extranjero. Sin embargo, fue Junín el sitio que dejó una huella en el "Negro", al punto de querer volver con su familia para vivir en nuestra ciudad.
En diálogo con Democracia, el exdefensor del Verde recordó su paso por el club, eligió la "mejor patada" que dio y brindó su opinión acerca del torneo de la temporada 2009/10.

-¿Qué análisis hacés de tu paso por Sarmiento?
-Te lo resumo en pocas palabras: felicidad. Junín me dio eso, tanto en mi carrera como en lo personal. Siempre contento con esa gente hermosa, una ciudad linda, dirigentes y cuerpos técnicos de primera. Un trato espectacular. Parte linda de mi carrera fue en Junín, en Sarmiento. Mi primer hijo se crio allá conmigo. Solo tengo palabras de agradecimiento.

-¿Qué recuerdos te genera aquel plantel?
-Cosas geniales. Tenemos un grupo de WhatsApp con el Tata Benítez, el Pocho Cerutti, el Indio Alliapán, Wanchope Ábila. Siempre salen las anécdotas cuando nos encontramos todos juntos en línea: los momentos graciosos en algún partido, en una comida o en el vestuario. Son cosas lindas que te da el fútbol. Las amistades y los momentos únicos. Quizás estás en un asado y te acordás de una cosa y la arrancás a contar. Eso es impagable.

-Cerutti en Brasil, Ábila en Boca, Benítez en Riestra ¿El grupo sigue activo al día de hoy?
-Obvio, tienen una humildad muy arriba estos muchachos. Eso no te hace sentir tan alejado del fútbol. Uno toma una decisión y queda con eso adentro, porque vivió toda una vida en un vestuario y te queda eso adentro, una amargura que no se te va y es difícil de explicar. Ves un partido de fútbol y te acordás cuando vos estabas ahí. Es como que todavía hay una parte tuya ahí. 

-¿Fue el mejor plantel que integraste?
-Qué buena pregunta. Fue uno de los mejores, por el tema humildad, rendimiento,  compañerismo y demás. Por eso se logró un campeonato. También fue muy lindo el equipo que se armó cuando perdimos el campeonato con Almirante, que fue mi primer torneo. Fue algo hermoso e importante, y gracias a eso llegamos a la final. Los dos planteles eran fuertes, aguerridos y unidos.

-¿Aquella final, ¿estaba arreglada?
-Sí. Hay muchas cosas que te llevan a eso, te queda ahí la calentura. Nosotros íbamos primeros y la copa ya estaba en cancha de Almirante, algo increíble. El posible campeón era Sarmiento y todas las cosas estaban en el partido de Almirante-Atlanta. Obvio que esto es fútbol y ya pasó, pero solo quedan los recuerdos lindos. No todo es color de rosas, es lo lindo del fútbol. Ahora, con el VAR lo arruinaron todo.

-¿Estás en contra de su uso?
-Ciento por ciento. Arruinó todo lo lindo de este deporte: una patadita, un codito, la viveza del jugador, la chispa, el sacar un poquito de ventaja. Eso es el fútbol para mí, es un deporte para vivos.

-Se te hubiese complicado con Benítez.
-Nosotros no podríamos jugar, si íbamos a todas con el codo a la nuca del delantero. También les estirábamos las camisetas a los delanteros, me acuerdo que le hacía señas al Tata y le gritaba: "cruzame, cruzame" porque no llegaba, había algunos que parecían ir en una moto. Recuerdo en las prácticas cuando jugábamos contra el Pocho o Lo Bianco, le decía al Tata que me hiciera la segunda porque no los alcanzaba. Ahora se acabó todo con la tecnología. 

-¿Quién era más rústico?
-Javier Capelli o el Tata. El Gallo le pegaba a todo lo que se movía, si tenía una media de otro color se pegaba solo; aunque era muy sutil. Un crack, le guardo un gran afecto. Lo mismo en las prácticas, te daba miedo jugar contra el Oso Pasquinelli, lo tenías que evitar. Ese sí que es un loco lindo. ¿Ves? Te quedan todas estas cosas que cuando hablás por mensaje salen.

-¿Cómo eran aquellos entrenamientos?
-Hacíamos calentar a Pasquinelli, pero en la cancha era el primero que defendía al grupo o iba al choque contra el que sea. Te puedo nombrar cositas de todos así que te quedan guardadas.

-¿Benítez fue una de las mejores duplas con las que te tocó jugar?
-Sí, sin dudas. Nos llevábamos muy bien. Cuando te llevás muy bien con tu dupla fuera de la cancha hace que se conozcan de memoria. Nosotros nos comunicábamos con las miradas, ya sabíamos las falencias de cada uno, dónde era más fuerte o débil yo, él tapando mis errores y yo los de él. Nos complementábamos. También tengo que nombrar el gran trabajo que hacíamos con el Bicha Azil, Nicolás Demattei, Lucas Marquez, Capelli, el Flaco Savaleta. Este último me enseñó mucho, me hablaba mucho.

-¿El DT que más te marcó?
-Sergio Lippi, una gran persona y entrenador. Sabe mucho y me enseñó. Más allá de que después de mi lesión no jugué mucho en la B Nacional y no tuve mucho ruedo, que por eso decidí irme de Sarmiento, siempre voy a estar agradecido a él porque me bancó mucho. Entiendo que una lesión te aparta un poco porque los tiempos son cortos y uno después de una ausencia prolongada no vuelve de diez, pero siempre agradecido.

-¿Qué análisis hacés de la gestión deportiva?
-Muy buena. No estoy en el día a día, pero lo que se ve de afuera. Eso se veía venir. Cuando llegué a Sarmiento se veían venir estos frutos: la forma en que agrandaron el estadio, lo linda que está la cancha, los que trabajan en el día a día para dejar todo listo y dejar sin excusas a los jugadores. Tengo palabras de felicitaciones para todo el grupo de dirigentes, que se lo merecen por todo el esfuerzo y pasión que hacen.
-¿La mejor patada que hayas dado en el Verde?
-Tengo varias. No se me viene a la mente ninguna en especial, pero te puedo decir una que le di a Wanchope en un entrenamiento, con quien nos matábamos en los reducidos. Él era fuerte y nos repartíamos a lo lindo en los partidos, eso sí, después nos íbamos abrazados a comer juntos.

-¿Cómo fue? 
-Él estaba de espaldas, así como lo ves en la tele, le gusta tener la pelota con la marca sobre él. Mete brazo y la cubre, y eso saca de quicio a cualquier defensor. Le dejé pasar una, dos y a la tercera le dije: ´Nos vemos Wancho´. Pum, a comer pasto. Le junté las dos piernas y fuimos al piso, para que no la cubra más. Encima me acuerdo que íbamos perdiendo, así que peor todavía. Después nos reíamos, quedó la mejor relación.

-De las tres finales que le tocó perder a Sarmiento, ¿cuál te hubiese gustado jugar?
-La de Tucumán, por el ambiente. Me gusta jugar con todo en contra, que el entorno favorezca al local. Me gustan los insultos de los rivales, las cosas que te tiran desde las tribunas, todo eso me alimenta, me despierta mucho más. Obvio que es lindo jugar con tu propia gente, pero cuando tenés muchas adversidades me gusta más.

-¿Te quedó alguna cuenta pendiente?
-Me hubiese gustado quedarme en Junín. El día de mañana me gustaría comprarme un terreno y pasar algunos años allá. Estoy a tiempo, lo pienso. De hecho, en las vacaciones siempre voy a pescar con mis amigos a la Laguna de Gómez.

¿Qué hacés en la actualidad?
-Me fui armando de a poquito. Tengo una fábrica de carpintería. Es lo que pudimos rescatar del fútbol. Ya lo venía pensando en el transcurso del fútbol, porque mi viejo es carpintero de toda la vida.