Ale Nehele es un referente del boxeo de nuestra ciudad que tiene en su haber más de mil peleas dirigidas.
UN REFERENTE DEL PUGILISMO

Ale Nehele: “El boxeo fue siempre mi pasión”

Durante más de cincuenta años fue un reconocido árbitro local, con más de mil combates dirigidos en nuestra ciudad, en la zona y en la Federación. También fue boxeador, con diez peleas ganadas –7 por KO– y una empatada.

Ale Nehele tiene el carnet de árbitro profesional de boxeo número 61. Fue uno de los precursores de esta actividad en nuestra ciudad y lleva centenas de peleas dirigidas. Dicen los que lo conocen bien que superó ampliamente el millar de combates, pero el se conforma con decir que no lleva la cuenta y, en voz baja, acepta que fueron “más de mil”.
Fue quien tomó la posta de Alberto “Tito” Juliano, considerado por los especialistas como el pionero del referato en los cuadriláteros. Nehele empezó en nuestra ciudad, pasó por la zona y dirigió, por supuesto, en la Federación de Box.
Pasó 52 de sus 86 años, como árbitro arriba del ring. Si a eso se le suma sus años como boxeador, puede decirse que la suya fue una vida que transcurrió, prácticamente, en un cuadrilátero.

“Acá todas las peleas eran mías. Tengo más de mil dirigidas”.

Abajo del ring
Nehele se crió en el barrio Villa Talleres. Hizo su primaria en la Escuela N°18, pasó a la secundaria y luego empezó a trabajar en el estudio jurídico de Héctor Peralta Thorp.
“Yo me hice ahí”, recuerda. Trabajaba como cadete y se formó como procurador, recibiéndose al rendir en La Plata.
Más adelante ingresó como chofer en la Dirección General de rentas, donde hizo una extensa y exitosa carrera, hasta que se retiró siendo jefe de los 18 distritos con asiento en Junín.
También es martillero público, aunque ejerció poco en eso. “Hice cuatro o cinco remates, pero no me gustaba”, reconoce.

“Un buen árbitro tiene que hacer respetar las normas”.

Boxeador
A los quince años empezó a practicar box. “Me gustaban más las piñas que ir a bailar”, admite hoy con una sonrisa.
Fanático del “Mono” José María Gatica, asegura que fue por él que se hizo boxeador. Aunque no tenía un estilo similar: “Pegaba fuerte yo, tenía buena mano”.
Era realmente bueno para los guantes. Tanto que comenzó a combatir en la categoría Livianos, donde llegó a hacer once peleas, de las cuales, ganó siete por KO, otras tres por puntos, y empató la restante que, según dice, se la “robaron” en Zavalía.
Su última pelea fue con Omar Rocha. Producto de ese combate fue que tuvo un corte importante en la ceja izquierda, y cuando llegó esa noche a su casa y la madre le vio el tajo, se desmayó. “Entonces decidí abandonar el boxeo”, dice, lacónico.
Árbitro
Nehele dejó de pelear pero no abandonó el boxeo. Pasó poco tiempo hasta que supo que su camino dentro del deporte de los puños iba a ser como árbitro. Entonces hizo el curso y rindió en la Federación Argentina de Box.
Primero le dieron el carnet que lo habilitaba para arbitrar en el circuito amateur y, posteriormente, viendo su calidad en la actividad, fue recibiendo cada vez más citaciones. Entonces pasó a dirigir, además, a los profesionales.
Por supuesto que su trabajo como referí no se limitaba a Junín: Pergamino, Lincoln, Arenales, Villa Cañás, Rosario y tantas otras ciudades fueron sus escenarios. Y también lo fue la Federación de Box.
“Tengo más de mil peleas dirigidas”, desliza sin arrogancia. Y agrega: “Acá todas las peleas eran mías, algunas bravas. Recuerdo que Firpo Buono tenía doce peleas y las había ganado todas por KO, y le tocó pelear con un tal Víctor Frutos, que tenía 142 peleas y todas sus victorias habían sido por puntos, y perdió Firpo por KO en el tercer round”.
Nehele desempolva anécdotas permanentemente. Es que tantos combates, muchos de ellos por títulos nacionales, dejan demasiados recuerdos.

El boxeo
Nehele se pasó décadas viviendo por y para el box. De hecho, dirigió hasta hace seis o siete años.
Respecto a sus características como árbitro, el recordado periodista deportivo José “Pepe” Buono solía decir que Nehele era “el hombre que anda con las leyes bajo el brazo”. Ale explica que esto era así porque lo único que a él le interesaba era el reglamento: “Un buen árbitro tiene que saber que el boxeador no puede hablar, no se pueden pisar entre sí, cuidar los golpes prohibidos y hacer respetar las normas. Arriba del ring, el que mandaba era yo”.
Como si fuera poco, también fue jurado en varias peleas.
El tiempo y los años lo fueron alejando del ring. Según dice, “el boxeo fue cambiando”. Y profundiza: “Hoy se le da más importancia a la plata que a lo deportivo. Antes había más respeto, más exigencias y, sobre todo, más disciplina. Algunos terminan con plata en el bolsillo, otros terminan secos y golpeados. Los boxeadores ya no son como los que había en otras épocas, los árbitros tampoco, los segundos menos todavía, y de los jurados mejor ni hablo”.

“El boxeo fue cambiando. Hoy se le da más importancia a la plata que a lo deportivo. Antes había más respeto, más exigencias y más disciplina”.

Balance
Aunque está retirado de la actividad, el box sigue fluyendo por la sangre de Nehele. Es prácticamente lo único que mira en televisión, y cada vez que hay una velada se queda hasta la madrugada viendo las peleas.
Por todo esto, al momento de hacer un balance, concluye: “El boxeo me dio muchas amistades. Si volviera a nacer, volvería a hacer lo mismo, el boxeo es lo que me gustó toda la vida, lo llevé conmigo. No me dio ninguna renta, es la pasión que más me llevó en la vida. Yo jugué al fútbol, hice carreras de regularidad, pero el box es lo que siempre me gustó”.