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LA MAYORIA DE LOS CASOS SON INTRAFAMILIARES

En Junín se radican entre tres y cuatro denuncias semanales por abuso sexual

Es un delito que no deja de crecer y que tiene como damnificadas más usuales a chicas de entre 12 y 15 años, aunque también se han registrado casos de vejación a niñas de 3 años. En el 90% de los episodios hay relación de parentesco entre el victimario y la víctima.

Con el enemigo en casa. Así se han sentido en el último tiempo muchas chicas juninenses hasta que decidieron dar a conocer el hostigamiento sexual al que eran sometidas por su padre, padrastro, tío o abuelo.
Pero la problemática no quedó en el pasado sino que se mantiene más latente que nunca, con cifras que además de reveladoras son alarmantes: en la Ciudad se radican entre tres y cuatro denuncias semanales por abusos o violaciones y de ellas, en el 90 por ciento existe una relación directa de parentesco entre el victimario y la damnificada.
Se trata de casos que tienen como víctimas más habituales a jóvenes de entre doce y quince años, aunque también se han registrado episodios donde las vejaciones recayeron en nenas de entre tres y cinco años, de acuerdo con la información suministrada a este diario por fuentes policiales y judiciales.
La fiscal Vanina Lisazo, una de las encargadas de llevar adelante las investigaciones relacionadas con ese y otro tipo de delitos en el Departamento Judicial Junín, confirmó esa realidad y fue elocuente al hablar de los hechos que se ventilan a diario en los tribunales locales.
En declaraciones a Democracia, Lisazo dijo que hoy en día “hay mayor cantidad de causas llevadas a buen término, o sea, donde se logra finalmente una sentencia condenatoria”.
Y ratificó: “Fácilmente, por semana hay entre tres o cuatro denuncias por abuso sexual, de las cuales el noventa por ciento son intrafamiliares. Es muy raro, puede pasar una vez al mes, que el autor del hecho sea un desconocido”.
De todos modos, Lisazo aclaró que el camino hacia la imputación y el encarcelamiento del acusado no siempre está allanado. “La mayor problemática que tenemos en estos casos es afrontar la necesidad de que las madres alerten estas situaciones, porque muchas veces son cómplices silenciosas y otras no son tan pasivas, en el sentido de que avalan o permiten esta situación. Las madres de alguna manera no ven o no quieren ver los indicios que los menores les dan, lo que a su vez nos trae problemas cuando logramos llevar la causa a término, después de toda una investigación realizada, ya que son ellas mismas las que no quieren que el acusado vaya preso porque se quedan sin un sustento. Es una problemática complicada pero una vez que se puede sacar al abusador del seno familiar se logra un resultado realmente increíble, se puede reinsertar a las menores y lograr cosas que nos permiten tener una esperanza”, describió.  
Para apoyar ese relato, la fiscal indicó que este mismo año una madre llevó a su hija a declarar para que la muchacha dijera que lo que había afirmado de su padre hacía tres años, por lo cual ese individuo estaba preso, era mentira, que todo había sido un invento para no ir más a la escuela. “Después, la justificación de esa mujer era que ella no podía mantenerse sola y que lo necesitaba a él en la casa”, añadió Lisazo.

El campo de acción de la justicia
“Muchas veces el terreno no es el propicio pero sí el necesario. Tenemos que hacer lo posible para que estas pobres chicas o chicos dejen de ser víctimas de episodios que son horrorosos en sí y cuyo efecto se multiplica cuando te los hace vivir alguien a quien vos querés. Desde la Dirección de Asistencia a la Víctima, desde la Comisaría de la Mujer y desde la Justicia estamos intentando cambiar lo que podemos”, expresó Lisazo.
En cuanto al campo de intervención de la justicia en esta clase de actos delictivos, la fiscal señaló que se puede denunciar desde un tocamiento inverecundo, o sea, un simple toque pero con finalidad sexual hasta la penetración, hasta lo gravemente ultrajante que es cuando el hecho resulta reiterativo, cuando le produce un daño psíquico a la víctima. “Para todos estos casos distintas son las penas pero la investigación penal nuestra es la misma, siempre a favor de la víctima y el impedimento que tenemos es que como son causas intrafamiliares no contamos con pruebas concretas por lo menos en el momento”, manifestó.
Lisazo comentó que un obstáculo habitual es que cuando se radica una denuncia suele haber dos o tres años anteriores de abuso. “De todos modos, las pruebas se pueden reconstruir con el tiempo, porque no es como la violación ejecutada por un extraño, donde quizás la mujer fue golpeada y hay semen y pruebas objetivas. Acá no pasa todo eso, acá hay que llevar adelante un proceso de construcción que se basa en la credibilidad de la víctima”, puntualizó.
Las penas para los imputados van desde los seis meses a los veinte años, dependiendo de la gravedad de los casos, de sus características, la modalidad, la reiteración y de si hay agravantes.  “Hemos tenido sentencias de seis meses en suspenso por algún tocamiento de un padrastro en una cama, por ejemplo”, dijo Lisazo.

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