ANTICIPOS ECONÓMICOS

Daniel Scioli empieza a insinuar su plan económico

Ungido candidato único del oficialismo y hasta ahora primero en las encuestas, Daniel Scioli empezó a dar pistas sobre sus objetivos en materia económica, en lo que por ahora engloba bajo  el concepto de "continuidad con cambios".
Esos objetivos fueron desgranados en el masivo acto que encabezó en Parque Norte, ante 1500 empresarios que mostraron un entusiasmo mayúsculo hacia el candidato, al que casi trataron como una estrella de rock, con selfies incluidas.
Los objetivos por ahora suenan a desafíos demasiado grandes para la Argentina, como duplicar el Producto Bruto, pero abren expectativas favorables en vastos sectores del empresariado nacional, aunque despiertan recelos entre los grandes grupos económicos.
Estos sectores de poder a gran escala terminaron de desconfiar sobre los postulados de Scioli en cuanto se confirmó que Carlos Zannini -alter ego de Cristina Fernández- sería su compañero de  fórmula.
"Esto no es continuidad con cambio, esto es más de lo mismo", dijo un referente del sector importador, que esta semana salió a denunciar el "agotamiento del modelo".
Scioli sigue sonriendo ante las críticas y se muestra cómodo en su rol de "garante del modelo", como lo hizo ante los empresarios que lo ovacionaron en Parque Norte en un encuentro que confirmó la gran capacidad de convocatoria del candidato, coordinado por tres de sus referentes en el sector privado: Osvaldo Rial (industriales), Raúl Lamacchia (comerciantes) y Diego Buracco  (constructores).
Scioli arrancó su discurso sorprendiendo no sólo con la promesa de duplicar el Producto Bruto de la Argentina, sino sobre todo con el plazo que se fijó para alcanzar ese objetivo: una década.
Si vence en las próximas elecciones, Scioli tendrá un mandato de cuatro años, pero tal vez lo haya traicionado el subconsciente, al hablar como si se estuviese preparando para gobernar mucho más  tiempo.
El candidato también prometió crear un Banco de Desarrollo, una antigua ambición del empresariado argentino para obtener financiamiento a baja tasa como ocurre en Brasil, sobre la base del actual Banco de la Nación.
En las mesas lo escuchaba Gustavo Marangoni, presidente del Banco Provincia y número puesto para hacerse cargo de ese eventual Banco de Desarrollo si alguna vez ve la luz.
Scioli también dijo que su eventual gobierno brindará "previsibilidad" y abrirá la Argentina a la llegada de inversiones, dos de los temas que más cuestionan las grandes empresas.
De paso, le reprochó a la UIA, cuyos dirigentes están lejos de los empresarios que lo escuchaban en Parque Norte, "dejar la política de lado y ponerse a trabajar por los intereses del país", con un tono de dureza inusual para su estilo moderado.
El candidato también hizo una promesa que entusiasmó a buena parte del auditorio, cuando dijo que durante su gobierno promoverá aún más la obra pública, un tema central para el sector de la  construcción.
"Vamos a construir 100 mil viviendas por año", prometió Scioli, quien lanzó el objetivo de la "obra pública permanente".
El candidato prometió fijar una "agenda hacia el desarrollo", justamente uno de los objetivos que le pedían desde las mesas.
En la lógica sciolista, hasta ahora se cumplió la etapa del crecimiento, mientras que ahora llegará la del desarrollo.
Poco se sabe a fondo sobre el ideario económico que anida en la cabeza de quien por ahora tiene más chances de llegar a la presidencia el 10 de diciembre próximo.
Es público que consulta en forma asidua a Miguel Bein y Mario Blejer, y que también recibe consejos de Eduardo Levy Yeyati, a quien incluso algunos señalan como su posible ministro de  Economía.
Pero el sector empresarial espera que un gobierno sciolista sea más amistoso con los mercados, y los grandes jugadores del sistema financiero hasta fantasean con la idea de que buscará cerrar el  conflicto por la deuda.
"Les prometo previsibilidad y mucho diálogo", les responde Scioli, pero no se define sobre ese tema candente.
Es que, como lo sostiene su emotivo video promocional de campaña, Scioli viene siendo el mismo desde hace 20 años.
Lo dieron por acabado políticamente varias veces, incluso durante el kirchnerismo, pero siempre lo terminaron yendo a buscar.
Ocurrió en el 2007 con la candidatura a gobernador y ocurre ahora que Cristina Fernández terminó de entender que sólo había chances de continuidad con él no sólo de candidato, sino como único contendiente por el oficialismo para sumar toda la fuerza posible.
Después de todo, fue la propia Cristina quien le limpió a Scioli toda competencia interna.
Al final, los aún muchos interrogantes sobre cuál es la ideología sciolista se develarán si alcanza el objetivo que parece haberse fijado el día que Carlos Menem lo impulsó a "meterse en política": llegar a presidente de la Argentina.

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