TRASTIENDA POLÍTICA

La piedra de Boudou en los zapatos del sciolismo

Un oportuno viaje personal, rodeado de cierto misterio respecto al paradero y a los vuelos que tomó para concretarlo, hará que el gobernador Daniel Scioli zafe hoy de estar en la celebración oficial por el Día de la Independencia, que se llevará a cabo en Tucumán con la presencia “estelar” del Vicepresidente Amado Boudou.
El gobernador eludirá así una tarea que, telefónicamente, les viene pidiendo el Secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, a todos los mandatarios provinciales y altos funcionarios nacionales que asistirán al acto tucumano: no esquivar la foto con el vice de Cristina Kirchner, que reemplazará a su jefa debido a que tiene una enfermedad pasajera. Para casi todo el peronismo, incluido Scioli aunque no lo expresará nunca, Boudou es una suerte de mancha venenosa desde que fue procesado por el juez Ariel Lijo en la causa de la ex Ciccone Calcográfica. Será un lindo ejercicio contar las cabezas del oficialismo que finalmente viajarán al Jardín de la República.

Decisión presidencial


Cristina decidió bancar a su vice en la cuestión de la representación en Tucumán -un acto que había sido pensado para mostrar masa crítica latinoamericana en la cruzada argentina contra los fondos buitres, con la invitación a los presidentes amigos de la región- a pesar de la opinión de influyentes personajes que la rodean, que preferirían ver a Boudou dando un paso al costado.
Lo dicho: el respaldo también incluye que otros le pongan el cuerpo a la foto, como sucedió hace unos días durante un encuentro del PJ nacional en el que una mayoría importante de dirigentes de la conducción le puso la firma a un documento que, entre otros puntos, apoyó al vicepresidente frente a su adversa situación judicial.
Scioli, en aquel caso, estampó su rúbrica en el texto en cuestión. El bonaerense es uno de los llamados vicepresidentes “ad hoc” del partido, una mesa que integran todos los que alguna vez anunciaron aspiraciones de suceder a Cristina, aún cuando sus posibilidades sean realmente remotas.
Más allá del grado de responsabilidad del Vicepresidente en los delitos que se le imputan, algo que determinará la Justicia con sus tiempos cansinos, la verdad es que la cuestión Boudou es tema de conversación en la intimidad del sciolismo. Un tema que ya está preocupando.
El Gobernador es, aún a pesar de muchos kirchneristas que no lo quieren, el candidato mejor posicionado del oficialismo. Y esa condición lo pone en un lugar incómodo frente a un escándalo que amaga con crecer: es que están en puerta un par de procesamientos más que acechan al vice por otras causas que ahora parecen acelerarse. Lo último que quiere Scioli, en ese contexto, es tener que dar explicaciones en plena campaña respecto a la inocencia o no del número dos de la República.
Los más optimistas del sciolismo abonan la tesis de que la Presidenta se desprenderá de Boudou si, como se especula, sobrevienen más procesamientos. Y que entonces el vice no será una figura presente durante la campaña electoral, que largaría oficialmente hacia principios del año próximo.
Otros creen que, en todo caso, la persistencia en respaldar al Vicepresidente puede ser un buen motivo político para que Scioli, llegado el momento, pegue cierto volantazo diferenciador definitivo.

Más escenarios

Un escenario probable es que, para cuando deban decidirse las cuestiones importantes de la propuesta electoral del oficialismo -como alianzas, listas, nombres y demás- el proceso judicial a Boudou esté en un segundo plano mediático.
Es por esto que otras fuentes del Gobierno provincial especulan con la posibilidad de que, si en un futuro cercano existe un “crack” entre la Casa Rosada y Scioli, no se dé a raíz del problema judicial con Boudou sino que aparezca por el lado de la discusión por la integración de las listas legislativas.
Los sciolistas están convencidos de que finalmente el gobernador será el postulante presidencial del FPV y, en ese marco, prevén un intento de Cristina de poblar las listas legislativas con gente propia, como ya ha sucedido, sin darle chance al bonaerense de decidir demasiado al respecto. Una estrategia de la Presidenta para conservar cuotas de poder propio una vez que haya dejado el gobierno.
La tesis, digámoslo, tiene cierto sentido si se ve la historia reciente: Scioli ha compartido boletas con candidatos a diputados hiper K que no tardaron ni un suspiro en salir a defenestrarlo una vez que asumieron sus puestos.
En esta línea, lo que ahora parece sobrevolar en ámbitos sciolistas es cierta sensación de que, pensándose presidente, Scioli ya no estaría dispuesto a tolerar un avance de ese tipo y, por lo tanto, intentará poner gente leal en las nóminas. Por eso se habla de una posible discusión en puerta con Balcarce 50. Sería un cambio notorio en el accionar hiper cauto que mostró el gobernador cada vez que estuvo tensa la relación con Cristina.  
El otro escenario que para el sciolismo sería una “mala noticia” es si prospera la por ahora complicada idea de que en la elección del año que viene, además de los cargos que se sabe estarán en juego, se elijan también representantes al Parlamento del Mercosur.
Hay una corriente del kirchnerismo que sueña con candidatear a Cristina como cabeza de esa lista, que se adosaría a las boletas nacionales. Incluso hay quien piensa que ese capítulo podría estar por encima de la papeleta con el nombre del postulante a presidente, por tratarse de un cargo internacional. Es lo último que querría el gobernador, entre otras cosas porque en La Plata no avizoran un escenario donde la  Presidenta aparezca con una gran mejora en su imagen pública general, aunque hacia el epílogo de su gobierno pueda conservar gran adhesión en el núcleo duro que ha respaldado siempre al Gobierno.
Hoy por hoy no parece haber consenso por fuera del mundo hiper K para esta última teoría –que requeriría toda una movida legislativa- pero es tema de conversación en más de un redil político. Hay al menos un alto funcionario provincial encargado de seguir de cerca este tema. 

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