Martín Funes, palabra autorizada del Verde.
Martín Funes, palabra autorizada del Verde.
EXJUGADOR Y DT

Martín Fabián Funes: “Mi único anhelo es estar en una cancha”

Testigo del desarrollo local, discípulo de Sergio Lippi y admirador de Marcelo Bielsa. Formó parte de dos ascensos de Sarmiento, uno de ellos a Primera, y condujo a la Reserva a lograr un primer campeonato histórico a nivel nacional. Acumula 15 años en el Verde y, desde hace varios, está ligado a la formación de jugadores en el club.

Un hombre de (buen) fútbol. Nacido en el barrio del club La Loba, puede afirmarse que Martín Funes es un apasionado de lo que hace. Vive, siente, respira, se aboca y piensa en fútbol, el cual, puede verse que se volvió una fuente de trabajo, aunque él no lo siente así.

El adjetivo inicial “buen” hace alusión al fútbol pragmático, eficiente y vistoso. Ese que puede encontrarse y analizarse en la impronta que ha sabido volcar Funes cada vez que tuvo un equipo a cargo tanto a nivel local como nacional.

En diálogo con Democracia, Funes recordó su infancia en nuestra ciudad, realizó un balance de su trayectoria como profesional, resaltó el lugar ocupado por su familia y recordó la figura de Sergio Lippi, una persona muy especial para él.

Infancia 

Nacido a cuatro cuadras de la cancha de River Plate; su primaria transcurrió en la Escuela N° 22, mientras que la secundaria fue en el Comercial. Instituciones en las cuales comenzó a trazarse su relación con el fútbol, ya sea por los arcos dibujados en la pared o los partidos de recreo.

Acerca de sus inicios futbolísticos recordó: “En River estaba el Bocha Boianelli, un gran técnico y una persona espectacular. Hice todas las inferiores y llegué a debutar en la primera división. A los 15 años me promovió Pancho Bitar”. 

“Luego vino una captación de fútbol de Platense y vieron a varios chicos donde quedé seleccionado. Me fui a Vicente López con Mariano Sardi, Mauricio Ratto y Diego Lanare.

Hice una temporada y me lesioné antes del año de estar ahí. Tras eso, entre otras cosas, quedé libre”, describió. 

De hecho, toda su vida está vinculada con este deporte. “No puedo salirme del fútbol. El mayor cambio cultural que veo tiene que ver con la desaparición de espacios verdes y el desarrollo de cuestiones que atentan contra el desarrollo del futbolista: no está la formación silvestre que se tenía antes en el campito y, tampoco, la cantidad de horas en contacto con la pelota que, ahora, es mucho menor”, dijo.

Mundo DT

Tras retirarse, con una vocación ya percibida de joven, rápidamente se calzó el buzo de cuerpo técnico e inició su carrera del otro lado de la línea de cal.

“En 2004 dejé de jugar y me fui a trabajar a Instituto de Córdoba, con el cuerpo técnico de Héctor Rivoira, junto con Sergio y mi hermano. Después nos fuimos seis meses a Ferrocarril Oeste y posteriormente estuvimos dos años en Chacarita Juniors, siempre en el Nacional B”, repasó. 

Y siguió: “En el 2008 me vine a Sarmiento como coordinador. Ya cuando llegó Sergio Lippi pasé a ser ayudante de campo en el ascenso al Nacional B, junto con Tití Mastrángelo, y en la tercera etapa de Sergio renuncié a la coordinación y pasé a ser el único ayudante de campo que tuvo en el ascenso de 2014 a Primera División”. 

En tal sentido, es imposible abordar su desarrollo en la dirección técnica sin hacer foco en la figura de, quien puede afirmarse que es su mentor, Sergio Lippi.

“Aprendí muchísimo con él. Había sido mi maestro en el Profesorado y fue técnico mío. Era un aprendizaje a cada instante con Sergio y le voy a estar eternamente agradecido”, expresó.

Luego, con pasos por Douglas Haig (Pergamino) y Crucero del Norte (Misiones), Funes recaló nuevamente en Junín, a Sarmiento, para iniciar lo que es su actual desafío.

“En 2018 me llamó Fernando Chiófalo para dirigir la Reserva donde inicié un proceso que lleva tres años y tuvimos una temporada que fue soñada. Si bien nosotros creíamos que podíamos ser competitivos, nadie imaginaba el desenlace y el logro del primer título de Reserva”, destacó.

Sarmiento

Al hacer mención al Verde, Funes, afirmó: “Formo parte del club y cada opinión que diga puede estar cargada con cuestiones que me tocó vivir. Cumplo 15 años trabajando en el club en dos etapas”. 

E hizo un balance: “Cuando empecé en 2008, de tener solo el anexo atrás del club y una cancha en la parte de Capitán Vargas, a lo que ha crecido hoy con el predio nuevo y toda la infraestructura del estadio. Los pasos que ha dado son increíbles: un crecimiento exponencial. Eso te sienta bases sólidas para posicionarte como club de cara al futuro”. 

Funes tuvo que ver en ese desarrollo: formando parte de uno de los ascensos a Primera y llevando a cabo la conducción del equipo juvenil que logró la gesta en la máxima categoría por primera vez en la historia del Verde.

“Pasan los años y crece mucho más el valor del torneo conseguido en 2021. Nos tocó River y Boca: hicimos siete goles en las instancias finales y logramos ganar sin ir a penales”, ponderó.

Además del torneo con Reserva, Funes formó parte del ascenso de la Primera B Metropolitana a la B Nacional en 2012 y del mencionado ascenso a Primera División en 2014.

De toda su biblioteca de logros con el Verde señaló: “Pongo los tres campeonatos en el mismo lugar. Los dos ascensos los hice con mi hermano y Sergio Lippi y eso tiene un valor enorme para mí. Con la Reserva, yo ya era entrenador y fue una cosa increíble. Los tres momentos fueron un sueño”.

“Por todo lo vivido, cómo no lo voy a considerar mi casa en el plano profesional”, remató.

Fútbol

Sin dudas, producto de su bagaje como profesional, Funes representa una palabra autorizada en el mundo del fútbol. De hecho, se definió como una persona que “vive y le apasiona el fútbol”.

Tanto su pasado como su futuro está ligado a esta disciplina. Él mismo lo sostiene. “Mi único anhelo es estar en una cancha de fútbol porque no me representa una carga ni un trabajo. Lo he hecho en La Loba, en Moreno, en inferiores y en Primera División. En el lugar que sea desde el lugar que sea. No me desvive ninguna otra cosa”, expresó.

Sobre la evolución de este deporte, analizó: “Las distancias que se recorren son mayores en el mismo tiempo de juego y las medidas de la cancha. Dos factores tienden a desaparecer: tiempo y espacio. El futbolista tiene que resolver cada acción en una falta de espacio y tiempo. No digo que sea mejor o peor”.

“Antes corría cinco kilómetros y ahora hace diez o doce. No sabemos si dentro de 10 años esos volúmenes van a ser mayores. Tanto en la formación como entrenamiento de mayores, uno de los ítems a tener en cuenta es tomar decisiones en tiempos súper breves y de manera eficiente”, resaltó.

Su análisis no se agota allí. Asimismo, hizo foco en la tecnología. “Creo que trae beneficios que ayudan, pero, también creo, que hay un exceso de información que tiende a alejarse del juego propiamente dicho y eso no me gusta. Uso la tecnología, pero como un apoyo”, opinó.

También hizo referencia a esta herramienta en una clave de arbitraje y consideró que “lo van a tener que mejorar. Como está planteado, y se inició, estoy en absoluto desacuerdo.

No me gusta para nada y aleja la esencia del juego propiamente dicho. Van a tener que reverlo como se ha hecho y mejorado en otras ligas”.

Hermano

Nacido, criado y desarrollado, en gran parte, a par, Martín abordó la relación que tiene con su hermano mayor Jorge. Al respecto, analizó: “Tenemos formas distintas de ser, no solo en trabajar, sino distintos: ni mejores ni peores. Hemos trabajado juntos en el pasado y ahora, tiene su parte buena y complementaria”.

“Tanto él como Sergio (Lippi) fueron las personas con las que me crie en la profesión. Fueron una ayuda constante en lo profesional. Luego, tomé el rumbo de la dirección técnica”, valoró.

En la misma línea de análisis, al hacer foco en las discusiones futboleras con su hermano, contó que “son más los puntos de encuentro. Hablamos en una óptica de intercambio y con argumentos. Por más que seamos hermanos, no significa que tengamos que coincidir en todo. Cuatro ojos son mejor que dos y siempre es mejor tener distintos puntos de vista que tener la inseguridad sobre ello”.

Los inicios de ambos Funes fueron dentro de una cancha, antes de pasar a estar del otro lado de la línea de cal. Sobre las formas de jugar, Martín, lo definió a Jorge como “un asesino” dentro del campo. Y fundamentó: “Vivía jugando al límite de la expulsión. Debe tener el récord de expulsiones en un año”. 

“Yo no tanto, más para otro lado. Para mí jugar al lado de él, como trabajar, representa un orgullo”, añadió.

Con tantos años ligado al fútbol, al comparar la dupla de defensores que pudieron hacer con su hermano evalúo que “sería un estilo de Schiavi y Desábato”. En una clave de Verdolaga, se quedó con la dupla “Tucker- Delgado”. Y bromeó: “Yo sería Tucker”.

Familia 

Aunque no lo parezca, no todo es fútbol en la vida de Martín, ya que, uno de sus orgullos más importantes no está en un estadio, sino en su casa: su familia.

Sobre el lugar ocupado por la misma manifestó: “Para mí lo son todo. Tanto Mariana como Justina y Clarita: me desvivo por ellas y están siempre pendientes de cómo me va, de tolerar lo que acarrea esta profesión donde son más tristezas que alegrías. Nos forman a todos de alguna forma”. 

Al abordar el hecho del fanatismo por el deporte, y específicamente el fútbol, afirmó que “no heredaron la locura o pasión del padre”, y enfatizó: “Están atentas al mundial por ejemplo o ven por las redes”.

Por último, vale señalar que, cuando no se encuentra abocado al fútbol, su trabajo, Funes dedica su tiempo a compartir junto a su familia ya sea por las mañanas o noches, algún momento durante los fines de semana o en las vacaciones a fin de año, los momentos cuando más puede coincidir.

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