El Ministerio de Defensa holandés dice estar “escandalizado” por el contenido de las denuncias de tres de sus soldados que se vieron obligados a abandonar su unidad en 2014 por supuestos delitos de acoso, amenazas, malos tratos y violaciones. Los perpetradores solían ser sargentos y cabos de la misma unidad, en Schaarsbergen, en la comuna de Arnhem. Las víctimas denunciaron a un comité de investigación, sin mucho éxito.
Los tres reclutas que denunciaron están recibiendo tratamiento psicológico por los daños que han sufrido durante su estancia en Schaarsbergen. Uno de ellos intentó suicidarse hace dos semanas, y fue entonces cuando decidió denunciar a la policía militar y a la prensa todo lo ocurrido en la unidad. Habló de asalto, abuso, extorsión, tráfico y uso obligado de drogas, robo de munición, y posesión de armas prohibidas en los cuarteles.
Una comisión de investigación (Cvho) estudió estas quejas ya en 2013. Varios de los delitos mencionados por las víctimas, que culparon a sus superiores, fueron etiquetados como “improbables” por este comité. Aunque los documentos sí recogen que “las declaraciones de los soldados (...) están en línea con las de los otros miembros del grupo”.
También se pidió la mediación y opinión de un psicólogo.
Los incidentes investigados por el comité violan el código de conducta y no son aceptables.
Uno de los casos, identificado por la propia defensa como el incidente del “dedo en el ano”, fue probado por las víctimas. Dos soldados habrían tenido que bajarse los pantalones durante un ejercicio en Harde, mientras que otros soldados, con un guante de látex, les metieron el dedo. El video de este suceso estaba en posesión de la comisión.
Otro de los casos investigados involucra a uno de estos reclutas.
En los documentos, en posesión del diario holandés “Volkskrant”, que también habló con las víctimas, el incidente viene bajo el título de “levantamiento de los tres hombres”: la víctima se desmayó y uno de los soldados que fueron a levantarlo, se subió encima, con los pantalones bajados y se movía hacia atrás y hacia delante. Esto fue considerado “asalto” por los jueces.
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