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TORMENTA SOLAR

El fenómeno que puede dañar las comunicaciones y la red eléctrica

Un pulso electromagnético podría hacer estallar los transformadores y, en consecuencia, generar un gran apagón mundial. Los humanos estarían protegidos, pero al ser la vida cotidiana tan dependiente de la tecnología, podría haber caos.

Una burbuja de plasma del tamaño de tres o cuatro planetas como la Tierra, producto del incremento de la actividad solar, podría impactar en algún momento contra nuestro planeta, generando complicaciones en la red eléctrica de los países cercanos al polo norte, aunque también podría incidir en América latina, debido a la llamada “Anomalía del Atlántico Sur”.
Así lo advierte un informe de la Nasa y de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (NAS). Y si bien no es posible predecir la intensidad o el año exacto en que ocurrirá ese fenómeno espacial, los expertos afirman que “hay que estar preparados”.

Eyecciones de masa coronal

Las tormentas solares son eyecciones de masa coronal, que ocurren a 150 millones de kilómetros de distancia, en la superficie del sol, y que de acuerdo a su intensidad, podrían causar graves daños en las redes eléctricas, en los satélites, en la aeronavegación comercial y en la industria, con consecuencias catastróficas para la población.
El martes 31 de julio último, de hecho, una tormenta solar considerada de baja intensidad impactó contra la Tierra, provocando condiciones geomagnéticas, aunque no llegó a causar interrupciones en las señales satelitales y de radio, informó la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio de  Estados Unidos (Nasa).
“El Sol registró una enorme llamarada y erupción de plasma solar, conocida como eyección de masa coronal o CME, que ahora está viajando directamente hacia la Tierra a unos cinco millones de kilómetros por hora”, señalaron científicos de la Nasa en ese momento.
Los expertos indicaron entonces que la situación de la denominada “mancha 1520” se encuentra muy centrada en el disco solar, lo que facilita su llegada a la Tierra aunque “en ningún caso es motivo de  preocupación”. Se trata de la sexta llamarada de ese nivel que se produce este año.
La primera, se registró el pasado 27 de enero. Posteriormente, la mancha 1429 lanzó tres llamaradas: la primera el 4 de marzo y las otras dos el 7 de marzo. Y el 7 de julio se registró una llamarada de la  mancha 1415.

Alta intensidad

Pero la tormenta más fuerte en cinco años fue la del 7 de marzo último, cuyas dos enormes llamaradas impactaron en la Tierra, obligando a algunas compañías aéreas a desviar sus vuelos, amenazando interrupciones del suministro eléctrico y provocando una impresionante aurora boreal.
En ese momento, la NASA y otras agencias espaciales advirtieron que la tormenta podría alterar los sistemas de posicionamiento global (GPS), los satélites y las redes eléctricas, y provocó que algunas aerolíneas modificaran sus rutas de vuelo cerca de los polos.
Sin embargo, el hecho no alcanzó mayores consecuencias porque el campo magnético de la Tierra absorbió la peor parte del impacto, dijeron expertos estadounidenses.
La tormenta es probablemente “la más fuerte desde diciembre de 2006”, dijo el científico de la NOAA Joseph Kunches. Se espera que los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) no sean afectados por la tormenta de radiación, dijo la NASA.
Las tormentas geomagnéticas y de radiación son cada vez más frecuentes a medida que el Sol pase de su período de mínima a máxima actividad solar en los próximos años, pero los humanos estarían protegidos por el campo magnético de la Tierra.
Sin embargo, algunos expertos están preocupados porque, como la dependencia de la tecnología de satélites GPS es mayor de lo que era durante el último máximo de actividad solar, podría haber más trastornos en la vida moderna.

La opinión de un geofísico argentino

El geofísico platense Julio Gianibelli, jefe del Departamento de Geomagnetismo y Aeronomía de la Facultad de Ciencias Astronómicas de La Plata, explicó que cuando una burbuja de plasma “entra en la órbita de la Tierra, produce una inducción en las líneas de alta tensión”, la cual podría “hacer estallar los transformadores y, en consecuencia, toda la red eléctrica”, provocando un gran apagón.
Según Gianibelli, la superficie misma del sol es una gran masa de plasma en movimiento, cargada con partículas de alta energía. Algunas de estas partículas escapan de la ardiente superficie solar para viajar a través del espacio en forma de viento solar.
La peor tormenta solar (desde que comenzaron a efectuarse las mediciones) se produjo el 2 de septiembre de 1859. Aquella vez, la tormenta causó el colapso de las redes de telégrafos. Pero claro, la energía eléctrica aún estaba en ciernes, por lo que la tormenta casi no afectó la vida de la gente.
“Por ahora no hay ninguna forma de contrarrestar los efectos de una tormenta solar, sólo se puede prevenir, desconectar la red eléctrica cuando se sabe que hay una eyección de masa coronal. El alerta se puede tener con horas de anticipación”, afirmó el especialista.

Medio ambiente interplanetario

Para el profesional del Observatorio astronómico de la capital bonaerense, el hemisferio sur no estaría tan atacado, excepto por la “Anomalía del Atlántico Sur”, que abarca a la Argentina, Chile, Brasil, Bolivia y Paraguay. “La Anomalía se caracteriza por tener un campo magnético menor que todo el planeta”, advirtió.
Y agregó: “La precipitación de partículas es más importante en Latinoamérica que en el resto del planeta. El campo magnético es un escudo, pero para este lado ese escudo está abollado, entonces las partículas precipitan hacia esta región más profundamente, y producen pérdida de información (se borra la memoria del satélite). Estamos tan afectados nosotros como los países del Polo Norte”.
“La gente tiene que estar en conocimiento del tema. No debe estar preocupada; las preocupaciones van a venir en el futuro. Tenemos que formar nuevos profesionales, que se aboquen a una nueva tecnología que sea capaz de soportar los nuevos embates del medio ambiente interplanetario y las tormentas que produce el sol”, sostuvo.
“En algún momento el sol va a llegar a un máximo, puede ser este año o el próximo, o en el 2014, lo que no sabemos es cómo va a ser: si levemente intenso, intenso, muy intenso, o extremadamente intenso. En 1859 fue muy intenso, pero la red eléctrica no era como la actual y el mundo no dependía tanto de ella”, explicó.

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