Juguetes divertidos, educativos y más amigables con la naturaleza
LOS ESPECIALISTAS LE TIENEN FE A UNA NUEVA GENERACIÓN DE CHICHES

Juguetes divertidos, educativos y más amigables con la naturaleza

Fabricados con plásticos y aditivos de origen natural y vegetal, con menor impacto ambiental que antaño, llevarán diversión y alegría a los niños cuidando la naturaleza

El mundo de los juguetes infantiles quiere colaborar en favor de la sostenibilidad del planeta y, desde el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU), en España, han abierto una línea de juguetes ‘amigos del medioambiente’, cuyos materiales incluyen compuestos de origen natural y vegetal y que pronto llegarán a las tiendas, jugueterías y estantes de los hipermercados.

Los compuestos con los que trabajan tienen propiedades colorantes, retardantes del fuego y antimicrobianas y son tan recientes, que falta un tiempo para incorporarlos a la fabricación, por lo que Papa Noel y los Reyes Magos tendrán que esperar para poder llevar en sus bolsas de regalos estos juguetes sostenibles, que podrían llegar a los niños, para las celebraciones navideñas de 2022 en adelante.

El Instituto AIJU ha desarrollado e incorporado con éxito a las ‘matrices bioplásticas’ (el bioplástico en sí) de distintos tipos de juguetes, una serie de aditivos elaborados a partir de residuos agroalimentarios de hortalizas.

A PRUEBA DE MICROBIOS Y FUEGO
Para elaborar estos aditivos, que aportan a los juguetes propiedades como la coloración, una menor inflamabilidad y un efecto antimicrobiano, los investigadores han utilizado hojas de zanahoria, acelgas, lechuga, brócoli, extractos de remolacha, lignina (sustancia del tejido plantas y algas) y cítricos (extractos de naranja y mandarina), según este centro de investigación.

Estos aditivos se incorporan al bioplástico en forma de ‘masterbatch’ (mezcla muy concentrada en granza o granulado) y con las funcionalidades y necesidades de los juguetes, que requieren una estética y/o coloraciones específicas para poder ser atractivos para los usuarios y consumidores, además deben ser aptos para utilizarse en espacios públicos como colegios, guarderías, ludotecas u hospitales, según el AIJU.

Estos resultados se han obtenido dentro del proyecto BioMat4Future, finalizado en 2021 y destinado a diseñar y aplicar aditivos funcionales naturales para juguetes de plástico, sostenibles, con un menor impacto en el medioambiente, en el que han participado el AIJU y un grupo de empresas.

“Un bioplástico es un plástico cuyo origen es renovable, porque se obtiene a partir de fuentes naturales diferentes del petróleo, y también puede ser biodegradable, es decir, que una vez se quiere desechar, se degrada en un periodo de tiempo determinado”, explica María Jordá, técnico especialista de AIJU e investigadora principal del proyecto BioMat4Future.

Todas las formulaciones de aditivos del proyecto BioMat4Future se han aplicado con éxito en juguetes de demostración, abriendo una opción para reutilizar los desechos de hortalizas, frutas y tubérculos, que son un 40-50 por ciento de los desperdicios en alimentación y un gran problema medioambiental, según xAIJU.

Los ‘aditivos verdes’ se han probado para obtener juguetes para ensamblar o construcciones, pero podrían ser usados para cualquier juguete fabricado por inyección o extrusión-soplado, como las imitaciones de vehículos, correpasillos, casitas, cocinitas, juegos de mesa o instrumentos musicales, adelantan.

“De hecho, el AIJU ya está trabajando con siete empresas en la transferencia de los resultados del BioMat4Future y otros proyectos, a la fabricación de juguetes sostenibles”, según Jordá.

Explica que, para elaborar los aditivos, se obtiene un extracto de las hortalizas mediante disolventes no contaminantes (alcohol y agua) en los que se diluyen las sustancias colorantes o activas de los residuos vegetales.

“Ese extracto se seca para eliminar el disolvente y obtener el aditivo en forma de polvo o pasta, que después se incorpora al bioplástico”, indica.

“Después el plástico que se va a utilizar (que es biodegradable o de origen ‘bio’), se funde y se mezcla con el aditivo. Luego, se deja enfriar y se corta en pequeños trozos. Este plástico ya tiene la propiedad que se quería obtener con la adición del aditivo, y se puede usar para hacer piezas de juguetes”, puntualiza.

“Los juguetes de bioplásticos que lleven estos aditivos y que se fabriquen en el futuro, tendrán colores atractivos para los pequeños, serán más resistentes al fuego, evitando que prendan al estar cerca de una llama, y evitarán que microorganismos proliferen en el juguete”, según explica María Jordá.

“El principal beneficio de los ‘juguetes sostenibles’ fabricados “en base a plantas” es medioambiental. Estos productos pueden cubrir las necesidades de unos consumidores que buscan ser más respetuosos con las personas y el planeta y que prefieren comprar productos ecológicos aunque su precio sea ligeramente superior”, según la responsable técnica de este proyecto.

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