Dostoievski: 200 años del gran genio de la literatura rusa
LAS LETRAS, DE FESTEJO

Dostoievski: 200 años del gran genio de la literatura rusa

Hoy se cumplen dos siglos del nacimiento de quien es considerado uno de los grandes escritores universales y una influencia clave de varios autores argentinos

Hace 200 años, el 11 de noviembre de 1821, nacía Fiódor Dostoievski en Moscú; en el año del bicentenario de su nacimiento también se conmemoran los 140 años de su muerte ocurrida el 9 de febrero de 1881, a los 59 años, en San Petersburgo, y por este motivo traductores y críticos argentinos repasan la repercusión y las influencias del escritor ruso.

Este año se realizaron muchas actividades alrededor de la figura de Dostoievski. Hubo mesas redondas, conferencias, encuentros y exposiciones que se desarrollaron y lo siguen haciendo en modalidad virtual, según cuenta Alejandro González, el presidente de la Sociedad Argentina Dostoievski, quien define al escritor ruso como “el último gran genio en términos de grandeza literaria y filosófica (después cuesta encontrar escritores de ese calado). Dostoievski está a la altura de un Dante, un Shakespeare, un Goethe”.

La asociación que dirige González -eslavista, traductor, distinguido con el prestigioso Premio Lee Rusia / Read Russia por la traducción de “El doble” de Fiódor Dostoievski para la editorial Eterna Cadencia- coorganiza, junto con el Grupo de Investigación “Eslavística, caucasología y tipología lingüística”, la Biblioteca del Hospital Real y la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, la exposición bibliográfica “La belleza salvará al mundo”, donde se exponen las obras de Fiódor Dostoievski existentes en los fondos de la Biblioteca de la Universidad de Granada y en fondos privados, en conmemoración del bicentenario del autor de “Crimen y Castigo”.

Respecto a la influencia que ha tenido el escritor ruso en la literatura argentina, el experimentado traductor, quien realizó estudios de posgrado en la Facultad de Filología de la Universidad de Petrozavodsk, Rusia, y tradujo más de treinta títulos en Argentina, Chile y España, marca dos referencias claras: la de Roberto Arlt en la primera mitad del siglo XX y la de Ernesto Sabato en la segunda mitad.

También el reconocido crítico José Amícola, quien se doctoró en 1982 en Alemania con una tesis sobre Roberto Arlt y publicó en 1995 “Dostoievski. Polifonía y disonancia”, coincide en señalar a los mismos escritores y aclara: “Hay tres puntos en Dostoievski: la polifonía por una parte, y relacionado con este aspecto formal la cuestión de la escucha de los discursos sociales y una tercera, la más fabulosamente difundida en todo el mundo es la versión del alma torturada del individuo”, resume.

En este sentido, en opinión de Amícola, “Roberto Arlt asumió todos los lineamientos de Dostoievski. La polifonía es esa capacidad de hacer escuchar las diferentes voces y con diferentes escuchas, por ejemplo, los anarquistas, la derecha y los fascistas. En el alma torturada en el mismo caso de Arlt uno puede pensar en Remo Erdosain, el protagonista de ‘Los siete locos’”.

Ernesto Sabato, especialmente con su primera novela “El túnel” y luego, también con “Sobre héroes y tumbas”, especifica Amícola, “tiene una línea con Dostoievski”. Eugenio López Arriazu, quien tradujo “El jugador” de F. Dostoievski, apunta que “la obra de Dostoievski sigue conmoviendo a quienes lo leen por sus temáticas. Cada momento histórico relee su obra en una clave particular. Por su novela ´Los demonios´, para citar una de sus grandes obras, ha sido leído como antinihilista en el siglo XIX y como profeta de la revolución rusa en un sentido negativo por el filósofo N. Berdiáev, pero en otro positivo por el revolucionario A. Lunacharski”.

Por su parte, el traductor pampeano Omar Lobos, quien ha realizado las primeras traducciones argentinas directamente del ruso de “Crimen y castigo” y “Los hermanos Karamázov”, destaca que “Dostoievski es un autor siempre inquietante y actual para el público lector. A menudo se lo descubre ya en la adolescencia y es una suerte de aguijón fatal. ¿Y por qué subyuga Dostoievski? En principio, hay una maestría novelística superlativa en él, para utilizar todos los recursos del suspenso (aun los más baratos) y sostener la trama con intrigas permanentes, elementos que provienen del folletín, de la dinámica comercial de la novela folletinesca. Otro elemento es el trazado fuerte de sus personajes, cualquiera sea el rango (principal, secundario, circunstancial), que los vuelve particularísimos y ´extravagantes´ a pesar de su sujeción a los preceptos realistas, que aspiran a la configuración de ´tipos´, es decir personajes que expresan una generalidad antes que una particularidad”.

Lobos se refiere al “caso de Raskólnikov, por ejemplo, un estudiante común que se decidió a hacer lo que en su época podía decidirse a hacer ´cualquiera´. Sin embargo, es uno de esos personajes de la literatura universal que trascienden el marco de la novela, y tiene fama y entidad pareja con las de Don Quijote, Hamlet, Fausto. Y otros componentes sin duda potentes en la narrativa dostoievskiana son el humor (a menudo en una combinación grotesca) y la poesía”. En esa línea González agrega que Dostoievski fue el primero que reflejó literariamente la conciencia del sujeto moderno. Lo hizo desde San Petersburgo lo que sorprende a los europeos con su habitual etnocentrismo: “No hubo que esperar a Freud sino que en su obra ya se encuentra las claves de la conciencia fragmentada, la subjetividad rota de la modernidad”.

 

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