Redes y chicos: ¿prohibir, controlar o acompañar?
LOS RIESGOS DE DEJARLES EL TIMÓN EN LA NAVEGACIÓN DIGITAL

Redes y chicos: ¿prohibir, controlar o acompañar?

Las últimas denuncias en torno a los peligros de Instagram y Facebook volvió a poner en debate los riesgos que afrontan los menores que acceden a estas plataformas y el rol que deben asumir los adultos

Luego de que la ex empleada de Facebook Frances Haugen testificara en los últimos días sobre los peligros de esta red social y denunciara que Instagram había causado serios problemas de salud mental en muchos adolescentes, no fueron pocos los padres de chicos pequeños que, temor lógico mediante, se preguntaran: ¿no es hora de prohibirle las redes a nuestros hijos? Si bien se trata de un grupo nacido al calor de las nuevas tecnologías y considerados nativos digitales, el uso responsable es algo que debe aplicarse y por el que varios especialistas vienen militando.

¿Prohibir, controlar o acompañar? ¿Qué es lo mejor que como padres podemos hacer? En principio, es bueno recordar que el tema volvió a estar en el centro del debate luego de que se conociera una investigación del periódico The Wall Street Journal, según la cual Facebook había ocultado documentos que revelaban que Instagram causaba problemas de salud mental en muchos adolescentes. Uno de los datos: el 32% de las adolescentes que tenían problemas con su cuerpo, se sentían aún peor cuando entraba en Instagram. Una razón más para prevenir antes que curar.

Para la pediatra Susana Reyes Mazas, la clave está en “educar y acompañar desde el inicio, sabiendo transmitir los riesgos de las redes y poniendo los límites oportunos a cada edad. Hablar mucho sobre contenidos, saber qué páginas frecuentan nuestros hijos/as, detectar el abuso... Es muy importante que conozcan qué es la reputación digital”.

Una mirada similar aporta la psicóloga especializada en adolescencia y familia Sonia Cuenca: “así como para que nuestro hijo tenga una salud física conviene que conozca cómo alimentarse de una forma sana y que haga ejercicio regular, en el uso de las pantallas también necesita aprender una serie de habilidades y conocimientos con respecto a cómo usar cada aparato, qué le conviene y qué no le conviene y cuándo el uso es excesivo”. ¿Pero cuál es el momento exacto para que un chico tenga ya no su propio celular sino su propio perfil en una cuenta? La Asociación Americana de Pediatría (APP) recomienda no usar pantallas antes de los 2 años de edad.

Es decir, que no vean la televisión, ni usen tablet ni móvil ni otros dispositivos hasta que no tengan 2 años, dado que, según la APP, “no es recomendable para el desarrollo temprano del cerebro de los menores”. Según Cuenca, incluso, “muchos pediatras y neuropsicólogos aseguran que es muy recomendable que los niños pasen los primeros 6 años de su vida sin tecnología para así desarrollar su imaginación.

El juego libre es lo óptimo y el niño tiene que tener la posibilidad de aburrirse para crear”. Así, otras corrientes educativas o profesionales como Betzabé Lillo Orellana recomiendan no usar pantallas hasta los 6 años: “Antes de esta edad, sus capacidades cognitivas están en pleno desarrollo y es importante que lo hagan con inputs ‘naturales’. Se encuentran en una fase de pensamiento concreto y descubren el mundo desde un espacio de exploración sensorial”. No obstante, aclara Reyes Mazas, es importante aclarar dos conceptos diferentes: por un lado el tiempo de pantalla, y por otro el uso de internet.

Con respecto al tiempo de pantalla, explica, “los pediatras recomendamos que el tiempo diario no supere las 2 horas en mayores de 12 años. Por su parte, en los niños entre 5 y 12 años recomendamos que no superen los 60 minutos seguidos; y que los menores entre 2 y 5 años no superen los 30 minutos seguidos, como indican las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por lo tanto, no se aconseja el uso de dispositivos electrónicos a edades tempranas (sobre todo por debajo de los 2 años)”.

“Un tiempo excesivo delante de las pantallas repercute directamente en la salud de nuestros hijos/as y suele tener como consecuencia el sedentarismo y las alteraciones en las rutinas de sueño, que favorecen la obesidad, y por otro lado las alteraciones en la agudeza visual y la salud mental”, enumera la pediatra. A nivel emocional, la especialista agrega que “numerosos estudios relacionan un exceso de exposición a las pantallas con problemas de autocontrol, déficit de atención y depresión infantil.

Desde las asociaciones de pediatría llevamos años mandando mensajes como que ‘el móvil no puede ser una niñera ni un chupete emocional’. Los niños deben aprender a calmarse, identificar sus emociones y aprender a manejarlas”. El otro concepto es el uso de Internet y sus riesgos. “El acceso a contenidos inapropiados para cada edad, la revelación de información o el ciberacoso son los riesgos más comunes”, sostiene la experta. En estos casos, se asegura, lo fundamental es una buena educación desde que los niños son pequeños: una educación adaptada a cada edad y cada etapa. “La prevención es lo que mejor suele funcionar. Una vez que el hábito está instaurado es muy difícil cambiarlo, sobre todo en los adolescentes más mayores”, afirma la pediatra.

Otra vez la pregunta: ¿prohibir, vigilar o acompañar? “La clave está, sobre todo, en el uso de aplicaciones de control parental, la presencia de los padres guiando a sus hijos en contenidos adecuados para cada tramo de edad y, por último, ir dándoles poco a poco autonomía”, sostiene Mazas, para quien “mejor que prohibir es establecer acuerdos”.

Algo similar apunta Cuenca, quien asegura que a los chicos “hay que darles las herramientas y la educación para aprender a manejarse, enseñarles qué han de hacer, cómo actuar de la forma más segura posible, cómo reaccionar si alguien los insulta en las redes sociales, pero no podés estar vigilándolos todo el tiempo porque esa estrategia no va a hacer que no los insulten. Mejor, menos restricción y más concientización. Eso sí: es importante que existan unas normas de uso, pero se consigue más pactando que prohibiendo”.

Para llegar a buenos acuerdos, sostiene Cuenca, es fundamental tener en cuenta tres cosas: una buena comunicación entre padres e hijos; una clara motivación de los hijos para tener un uso saludable de los dispositivos electrónicos y, por último, dar el ejemplo como adultos. De nada sirve decirle a nuestros hijos pequeños que no estén todo el día con el celular si nosotros estamos vigilando a cada rato la pantallita. “Es importante explicar con conceptos comprensibles para ellos y considerando la etapa en la que se encuentran, qué es internet y qué cosas se pueden encontrar”, sostiene por su parte Lillo Orellana. “Se trata de introducir los dispositivos tecnológicos y el acceso a internet como una herramienta más en el entorno familiar, no como un elemento que reemplaza al adulto”.

Además, coinciden los especialistas, cuando los chicos se inician en las redes sociales “es clave que los adultos fomentemos conductas responsables, incluso crear un perfil con ellos cuando llegue el momento o configurar la privacidad para ayudar a tomar decisiones correctas”, aporta Mazas. Es muy importante que “se conozcan términos como ‘reputación digital’ y su repercusión futura, y hablar de forma natural de los contenidos que siguen o de los artículos o fotos que comparten, es parte de nuestra vida y así será más fácil detectar posibles problemas.

Por supuesto, si se detecta cualquier problema tenemos que actuar, contactando con los administradores o denunciando contenidos ofensivos o posibles delitos”, completa la experta. Si bien se trata de una problemática global, Argentina es uno de los países donde los nenes acceden a edades cada vez más tempranas no sólo a los dispositivos tecnológicos sino a tener una perfil en una red social (pese a que la edad para hacerlo sean los 13 años).

El contexto de pandemia tampoco ayudó demasiado: durante un año y medio fueron estos dispositivos las únicas ventanas al mundo que muchos chicos pudieron tener. Hace poco, y según relevamiento realizado por Google, se supo que seis de cada diez padres consideran que sus hijos estuvieron expuestos a contenido inapropiado en Internet durante el año pasado, un período en el que debieron permitirles pasar más tiempo frente a las pantallas debido a la virtualidad que se impuso por la pandemia.

Concretamente, el 73% de las 315 familias entrevistadas en Argentina aseguró que permitieron “que sus hijos pasen más tiempo en Internet para temas de interacción social y entretenimiento”, como consecuencia de las restricciones en la circulación que se decretaron en el país para mitigar la propagación del Covid-19. Esta cifra supera en un nueve por ciento a la obtenida ante la misma pregunta realizada en México, país en el que además un diez por ciento de los padres y madres encuestados aseguró que incluso decidió recortar el tiempo de interacción en la web a sus hijos durante la pandemia.

En Argentina, además, el 60 por ciento de los padres y madres aseguró que sus hijos se “enfrentaron a contenido inapropiado” de acuerdo a la edad de los niños, y el 49 por ciento tuvo una “sobreexposición de redes sociales”, desde que comenzó el confinamiento. Asimismo, 8 de cada diez padres y madres en Argentina “se sienten confiados de que sus hijos e hijas acudirán a ellos en caso de tener problemas de seguridad en línea”.

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