Dennis Rodman
Dennis Rodman
SOCIEDAD

Dennis Rodman recuerda sus excesos sexuales más extraños

Dennis Rodman fue una de las estrellas de aquellos Bulls que supo liderar Michael Jordan y que fueron traídos a la memoria recientemente mediante la serie de The Last Dance que se emitió por Netflix.

El Gusano, como era conocido en el ambiente, supo tener tantos excesos como aptitudes deportivas. Su vida fue un combo de logros dentro del rectángulo de juego como de inconducta fuera del mismo. Cumplir las reglas no era una de las prioridades de Rodman. En uno de los capítulos de las serie, se muestra una de las tantas andanzas de la estrella cuando pidió poder irse unos días a Las Vegas en medio de la temporada regular. Le dieron el permiso, pero obviamente, no regresó tiempo. Fue el mismo Jordan quien debió ir a buscarlo. Lo atendería su novia Electra. “Sentí que alguien golpeaba la puerta, y era Michael Jordan. Entonces me escondí porque no quería que me viera en esa situación. Ahí estaba yo metida detrás del sofá, tapada con un montón de sábanas, y escucho a Jordan diciendo: ¡Vamos! Tenemos que ir a la práctica!”. Rodman se consideró siempre un adicto al sexo y por eso tuvoa aventuras que suele repasar con sorna: “Tuve relaciones sexuales en todas y cada una de las habitaciones del Berto Center. En la sala de pesas, en la cancha de entrenamiento... era una locura. Cuando lean esto mis compañeros van a decir ¡maldición! pero lo cierto es que nos fue bien”. Además, entre sus relatos más desopilates, aparecen “tres roturas de pene” En la primera oportunidad, según describió en una entrevista con Party Legends Viceland, se dio a bordo de un yate: ”Estaba en un fiesta. Fiesta, fiesta, bebe, bebe, fiesta, fiesta, tú ya sabes… Yo y mi chica acabamos en una cama king size, dentro del barco. A ella le encanta tener sexo. Me dijo que quería intentar algo nuevo: que fuera corriendo y saltara sobre ella. Así que yo corrí, corrí y corrí, y salté. Y literalmente se rompió. Había sangre por todas partes. Ella se puso pálida. Se puso a gritar: ‘Dios mío. Ha muerto. ¡Yo lo maté!‘. Pero yo traté de calmarla: ‘No, cariño, me he roto el pene’”. En la segunda, contó que “jugaba para Detroit, contra los Rockets. Y una chica tomó un avión para verme. Cenamos juntos y dejó unos libros sobre la mesa. Le pregunté de qué se trataban. Me dijo que enseñaban 10 maneras de satisfacer a un hombre. Yo dije ‘bendita seas', y nos pusimos a tener sexo, hasta que me dio un golpe con las nalgas que me rompió el amigo. ¡Había sangre por todos lados! Y ya no pudimos seguir”. La última, según cuenta, fue con una enfermera: ”Misma historia. Fui a la habitación del hotel, tuvimos sexo, y sucedió de nuevo. Tuvieron que llevarme al hospital. La enfermera fue trayendo médicos para entender qué me había pasado. Al final había ocho médicos alrededor mío. Les dije que yo sabía qué tenía. Pero insistían en que querían cuidarme, que yo me encontrara bien. Al final me diagnosticaron una ‘contusión de pene’”.

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