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ABRE LAS PUERTAS A UNA CULTURA DIFERENTE

Aprender una lengua, aprender una nueva forma de pensar

Se trata de una de las mejores formas de enriquecer nuestro propio lenguaje, sin que importe la edad.

Si bien la forma en que adquirimos nuestra lengua materna se diferencia en la constancia e intensidad con que se da el aprendizaje, la posibilidad de adquirir una nueva o más de una, resulta en posibilidades ilimitadas.
Nuestra relación con la lengua comienza desde muy temprano, en donde cada etapa de nuestra vida es elemental para aprender un idioma y podemos lograrlo en muchas etapas de nuestra vida. 
Aunque las ventajas en la niñez son muchas, ya que los niños pueden reconocer y copiar sonidos con facilidad, los adultos tienen capacidad de atención y constancia, clave en el aprendizaje de una lengua.
Adultos y niños
Estudios confirman que siendo bebés podemos escuchar las 600 consonantes y 200 vocales que conforman las lenguas en todo el mundo y es al año cuando nuestro cerebro comienza a relacionar aquello que escuchamos con más asiduidad. Sin dudas los primeros años son claves para adquirir la lengua materna.
Pero al comparar el aprendizaje de un adulto con el que se da en un niño, muchos lingüistas consideran que existe una conexión emocional que facilita la adquisición de la lengua.
Un estudio de MIT, a través de un examen virtual por internet a 67.000 personas, concluyó que para adquirir un nivel de conocimiento gramatical igual al de un hablante nativo, lo mejor es comenzar a estudiar hacia los 10 años y que luego de esa edad la capacidad comienza a reducirse.
A pesar de ello, el estudio indicó que podemos mejorar nuestro idioma nativo con los años. Y que solo aprendemos a dominar completamente nuestro propio lenguaje a los 30 años.

Ventajas de aprender una nueva lengua 
El aprendizaje de una lengua extranjera tiene numerosas ventajas y aunque muchos las resumen en la cuestión formativa y económica, lo cierto es que amplía exponencialmente la capacidad y las herramientas para comunicarnos con más personas. 
Como si ello fuera poco, se suman algunos hechos científicos como la obtención de una flexibilidad cognitiva, una característica que permite adaptarnos a nuevas situaciones.
Además, mantiene la agilidad mental por mayor tiempo a lo largo de nuestra vida.
En el caso de los niños, estudios aseguran que aquellos bilingües o al menos en proceso de aprendizaje de una nueva lengua ayuda a que resuelvan mejor los problemas.
También se destaca la capacidad de pensar en otra lengua, uno de los puntos más difíciles, pero que ayuda en la toma de decisiones por la posibilidad de racionalizar con mayor facilidad.
Asimismo, aprender una nueva lengua genera mecanismos de búsqueda propios del individuo que permiten interpelar la lengua madre y fortalecer incluso ciertos conocimientos y alcances.
Alguien dijo alguna vez: “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, y sin dudas, una de las mayores ventajas de la lengua es esa posibilidad de adquirir acceso a un nuevo mundo que logre enriquecer el propio.

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