TABLETS, CONSOLAS Y SMARTPHONES

Pantallas en verano: cómo hacer para desconectar a los chicos

En días de ocio y recreo, muchos padres se enfrentan a la lucha diaria de intentar despegar a sus hijos de los dispositivos tecnológicos ¿Qué hacer? ¿Cuáles son los límites exactos que sugieren los expertos?

No es nuevo que el aburrimiento en vacaciones resulta una postal frecuente entre los chicos y un dolor de cabeza para los grandes. Pero, al calor de la tecnología y el vínculo cada vez más estrecho que tienen las nuevas generaciones con las pantallas, el dilema recurrente de esta época del año adopta por estos días una preocupación creciente y a tono con los nuevos tiempos: ¿cómo desconectar a los más jóvenes de las tablets, los smartphones y las consolas de videojuegos?
En días donde no hay obligaciones escolares y el ocio parece ser número puesto para los chicos, uno de los grandes desafíos es hacerle frente al aburrimiento. Para ellos, bien se sabe, las pantallas se convierten en una opción tentadora y acaso salvadora.

“Es lógico que en esta época del año pasen más tiempo frente a las pantallas”, dice la psicopedagoga Ana María Arroyo, aunque aclara que, frente a esta realidad estacional, “los padres deberían procurar que las pantallas, sean la de la tablet o el televisor, no reemplacen cualquier otra actividad propia de las vacaciones, como estar tiempo al aire libre o jugar en una pileta si se tiene la oportunidad. Es bueno y saludable que los chicos disfruten del ‘dolce fare niente’ en esta época del año, pero lo que no se puede permitir es que ese ocio se limite exclusivamente a estar frente a una pantalla”.
Según varios especialistas que analizan el vínculo de los chicos con las nuevas tecnologías, el tiempo frente a una pantalla debe limitarse, como mucho, a dos horas por día. La única excepción para ellos la conforman los juegos didácticos y las tareas. Para reemplazar el sedentarismo la idea es provocar a los niños a hacer una actividad.

Consejos
Para empezar a alejarlos de las pantallas y limitar su uso, apuntan los expertos, el principal consejo es que los padres establezcan de antemano un tiempo determinado frente a la televisión y las consolas de videojuegos. Y, por supuesto, que ese tiempo se respete.
Claro que la misión no es del todo sencilla. Un estudio realizado por la fundación “Henry J. Kaiser”, de hecho, demostró que limitar los horarios de televisión, computadora y consolas en los niños es un gran desafío para los padres. Según esa investigación, el 28 por ciento de los niños de entre 8 y 18 años afirma que sus padres establecen reglas sobre el uso de la televisión, el 30 por ciento de niños entre 8 y 18 años reconoce que sus padres establecen reglas sobre el uso de videojuegos y el 36 por ciento de niños entre 8 y 18 años manifiesta que sus padres establecen reglas sobre el uso de la computadora. Es decir que hay un alto porcentaje que no tiene limitaciones a la hora de jugar o de ver TV. Quienes sí limitan a sus niños tienen hijos que pasan tres horas frente a las pantallas. Los que no colocan un freno obtienen hijos que pasan 7,5 horas frente a diferentes entretenimientos. En contraste, estos niños leen sólo 25 minutos al día.

La clave, entonces, está siempre en los padres o en los adultos responsables. A ellos se les recomienda mantenerse firmes, apagar todas las pantallas y salir un rato con los chicos para que hagan una actividad física.
De todos modos, no son pocos los especialistas que aseguran que muchos padres, en su afán por descansar, optan en estas fechas por el cómodo recurso de ponerle a sus hijos un celu o una tablet en sus manos y así evitar cualquier berrinche.
Según el psicólogo clínico y antropólogo social José Antonio Molina, actualmente hay una sobreexposición de los menores a las nuevas tecnologías, y los últimos datos señalan que en pocos años se ha duplicado el acceso a internet de los niños de 4 a 14 años.
“No hay duda -asegura- de que en verano su uso aumenta porque es más fácil que accedan al móvil o la tablet durante los tiempos muertos que tienen, ya que durante el resto de año están o bien en clase o realizando actividades extraescolares o los deberes. Aquellos niños menos creativos, que tienden a aburrirse, que toleran menos la frustración y no saben controlar sus impulsos suelen ser carne de cañón y es más fácil que caigan en una adicción a las nuevas tecnologías. Además, un uso abusivo conlleva a posteriores trastornos de comportamiento en estos niños”.
Para evitar llegar a estas situaciones, Molina recomienda a los padres una serie de pautas. En primer lugar, que animen a sus hijos a realizar sus actividades cotidianas -desde desayunar o hacerse la cama a dar un paseo, bañarse en el mar y todos los etcéteras posibles– con anterioridad a agarrar la tablet o el smartphone. “Además -apunta-, su uso debe hacerse bajo el compromiso de cumplir las pautas y normas que marquen los padres en cuanto a tiempo y condiciones. Hay que dejárselo muy claro para no dar lugar a discusiones posteriores”.

COMENTARIOS