PREOCUPACIÓN 3.0

Peligro en la web: cada vez más apps para chicos contienen publicidades engañosas

Un estudio reciente advierte que el 95% de las aplicaciones para niños contienen propagandas invasivas. Afecta en particular a los niños de familias más humildes que se ven más expuestos a esos mensajes.

La postal es repetida pero no por eso menos peligrosa: un padre le deja su celular a su hijo chiquito para que se entretenga y juegue un rato. Pero el juego, lo advierten los expertos y lo sufren cada vez más familias en la región, puede terminar no de la mejor manera: con imágenes violentas o con publicidades que lejos están de ser comprendidas por los más chicos. Y lo que parecía un jueguito o una aplicación de lo más ingenua, se convierte así, de golpe, en una pantalla plagada de material muy poco recomendable para un nene.
La invasión de promociones o avisos para adultos en apps infantiles es un tema que preocupa al mismo ritmo que crece: un estudio realizado por la Universidad de Michigan y difundido la semana pasada, de hecho, reveló que el 95 por ciento de las aplicaciones destinadas a entretenimiento infantil en Google Play contiene publicidades engañosas que no pueden ser comprendidas como tales por ese público usuario.
Los investigadores analizaron las 135 aplicaciones de temática infantil más populares disponibles para el sistema operativo Android -que portan la mayoría de los celulares- y detectaron que casi todas ellas muestran anuncios que, por ejemplo, están asociados a conductas alimentarias poco saludables. El cuadro se agrava cuando se separa a las aplicaciones gratuitas de las pagas: la totalidad de las primeras contiene publicidad, algo que alcanza al 88% de las segundas. Esto, según los investigadores, afecta en particular a los niños de familias más pobres que se verán más expuestos a esos mensajes.

Escenarios adelantados
Aunque psicólogos y médicos insisten en una incorporación tardía y paulatina de la tecnología como forma de entretenimiento para niños, un informe del Centro de Estudios, Investigaciones y Opinión de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires alertó por el adelantamiento de esos escenarios.
“La tecnología forma parte de nuestras vidas pero lo que no puede pasar es que sea la única forma de calmar la ansiedad de un chico, que no intentemos otras maneras ni desarrollemos otras maneras de tratarlo”, explica la psicóloga Laura Jurkowski. Si bien la profesional sostiene que aun no se puede hablar de efectos a largo plazo en la conducta de los chicos, alerta sobre los problemas que pueden devenir de un estímulo unívoco desde la tecnología por parte de los padres. “Para un buen desarrollo del cerebro es necesario el contacto cara a cara, desarrollar motricidad fina y gruesa, el contacto piel a piel. No es lo mismo jugar a la pelota en la plaza que jugar al FIFA en la Play. La salud mental se caracteriza por la flexibilidad, cuando tenemos una sola herramienta, nos acota la salud”, explicó.

Directora de reConectarse, un centro de tratamiento para la adicción al uso de la tecnología, Jurkowski afirmó que “cuando el adulto habilita este tipo de entretenimiento, tiene que ser capaz de monitorear no solo aquello que tienen que ver el contenido y el tiempo de uso, sino también estas cuestiones accesorias que pueden aparecer en la pantalla, entre ellas la publicidad”.
La problemática de los contenidos engañosos no está presente únicamente en los juegos ya que, por ejemplo, la plataforma YouTube se vio obligada a lanzar una aplicación especial que evita la reproducción de videos que tienen la estética de famosos dibujitos animados con temáticas para adultos. “La publicidad va avanzando de la mano de la tecnología, se va metiendo en cada vez mayor cantidad de productos y es altamente nocivo para aquellos que no tienen desarrollada la capacidad de discernimiento, como es el caso de los chicos”, comentó el sociólogo Pablo Azcarate, integrante del Centro de Estudios de la Defensoría del Pueblo.
En ese sentido, el especialista precisó que las regulaciones siempre van “corriendo de atrás” a los usos y, mientras tanto, “las marcas aprovechan hasta ese espacio” para vender más.

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