LA PAMPA. TREMENDA BALACERA.

Una discusión por ruidos molestos terminó con tres personas muertas

Dos efectivos de la Policía Federal que celebraban una fiesta fueron atacados a escopetazos por un integrante del Servicio Penitenciario.

Una cena, el volumen de la música demasiado alto, hombres armados y una tragedia que todavía muchos no pueden entender. La madrugada en un complejo de departamentos del barrio Villa Santillán, en Santa Rosa, La Pampa, se convirtió en el escenario de una balacera entre miembros de la policía federal y un representante del Servicio Penitenciario de la provincia. El saldo fue de tres personas muertas y el dolor para la comunidad policial pampeana por un caso inexplicable.
Según informó el diario La Arena de La Pampa, el hecho se produjo a las tres de la mañana del domingo en un departamento de la calle José Ingenieros al 1100, entre Lope de Vega y Pasteur. Durante el suceso se escucharon al menos unos 17 disparos de bala y se cree que todos los participantes en la balacera perdieron la vida.
Un grupo de policías federales se había reunido la noche anterior a cenar en el departamento que algunos de sus integrantes compartían. En ese domicilio vivía el subinspector tucumano Gabriel Díaz (28 años), quien ofició de anfitrión durante la cita.
Después de que la mayoría de los presentes abandonaran el hogar, solo quedaron en el domicilio el propio dueño de casa y su compañero, un ayudante jujeño llamado David Garnica (29), quien era músico aficionado y fanático de diversas bandas.
Cuando el reloj marcó las tres de la mañana, sonó la puerta de la casa. Era el vecino del departamento ubicado en el piso inferior llamado José María Martínez (45), quien trabajaba en el Servicio Penitenciario de la provincia.
Una vez que se abrió la puerta, se vio a Martínez apuntando a los dos oficiales con su escopeta. Así, de inmediato se desató la balacera.
Según se pudo corroborar en la investigación, solo uno de los dos policías que fueron atacados pudo llegar a disparar con su arma, una Bersa reglamentaria de 9 mm. Se estima que ese mismo efectivo no pudo seguir disparando con su arma reglamentaria y que su compañero fue asesinado cuando corría a buscar su pistola.
La autopsia reveló que uno de los policías federales había recibido un disparo de escopeta en la base de la columna y el otro, en la espalda a la altura del hombro.
Por su parte, se cree que Martínez regresó a su casa después de asesinar a los dos oficiales y luego se suicidó con su propia escopeta. La autopsia evidenció que tenía dos heridas de un arma 9 mm. en sus piernas y un disparo de escopeta en su pecho.
Los cuerpos de los policías muertos fueron encontrados recién a las 6 de la mañana por otro de los habitantes del departamento del infierno. De manera rápida se dio aviso a la policía local, que acudiría al lugar a los pocos minutos y luego también encontraría el cuerpo sin vida de Martínez dentro de su hogar.
Ya a las 10 de la mañana se hicieron presentes en el lugar decenas de compañeros de los dos policías asesinados. El clima de dolor y estupor era absoluto. Nadie podía entender cómo había ocurrido un hecho trágico de semejante magnitud.
Horas después, algunos compañeros se despidieron de los dos oficiales muertos, en las redes sociales.