TENDENCIA JOVEN

Gamers y cosplayers: Las nuevas tribus urbanas que crecen entre los juninenses

Pelucas rojas, celestes, verdes, de todos los colores; trajes de samuráis y otros tantos personajes de mangas, animé y videojuegos; botas altas y caras maquilladas maravillan a los participantes y a los espectadores que participan de cada encuentro en las calles o eventos.

Es un fenómeno que surgió por los años 70 en Japón, que fue fortaleciéndose con el pasar del tiempo y ganando adeptos y fanáticos en todo el mundo. 
Se denomina cosplayer a la persona que representa personajes de ciencia ficción. Las fuentes favoritas para esto incluyen cómics, cine, libros, animé, manga y videojuegos.  La cultura cosplay proviene de Costume Play que significa interpretar disfrazado.
El número de seguidores ha ido siempre en aumento, y cada vez es más común ver a cosplayers en cualquier celebración, eventos, plazas de Junín o simplemente caminando por la vía pública interpretando y metidos en diferentes personajes. Además, hoy día no es raro ver que en los estrenos de película, algunos grupos se reúnan en las salas de cine.  

La trascendencia del cosplaying se refleja mucho más en los jóvenes considerados como generación Y, o millenias que buscan encontrar una identidad más globalizada sin centrarse en un sólo estilo de vida; por lo tanto, existen cosplayers que pueden considerarse roqueros, artistas gráficos, DJ’s, etc.
Según explicaron ellos, “es una actividad artística en donde las personas representan a personajes o conceptos a través del disfraz dentro de la cultura pop y el género fantástico y reúne corrientes artísticas como el cómic, los videojuegos, la animación, el cine, y se cruza con la fotografía y el teatro”.
“Viene del fanatismo y amor de los fans por sus cómics, series, películas, videojuegos o animé favoritos. Los trajes son lucidos orgullosamente en convenciones y muchos participan en concursos nacionales o internacionales”, agregaron.
Los participantes disfrutan de este mundo irreal, que por momentos lo confunden con el propio, y aprovechan sus condiciones para “jugar” a ser otros por unas horas, con todo lo necesario y al alcance para simularlo. 

Se cambian el nombre, se visten como sus personajes favoritos y hablan como ellos.
En medio de la búsqueda de personalidad que implica la adolescencia, un segmento de la “Generación Z” argentina, de entre 13 y 15 años en promedio, agregan a este complejo proceso nuevos condimentos: se cambian el nombre, se visten como sus personajes preferidos, hablan y bailan como ellos, y se mueven en masa, como una verdadera tribu urbana que se afianza y cultiva una estética y costumbres únicas; una extensión de la consola de videos que se pasea por las calles de Junín y otros lugares del país.
 En el caso de los “video gamers”, las consolas nacieron para ellos o ellos nacieron para las consolas. La ecuación puede leerse de las dos maneras y el resultado será el mismo: competir y divertirse online y en equipo para ser el mejor, aunque sea a través de una pantalla y en una realidad paralela, casi de ficción, donde surgen los personajes y las historias mejor contadas.

“Me olvido que soy yo”
María Luz Asprella o “Little Light Model” es una representante de estas tribus. Desde los 16 años prefiere pasar el tiempo con sus disfraces y pelucas. “Yo empecé con una amiga que hacíamos equipo entre las dos: nos juntamos, planificamos a qué evento ir y hacemos los disfraces de una misma temática o película como La Villana y el Héroe. La última vez hicimos de ‘Harley Quinn’”, explicó en diálogo con Democracia.
La meticulosidad con la los cosplayers -cuyo grueso de edad es entre los 14 y 25 años- fabrican sus trajes es extraordinaria.
“Acá en Junín por ahí te siguen mirando medio raro cuando ando con la peluca. Por suerte lo que veo en los eventos que yo trabajo o participo es que hay muchos chicos cuyos padres tal vez ya venían con el cosplayer y los van transmitiendo entre generaciones”, expresó.
 “Al evento de Pandita venía mucha gente de la Región y ahora los últimos que hubo estaban llenos de gente de acá de Junín con nenes chiquitos que se disfrazan y le ponen toda la onda. Por ejemplo hay encuentros que tienen temáticas como ‘LOL’ para participar en la competencia”, agregó.
“Siempre te metés en el personaje. Hay veces que estoy disfrazada de alguien que no habla y estoy las 8 horas sin emitir una palabra. Te saca mucho la timidez y me olvido de que soy yo y cuando tengo un disfraz soy otra persona”, subrayó.
“Los eventos que se hacen en Junín están buenos porque tiene sectores con computadoras y consolas, se hacen torneos y podés jugar libre; hay de Wlaking Dead y Harry Potter”, concluyó.