El presidente Mauricio Macri se reunió ayer con Santino, un chico de 13 años, que en febrero del año pasado le había escrito una carta proponiéndole aplicar en Argentina una ley contra el hambre. Inspirado en una normativa que funciona en Francia, el chico propuso que los supermercados donen la comida que sobra.
El niño tiene síndrome de Asperger y es amante de las letras. Cuando el presidente leyó el texto decidió invitar al chico a la residencia de Olivos donde lo recibió con la vicepresidenta.
"¿No se supone que esto es un país civilizado? ¿En qué tipo de país civilizado hay gente con comida de sobra mientras otra gente se muere de hambre en las calles?", se preguntaba el joven entrerriano en el texto de la carta.
Con extrema lucidez, planteaba: "¿No se supone que el gobierno debe ayudar a los ciudadanos? ¿No son la gente pobre ciudadanos, aunque sean pobres?". "Al parecer seis millones de pasan hambre en este país, una ley así podría ayudarlos mucho".
Santino le contó al presidente que su gran preocupación es terminar con el hambre en el mundo. La semana pasada conoció junto a su papá el banco de alimentos de Rosario donde aprendió mucho sobre la recuperación de la comida.
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