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TENÍA LAZOS DE PARENTESCO CON JUNÍN

Dolor por el fallecimiento de Héctor Daniel Ginzo

Murió ayer en Buenos Aires, lugar donde nació el 24 de noviembre de 1941, el ingeniero agrónomo Héctor Daniel Ginzo. El ingeniero Ginzo sufrió una penosa y larga enfermedad que enfrentó con estoicismo, acompañado por su esposa Norma.
Dedicó su vida en forma fervorosa y tesonera a las especulaciones más puras de la ciencia.
Luego de recibirse de ingeniero agrónomo en la Universidad de Buenos Aires, fue profesor de la afamada cátedra de Fisiología Vegetal y Fitogeografía (1961-1974), que dirigía Alberto Soriano, que recibiera el premio Konex por su trayectoria. Ginzo trabajó intensamente en las actividades científicas y académicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires e integró junto a Rolando León, Osvaldo Sala, Antonio Hall y Rodolfo Sánchez, entre otros, un grupo extraordinario de investigadores. 
El CONICET fue escenario de sus desvelos. Su talento y brillantez fueron pasaporte para que se graduara en 1970 como Magister in Scientia (University of Bangor, Gran Bretaña). Luego de vivir durante varios años en Inglaterra, profundizó sus estudios en Estados Unidos.
El CONICET fue uno de los ámbitos de su actuación en pos de la elevación del estándar científico de Argentina. Cumplió tareas en el Centro de Ecofisiología Vegetal (CEVEG [FECIC – CONICET- Fundación M. Lillo]; 1974 – 1995) y en el Instituto de Neurobiología (FIDNEU [Fundación Instituto de Neurobiología]; 1995 - 2006).
Integró el Instituto del Clima desde donde se desarrollan distintas herramientas tecnológicas para que los productores puedan tomar mejores decisiones sobre el impacto de la variabilidad y cambio climático en los recursos naturales y el sistema agroalimentario argentino.
Entre 2005 y 2009, fue asesor de la Representación Especial para Negociaciones Ambientales Internacionales (REMAI) y de la Dirección General de Medio Ambiente (DIGMA) de la Cancillería Argentina en cuestiones relativas al uso de la tierra, el cambio de su uso y la silvicultura. Integró la representación de nuestro país en los ámbitos de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC) y su Protocolo de Kioto (PK). Asesor de REMAI y DIGMA en cuestiones relativas a las repercusiones ambientales de la producción y empleo de biomasa como fuente alternativa de energía.
Desde 2012 fue académico del selecto grupo de investigadores que integran la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente.

Sus publicaciones
Entre 1966 y 1998 escribió diecinueve publicaciones científicas sobre fisiología del agua en los vegetales, efecto de la calidad de la radiación sobre la germinación, nutrición mineral vegetal, hormonas del crecimiento vegetal, respuesta del movimiento de zarcillos a campos magnéticos estáticos y los impactos del cambio climático en la región andina argentina.
En coautoría desarrolló las directrices del GIECC para estimar las emisiones y absorciones de gases de efecto invernadero en asentamientos urbanos y las debidas a las actividades de revegetación, escenarios de emisiones y medidas de mitigación en el sector de uso del suelo, cambio de uso del suelo y silvicultura para la Argentina (CEPAL) y América Latina (IAASTD).

Especialista certificado
Era especialista certificado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para la evaluación de inventarios de emisiones/absorciones de gases de efecto invernadero en actividades relacionadas con el uso del terreno, el cambio del uso del terreno y la silvicultura.
Asimismo, fue especialista certificado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para el diseño y la evaluación de estructuras burocráticas destinadas a la preparación de inventarios de emisiones/absorciones de gases de efecto invernadero. 
También le entregaron el título de especialista certificado por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para la evaluación de modelos y métodos de estimación de emisiones/absorciones de gases de efecto invernadero en actividades relacionadas con el uso del terreno, el cambio del uso del terreno y la silvicultura.

Su último trabajo
A pesar de la cruel enfermedad que lo aquejaba, últimamente, Ginzo hizo un estudio de gran envergadura donde proponía que se le otorgue a la enseñanza de la educación ambiental en el ámbito de la educación preuniversitaria argentina, un enfoque más orientado hacia los fundamentos biofísicos del ambiente -ciclos elementales, biodiversidad, etc.-.
También proponía en el mismo, ilustrar a los estudiantes sobre la importancia de las llamadas soluciones de compromiso (conocidas internacionalmente como trade-offs) en la construcción o aplicación de políticas para la promoción del desarrollo sustentable. 
Como la Educación Ambiental tiene un importante componente político, criticaba el hecho de que las orientaciones oficiales actuales muestren un claro sesgo ideológico en lugar de estimular la valoración objetiva de la realidad, que es imprescindible para que el estudiante pueda juzgar desprejuiciadamente las repercusiones de la interacción entre el ambiente biofísico y la sociedad.

Su personalidad
Héctor Daniel Ginzo disimulaba su mente brillante y extraordinaria en su sencillez. Era divertido y tenía un fino sentido del humor. Tres hijos reciben el legado de su personalidad sin dobleces: Mercedes, Francisco y Andrés. 
Estaba ligado a Junín por sus padres, el dibujante y caricaturista José Antonio Ginzo y su madre, Amalia Dana. Sus restos fueron cremados ayer en el cementerio de la Chacarita.

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