¿Cuántas veces es recomendable subirse a la balanza para lograr un control óptimo de nuestro peso?
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¿Cuántas veces es recomendable subirse a la balanza para lograr un control óptimo de nuestro peso?

Existe el prejuicio de que chequear constantemente cuántos gramos se suben o bajan no tiene impacto en el mantenimiento de la figura anhelada tanto por cuestiones de prevención de enfermedades como por gratificación estética. Pero la evidencia científica muestra lo contrario.

Investigaciones recientes confirman que pesarse regularmente es una estrategia eficaz para perder y controlar el peso, principalmente porque ayuda a aumentar la conciencia de nuestro peso actual y a detectar cambios.

La interpolación de datos con al menos una docena de estudios sobre hábitos en el control del peso concluyó que los participantes que se pesaban semanal o diariamente durante varios meses perdían entre 1 y 3 unidades de IMC (índice de masa corporal) más y recuperaban menos peso que los participantes que no se subían a la balanza con frecuencia.

Estos estudios concluyeron también que el autocontrol del peso es una herramienta esencial para controlar su incremento, fundamentalmente a medida que envejecemos porque los adultos tienden a ganar kilos progresivamente a lo largo de la mediana edad.

Aunque el aumento medio de peso suele ser de entre 0,5 y 1 kg al año, esta modesta acumulación de peso puede conducir a la obesidad con el paso de los años. Esto ocurre de modo sutil, silencioso e inadvertido. Por eso pesarse semanalmente y llevar un registro de los resultados ayuda a visibilizar los incrementos de gramos y evitar un aumento de peso que se vaya consolidando y –por ende- más difícil de revertir.

Hacer un seguimiento de nuestro peso también puede ayudar a identificar problemas médicos a tiempo. Los cambios drásticos de peso pueden ser un signo precoz de algunas afecciones, como problemas de tiroides, digestión y diabetes.

Cambios diarios

“Nuestro peso corporal puede fluctuar en un mismo día y a lo largo de los días de la semana. Varios estudios indican que el peso corporal fluctúa un 0,35% entre semana y suele ser mayor después del fin de semana”, aseguró Nick Fuller, director del Programa de Investigación del Centro Charles Perkins, de la Universidad de Sídney, Australia.

Pero atención: el hábito de pesarse cada día puede dar lugar a confusiones o datos que no son del todo acertados. ¿Cómo es eso? Sucede que los estudios relevados aseguran que las fluctuaciones de peso corporal son diarias y tienen varias explicaciones, muchas de ellas relacionadas con el contenido de agua de nuestro cuerpo. Las causas más comunes incluyen:

1. El tipo de comida que hemos consumido

Si cenamos una comida rica en hidratos de carbono, pesaremos más al día siguiente. Este cambio es el resultado de que nuestro cuerpo transporta temporalmente más agua: retenemos unos 3-4 gramos de agua por cada gramo de carbohidrato consumido para almacenar la energía que nos proporcionan.

Nuestro contenido de agua también aumenta cuando consumimos alimentos más ricos en sal. Nuestro cuerpo intenta mantener un equilibrio de sodio y agua. Por eso cuando aumenta la concentración de sal en nuestro torrente sanguíneo, se pone en marcha un mecanismo para restablecer el equilibrio, reteniendo agua para diluir el exceso de sal.

2. Nuestra ingesta de alimentos

Ya sean 30 gramos de frutos secos o 65 gramos de carne magra, todo lo que comemos y bebemos tiene peso, lo que aumenta nuestro peso corporal temporalmente mientras digerimos y metabolizamos lo que hemos consumido.

Nuestro peso también tiende a ser menor a primera hora de la mañana, tras haber restringido nuestra ingesta de alimentos durante la noche. Y mayor por la tarde, después de nuestra ingesta diaria de alimentos y bebidas.

3. Ejercicio

Si nos subimos a la balanza en el gimnasio después de hacer ejercicio, es muy probable que pesemos menos debido a la pérdida de líquidos inducida por la transpiración.

La cantidad de agua perdida varía en función de factores como la intensidad y la duración del ejercicio, la temperatura y la humedad, así como la tasa de sudoración y el nivel de hidratación.

En promedio, perdemos 1 litro de sudor durante una hora de ejercicio de intensidad moderada.

4. Cambios hormonales

Las fluctuaciones hormonales del ciclo menstrual también pueden afectar al equilibrio de líquidos. Las mujeres pueden experimentar retención de líquidos y ganar temporalmente entre 0,5 y 2 kg de peso en este periodo.

Específicamente, la fase “lútea”, que representa la segunda mitad del ciclo de la mujer, provoca un cambio de líquido del plasma sanguíneo a las células e hinchazón.

5. Movimientos intestinales

Ir al baño puede provocar una pérdida de peso pequeña pero inmediata, ya que se eliminan desechos del cuerpo. Aunque la cantidad perdida varía, generalmente eliminamos alrededor de 100 gramos de peso a través de nuestras deposiciones diarias.

Todas estas fluctuaciones son normales, y no son indicativas de cambios significativos en nuestra grasa corporal o masa muscular.

Que el control no dispare el estrés

Sin embargo, hay que estar atentos porque ver estas oscilaciones puede hacer que nos obsesionemos con el peso y generar un estrés innecesario. Pesarse con demasiada frecuencia también puede crear una compulsión con el número que devuelve la balanza y hacernos más mal que bien.

“A menudo, nuestra reacción cuando vemos que el número no se mueve en la dirección que queremos es restringir aún más nuestra ingesta de alimentos o sumarnos a la última dieta de moda. Pero además de no ser agradables ni sostenibles, las dietas de moda acaban haciéndonos ganar aún más peso. Así lo confirmó un estudio a largo plazo que comparó la pérdida de peso intencionada entre más de 4 000 gemelos”, remarcó Fuller.

Los investigadores descubrieron que la probabilidad de tener sobrepeso a los 25 años era significativamente mayor en los gemelos que hacían dieta para perder 5 kg o más. Esto sugiere que hacer dieta con frecuencia nos hace más susceptibles al aumento de peso y propensos a engordar en el futuro.

En conclusión: pesarse semanalmente proporciona una medida más precisa de las tendencias de nuestro peso a lo largo del tiempo. Pero lo ideal es que nos pesemos siempre el mismo día de la semana, a la misma hora y en el mismo entorno cada semana y con la balanza de mejor calidad que podamos permitirnos.

Y debe recordarse que el número que aparece en la balanza es sólo una parte del control de la salud y el peso. Centrarse únicamente en él puede eclipsar otros indicadores, como cómo nos queda la ropa. Y también resulta esencial prestar la misma atención a cómo nos sentimos, física y emocionalmente.

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