Consejos útiles para revertir o prevenir la obesidad en niños y adolescentes
CÓMO ABORDAR LOS MALOS HÁBITOS

Consejos útiles para revertir o prevenir la obesidad en niños y adolescentes

La licenciada en Nutrición Paz Garro, especialista en Nutrición Integrativa Funcional, al ser consultada por Democracia, brindó una serie de medidas y buenos hábitos que las familias podrían adoptar para combatir la obesidad.

En diálogo con Democracia, la nutricionista Paz Garro se refirió a los factores que influyen para que se dé la obesidad infantil, que coinciden con la pandemia y con hábitos que se fueron perpetuando en la comunidad. 

Uno de los puntos que la especialista destacó fueron los productos elaborados y procesados, que tanto gustan a los chicos y que parecen limitar las opciones de poder darles frutas y verduras o recibir una alimentación sana.

La profesional planteó situaciones que generalmente observa a diario, en su consultorio, que pueden explicar la problemática que se da en el mundo actual.

“Es frecuente que a los chicos no les gusten las verduras ni las frutas, que es lo que necesita nuestro organismo para funcionar como debe. Sucede que muchas veces, quizás por una cuestión de capricho de los niños o porque los padres no tienen tiempo, trabajan y muchas veces no hay otra opción en la casa, se facilita la cuestión de la alimentación cocinando fideos o algún tipo de alimento procesado o carnes procesadas más fáciles de comprar, más rápidas de cocinar y que a los chicos les gusta. Por eso, los padres se orientan a consumir este tipo de productos, porque son de mayor utilidad, más fáciles de hacer y porque el niño no lo rechaza”, explicó.

“Esto hace que los chicos consuman, muy habitualmente, alimentos procesados como salchichas, ‘patitas’ de pollo o hamburguesas congeladas y distintos productos que se encuentran en los freezers de los comercios, que muchas veces no sabemos de dónde provienen, pero se consumen y están muy lejos de ser algo saludable”, dijo.

La resistencia

“A veces los chicos por capricho no quieren comer, entonces los padres antes que no coman le dan lo que quieren. Y eso, perpetrado en el tiempo, va generando un patrón de alimentación para el niño que hace que sea sobrealimentado con productos procesados, que no le van a dar una nutrición correcta pero que en ese momento lo alimentan. Entonces la mamá, el papá o la abuela, sobre todo, se quedan tranquilos porque el nene ‘comió”, dijo la entrevistada .

Ante este panorama, señaló la carencia de las verduras y las frutas en la dieta de los chicos, lo que significa carencia de minerales, vitaminas y de nutrientes esenciales.

“El niño puede tener un sobrepeso, ser obeso, pero en sí termina desnutrido porque tiene un problema de disfunción orgánica y su organismo responde ante esta situación con un problema, como es en este caso la obesidad”, apuntó.

Acotó que la obesidad a veces es malinterpretada, no solo en los niños sino en los adultos también, porque “no pasa solo por la comida sino que oculta otro tipo de problemas” psicológicos o sociales, que no se abordan en la presente nota.

Respecto a la alta exposición a las pantallas (celulares, tablets, computadoras), la falta de actividad física y la comida chatarra, la especialista dijo que también influyen para agravar el problema de la obesidad infantil, más aún en tiempos de pandemia, cuando los chicos casi no hicieron actividades como ir a la escuela, hacer deporte o jugar al aire libre, por ejemplo. 

Consejos

La licenciada Paz Garro (Instagram:@pazgarronutrición) mencionó algunos consejos que pueden ayudar a prevenir o tratar la obesidad infantil:

1) Regularizar las horas de sueño. “Permanecer despiertos durante la noche ha generado desarreglos  como aumento de peso y problemas a nivel hormonal, es decir, sucede una disfunción a nivel orgánica. Al pasar mucho tiempo despierto, el niño o joven puede consumir más y no de verduras precisamente, sino de galletitas, golosinas y cosas que están al alcance de la mano”, explicó.

2) Limitar el uso de aparatos tecnológicos, internet y demás hasta las 22 o 23 de la noche. “Si no se pone límites, se genera un hábito. Estar muy expuestos a la luz azul de las pantallas y a permanecer demasiado tiempo sentados no hace bien. Recuperar las horas de sueño facilita que al otro día, a la mañana, el niño o el adolescente pueda realizar más actividades. A esto se le llama higiene del ‘sueño reparador’, con formación de antioxidantes y con una propia de regulación hormonal”, explicó.

3) Higiene alimentaria: consumir más frutas y comidas que incluyan alimentos naturales. “Hay que descartar los ultraprocesados y todo lo que viene en paquete. Es mejor optar por un sándwich de jamón y queso y no por galletitas. Consumir yogures naturales sin azúcar, con frutas de estación o frutas congeladas, compotas, yogur y frutas procesadas (incluso con alguna verdura como zanahoria) y heladas, es decir, hacer como un helado para el niño”, propuso.

4) Actividad física regular. ”El hecho de empezar a moverse es muy importante. Hacer actividades como ir a la escuela periódicamente, estar al sol y tomar su vitamina, estar con otras personas, con distanciamiento social, hace que tengan otro tipo de contacto social que los haga jugar y divertirse al aire libre, y también con familia por supuesto. Practicar algún deporte  al menos tres o cuatro veces por semana hace que el chico se canse  y pueda descansar más tranquilo por la noche. 

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