SALUD

¿Por qué no me animo a separarme?

Separarnos de una persona con la que estamos es muy complejo porque por lo general nuestro mundo gira en torno a nuestras relaciones de amor, y la pareja es fundamental en esto. Construimos una vida, una cotidianeidad, nos despertamos con alguien, almorzamos, salimos, planificamos un viaje. Esa persona es una parte importante de nuestra vida.
Y cuando se da una situación de desamor, de ruptura, nos aparece el fantasma de la soledad. Muchas veces me han dicho algunos pacientes que no se animaban a separarse, y al buscar el porqué, no siempre encontré el amor.
No es que alguien dice: “No, no me puedo separar porque estoy enamorado”. Muchas veces es: “No me animo a separarme. No me animo a separarme de alguien a quien a lo mejor ya no quiero más. No me animo a irme de una situación en la que a lo mejor no estoy siendo feliz. Lo estoy padeciendo, pero igual no me animo”.
¿Por qué no me animo? A veces es porque hay mandatos que nos dicen que no tenemos el derecho a ser felices. A veces porque hay mandatos que nos dicen que no tenemos derecho a fracasar .
Pero también es cierto que se esconde detrás de ese temor a separarse el miedo a la soledad.
Y yo me pregunto, ¿por qué le tenemos miedo a la soledad? Si en la soledad, en definitiva, lo único que hay somos nosotros mismos. Cuando le tememos a la soledad es porque no estamos con quien somos, razón demás para estar solos.
¿Por qué? Porque si hay algo que se parece a la felicidad, ¿saben qué es? La posibilidad de estar solos con uno mismo sintiéndose bien sin sentir vergüenza. Porque cuando uno está mal en soledad, está más solo que nunca porque quiere decir que no está bien con quien es.
Y solo aquel que puede vivir su soledad sin miedo está en condiciones de poder crear un vínculo con otro.  Yo creo que lo primero que tenemos que darnos cuenta es que el único tiempo posible para nosotros es este tiempo que tenemos aquí. El que tenemos ahora.
Es esta vida que estamos viviendo en este instante, lo peor que podemos hacer es pasar este breve tiempo que tenemos en una situación que no queremos estar más. Es cierto, a veces da miedo, a veces aparece la sensación de riesgo y de peligro, sí.
Pero déjenme decirles algo: vivir es riesgoso y el que no acepta el riesgo de la vida corre el riesgo de desperdiciar su vida haciendo cosas que no quiere y estando en lugares en los que ya no desea estar.