None
UN GOLPE A LA SALUD

Anorexia precoz: detectan casos en nenas de entre 8 y 9 años

Los expertos afirman que nunca hubo tantas chicas con trastornos alimentarios como ahora. Apuntan contra patrones culturales que inciden en el fenómeno.

El verano está a la vuelta de la esquina y los trastornos alimentarios parecen agudizarse con la llegada de los primeros calores. No es novedad que preocuparse por el cuerpo, hacerse malasangre por esos kilos de más frente al espejo y compararse con ideales de belleza acaso inalcanzables son conductas típicas -no exclusivas- de adolescentes. A la anorexia se la señaló siempre como una enfermedad característica de este período convulsionado de la vida. Pero cambia -todo cambia- y los trastornos alimentarios no son la excepción: mientras la mayoría de los médicos que atienden esta problemática coincide en que las consultas crecen en esta época del año, también aseguran que cada vez son más los casos que se detectan en nenas de entre 8 y 9 años.
“En España hay casos de anorexia reportados en niñas de 7 años y acá el panorama no es muy diferente”, advierte la nutricionista Marisa Brogua, para quien el fenómeno no es del todo nuevo pero se aceleró en los últimos años. “Los casos de padres preocupados porque sus hijas empiezan a tener una relación complicada con la comida en tercer o cuarto grado de la primaria se están volviendo frecuentes y ya dejaron de ser ejemplos aislados, como ocurría años atrás”, remarca la especialista.

En un mundo donde la obesidad crece y se cobra nuevas víctimas, se expande también su extremo opuesto y más peligroso: se calcula que cerca del 40% de las jóvenes de nuestro país sufre desórdenes alimentarios que son la antesala de la bulimia y la anorexia. En los últimos años aumentaron un 50% las consultas por este tipo de trastornos, según datos de Aluba, donde se registran unas 50 consultas por mes relacionadas a este problema.
“En la etapa de los cambios físicos que hacen que los niños pasen a ser adolescentes -explica Brogua-, hay un aumento del peso y eso se hace visible generalmente en la pancita. Por lo general son pocos los nenes que reparan en eso o se hacen problema, pero es evidente que la cultura actual algo está haciendo con los más pequeños porque hoy en día cada vez es más común ver a una nena de 8 o 9 años que se haga problema por ese cambio físico característico de su edad”.

Según la experta, en esos casos las nenas suelen no querer comer, buscan hacer ejercicios casi de manera repentina o vomitan en secreto en un intento desesperado por bajar de peso. A esto se le puede sumar un entorno que se encarga de señalar los “rollitos” como si fuese un problema. “Hay padres jóvenes, que no llegan a los cuarenta y tienen nenes chiquitos, que fueron criados en un contexto que valora en exceso el cuerpo delgado y replica entonces esos patrones como si estuviese mal tener pancita o rollos -dice Brogua-. Por ahí hasta lo hacen sin darse cuenta, casi como una gracia, pero hay que entender que decirle a un nene o una nena que está formando su psiquis que tiene panza o que esta ‘rellenita’, puede ser determinante para alentar un trastorno alimentario”.
En nuestro país, un estudio liderado por profesionales de Aluba encontró una prevalencia del 12 al 15% de riesgo de trastornos alimentarios en niñas y niños de entre 10 y 12 años. Los factores de riesgo que identificaron los autores fueron la presencia de antecedentes de problemas alimentarios, de madre obesa y de familiar que hace dieta.
Desde la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), al tanto del crecimiento de este fenómeno, los desórdenes alimentarios en niños se enmarcan en una cultura donde el cuerpo y la figura son protagonistas. “Los adultos están muy preocupados por su imagen y se lo transmiten a sus hijos”, sugieren los expertos de esta entidad, en sintonía con la mirada que tienen buena parte de los nutricionistas que trabajan en el tema.

En tren de analizar los orígenes del problema, la cultura es señalada entonces como una gran responsable del problema: nadie duda de que modelos de perfección esquelética como Cara Delevingne, Miley Cyrus o la propia Violetta influyen en las niñas y su necesidad por aparentar una delgadez extrema.
“Es un fenómeno de estos tiempos”, apunta por su parte el nutricionista platense Norberto Russo, quien precisa además que en su consultorio “se reciben cada vez más casos de nenas de nueve o diez años con trastornos de bulimia y anorexia muy avanzados, algo impensado hace una década atrás”.
En esa línea se apuntan también los especialistas de la Sociedad Argentina de Pediatría, donde sus autoridades admiten que “hay un corrimiento en las edades de los trastornos alimenticios hacia edades más tempranas, algo que no puede dejar de analizarse en un contexto con patrones de consumo y modelos estéticos que hacen que los niños se vuelvan más vulnerables. No se trata de trastornos psicopatológicos individuales o aislados: los chicos están expresando una problemática social”.

COMENTARIOS