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Volver de las vacaciones puede derivar en una pesadilla.
SÍNDROME POST-VACACIONAL

Volver de las vacaciones, un mal de época que puede desencadenar estrés

Denominado por algunos especialistas como Síndrome de Estrés Post-Vacacional, lejos de tomarlo como algo inofensivo, se lo señala capaz de provocar cuadros de profunda tristeza cercanos a la depresión, apatía, taquicardia, sensación de ahogo, tensión.

Nunca es divertido volver de las vacaciones y tener que retomar las obligaciones de todos los días: el trabajo, los chicos, la casa. Pero lo que para algunos puede ser molesto o engorroso para otros, muchos otros, puede derivar en un inmanejable y fatídico cuadro de estrés. ¿Para tanto?
Denominado por algunos especialistas como Síndrome de Estrés Post-Vacacional, lejos de tomarlo como algo inofensivo se lo señala capaz de provocar cuadros de profunda tristeza cercanos a la depresión, apatía, taquicardia, sensación de ahogo, tensión, dolores musculares y hasta insoportables problemas de estómago.
“Es muy frecuente encontrar en nuestras consultas a pacientes que explican que su problema comenzó un tiempo luego de las vacaciones”, apuntan desde el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), cuyas autoridades precisan además que este cuadro se torna frecuente entre los adultos jóvenes de entre 25 y 40 años.
“No saben qué les pasa después de volver de las vacaciones pero se sienten que están nerviosos, angustiados y sobresaltados, todo les preocupa, transpiran mucho, tienen taquicardia y problemas para dormir. En algunos casos, incluso, hasta pueden desatar una crisis de pánico como corolario”, apuntan en CEETA.
Según se apunta, un síndrome se define como un estado patológico asociado a una serie de síntomas simultáneos, generalmente tres o más. Y el de estrés post-vacacional, como sus palabras lo indican, es el estrés que aparece después de las vacaciones. “Aunque no está aceptada como enfermedad en las principales clasificaciones internacionales -aclaran los expertos del Centro-, se le está dando cada vez mayor importancia. Algunos autores piensan que ésta es simplemente una situación transitoria que desaparece cuando la persona transita el proceso de adaptación a la nueva situación. Por ejemplo volver al trabajo y las rutinas diarias en el caso de los adultos y en el caso de los niños volver a la escuela”.
Asimismo, los especialistas explican que cuando el proceso de adaptación fracasa “se generan una serie de síntomas tanto físicos como psicológicos”, y agregan que estos síntomas, si perduran en el tiempo, “pueden repercutir en la calidad de vida de quien lo padece”.


El cuadro, por lo general, presenta problemas de insomnio con una marcada somnolencia durante el día, falta de concentración, desidia con respecto a las tareas que se deben enfrentar y ansiedad. También pueden aparecer tristeza, apatía, depresión, taquicardia, sensación de ahogo, tensión, dolores musculares y problemas de estómago, tal como lo describen los expertos, quienes suelen poner de relieve que la causa principal de este síndrome “es el cambio en el ritmo diario, la alteración del reloj biológico, ya que durante las vacaciones el ritmo de vida sufre un cambio significativo. En general nos acostamos más tarde y lo mismo ocurre con la hora de levantarnos. Hay un desorden total en nuestros hábitos y nuestra rutina. La alimentación varía como así también nuestra actividad social. Por eso la vuelta a la vida de todos los días significa un cambio brusco para nuestro organismo”.
Si a esto le agregamos la falta de motivación en el trabajo o en las actividades que se deben emprender al regreso, se explica, la vivencia subjetiva puede ser muy negativa. Y es ahí cuando la combinación de ambas situaciones puede dar lugar al síndrome post- vacacional.
Para llegar a este punto, los especialistas recomiendan dividir el tiempo de las vacaciones; volver unos días antes para tener tiempo de readaptarse a los nuevos hábitos de siempre; y planear escapadas durante el año, no sólo durante el verano.

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