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“En Junín se implementa desde antes de la ley”

El ginecólogo juninense Andrés Birello afirmó a Democracia: “Trabajo en Junín desde 2009 y se trabaja muy bien en ese sentido. El parto respetado es una ley que contempla la participación de la madre, del padre en el parto y en el caso de que no esté el progenitor, puede haber algún familiar que la parturienta quiera, ya sea una hermana o la madre. A su vez la ley estipula en lo que es la administración de calmantes, que no se le coloque el suero desde el comienzo del trabajo de parto. Pero en los centros de Junín se implementa esto incluso desde antes que sea aprobada la ley, por lo que no modificó mucho, ya que veníamos trabajando con el parto respetado desde antes”.
“Hay algunas prácticas que no son de uso frecuente y que la madre las pide. Pero aunque no se pidan, se practica igual el parto respetado, no se le coloca el suero desde un principio, se ofrece que participe algún familiar o el padre del bebé”, señaló. 
“Antes la madre se sometía a las indicaciones médicas y a partir de la ley, y acá en Junín desde antes de esta normativa, la participación de la madre es mucho más activa. Por ejemplo existe la deambulación durante el parto, ya que la madre antes del parto puede caminar, darse una ducha si quiere para relajarse y estar mejor. Son situaciones que alivian el dolor y hacen del trabajo de parto algo mucho más placentero”, explicó el profesional.
“Hay unas medidas que se practican generalmente en situaciones de embarazos de riesgos y partos complicados que por ahí nos limitan un poco, porque la idea nuestra es garantizar la salud de la madre y el bebé. En estos casos necesitamos un control más estricto, con un monitoreo más constante, y eso no nos permite que la madre se pueda dar una ducha y ande caminando. Esos casos son el 8%”, precisó.
“Los casos de partos en los hogares sé que son esporádicos y aislados, que no están recomendados por ninguna sociedad científica. Acá en Junín no se practica, y no lo recomiendo”, afirmó. 
“Me ha pasado con cuatro pacientes en el transcurso de los años que me solicitaron el parto en sus domicilios. No accedí a eso porque no es una buena práctica, está totalmente contraindicado y uno no tiene accesibilidad, en caso de necesitarlo, a todos los medios de alta complejidad que sí tiene una institución como el hospital o la clínica privada”, explicó.
“Esto está fuera de tema y entiendo que la sociedad lo cuestione pero para nosotros es un tema cerrado, ya que está contraindicado: no solo que no lo practicamos sino que no se recomienda desde ningún punto de vista. En Buenos Aires sé que hay tres o cuatro médicos que lo hacen pero la realidad es que es por afuera de la ley”, sostuvo.
La australiana que comenzó con el parto domiciliario en la década de 1980, en su tercer parto en su casa falleció ella misma ya que tuvo una complicación gravísima que en una institución de salud se hubiera resuelto.
El parto institucionalizado data de 1950 en Argentina y a partir de eso disminuyó un 1000% la mortalidad de los bebes.

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