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ENCHASTRARSE PARA APRENDER

Nenes sucios, ¿más sanos?

Algunos aseguran que es una manera de reforzar el sistema inmune; otros alertan de los peligros.

Chicos cubiertos de tierra trepando árboles, saltando charcos, jugando con barro suelen ser imágenes aterradoras para las madres. Sin embargo, según el microbiólogo canadiense B. Brett Finlay, hay que permitir que los chicos se ensucien para que estén saludables.
El científico es uno de los autores del libro Let Them Eat Dirt: Saving Your Child from an Oversanitized World (Dejá que coma tierra: salvando a tu hijo de un mundo demasiado limpio). En una conversación radial explicó su teoría: gran parte de los microbios que se encuentran en la suciedad ayudan a entrenar el sistema inmune y benefician la flora intestinal.
“En los 150 años desde que descubrimos que los microbios causan enfermedades infecciosas, hemos luchado para mantenerlos a raya. Pero una reciente explosión de conocimiento científico ha llevado a pruebas innegables de que la exposición temprana a estos organismos es beneficiosa para el bienestar de nuestros niños. Resulta que nuestro énfasis actual en la hiper-limpieza y las dietas pobres están tomando un peaje en la salud de toda la vida de nuestros niños”, es una de las afirmaciones del libro.
Según esta teoría los chicos que viven en el campo o tienen perros en la casa tendrían menos posibilidades de contraer algunas enfermedades como el asma. Por otro lado, afirmó que como consecuencia de las dietas en base a productos industriales refinados, el intestino no necesita trabajar mucho en la digestión. En este sentido manifiesta la necesidad de incorporar granos, vegetales, frutos secos y frutas a la alimentación.
“Los chicos siempre van a ser chicos, van a ponerse cosas extrañas en la boca y demás. Es su manera de experimentar el mundo, testeando el ambiente en el que viven. Necesitan esos microbios para desarrollarse”, comentó Finlay.
Sin embargo, la pediatra Silvina Morales, vicepresidenta de la sociedad de pediatría de La Plata, advierte que el tema es “muy controvertido” debido a la realidad social de Argentina. Y en este sentido alerta: “Una enorme cantidad de chicos llegan a la consulta con infecciones en piel, que se producen por rascarse picaduras con las manos sucias de tierra. También hay que tener en cuenta el dengue y evitar que los chicos entren en contacto con aguas que podrían estar contaminadas, como de estanques y lagunas”, sostiene, y agrega: “Es importante que los chicos se laven las manos, se cepillen las uñas, que utilicen pantalla solar, repelente y lo renueven cada 2 o 3 horas si se mojan, que no coman mientras juegan para evitar infecciones y que se laven las manos antes de cada comida”.
Por otra parte, la psicóloga Silvia Medina sostiene que tomando los recaudos necesarios (como seleccionando espacios apropiados), entrar en contacto con ciertos materiales los ayuda en el desarrollo psíquico.
“Permitir que se ensucien es permitir que tomen contacto con cosas reales, como arena, arcilla, masa. De esta forma los chicos conectan con el mundo, y con todo lo que es perceptivo. Y a partir del tacto y del contacto pueden conectarse con la realidad porque estos van a ser signos con los que posteriormente él va a formar nociones de número, de espacio y básicamente de contacto”, dice la especialista.
En la misma dirección opinó el psicólogo y pediatra investigador de la Universidad de Oxford, Inglaterra, John Richer. “El mundo real es sucio. Los niños no aprenden cómo adaptarse a su mundo y crecer en él sin entrar en contacto con lo que los rodea, es decir, sin ensuciarse”, afirmó.
En concordancia con esta postura, el pediatra y psicólogo de la universidad de Oxford (inglaterra) John Richer aseguró, en el marco del Primer Foro sobre Desarrollo Infantil, que tuvo lugar en el Hotel Alvear, organizado por la Asociación Internacional por del Derecho del Niño a Jugar: “Los niños que no exploran y no juegan en el mundo real, es decir, los que no reciben los beneficios de ensuciarse en este proceso, tienen menos posibilidades de integrase de manera equilibrada al mundo, lo cual puede llevar al desarrollo de conductas inapropiadas o personalidades neuróticas”.

Los beneficios de experimentar con la comida
Otra investigación concluyó en la misma línea: un estudio que realizaron investigadores de la Universidad de Lowa con bebés de 16 meses determinó que cuanto más lío hacían los chicos con la comida (tocando, mezclando, probando o incluso tirando todo al piso) más rápido aprendían los nombres de los alimentos.
“Los niños más movedizos pronunciaban de forma más correcta las palabras en comparación con los más ordenados y dóciles”, afirmó una docente que participó de la investigación, y agregó: “Nuestro experimento demuestra que la experiencia directa, efectuada en un ambiente familiar como sus sillitas, en este caso, mejora el desarrollo cognitivo de los bebes”.

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