None
MUJER

La belleza de las rosas

Si tuviéramos que elegir un ítem de belleza atemporal, sería probablemente el agua de rosas, que lleva siglos presente en los tocadores femeninos, con ilustres adeptas como Cleopatra y María Antonieta.
Según explica Carla Royo-Villanova, responsable de una línea cosmética internacional, “ya en el año 77 de nuestra era, Plinio hizo una lista de más de treinta trastornos que podrían tratarse con preparados a base de rosa, mientras que el galeno árabe Avicena preparaba hace veinte siglos ungüentos con agua de rosas por sus propiedades astringentes y antiinflamatorias para la piel”.
Pero en los últimos años, y con el fuerte avance de la investigación en cosmética natural, se han desarrollado nuevas fórmulas, texturas y aplicaciones que, más allá de la clásica agua destilada -que sigue siendo el tónico perfecto para pieles irritadas o grasas-, aprovechan los beneficiosos principios activos de esta flor.
Eso sí, a pesar de que en la actualidad se aplica la más moderna tecnología a la cosmética, una buena parte del proceso sigue siendo artesanal, pues los pétalos se recolectan a mano y para conseguir un litro de aceite esencial de rosa damascena se necesitan entre 3 y 5 toneladas de pétalos -una persona puede tardar 3 horas en recolectar 15 kilos de pétalos-.

REGENERACIÓN

No en vano, en el lenguaje simbólico, la rosa es la flor de la regeneración, una propiedad que alcanza su máxima expresión en el aceite de rosa mosqueta, aliado imbatible si tu objetivo es atenuar y mejorar el aspecto de cicatrices o estrías y que también previene la aparición de marcas por quemaduras leves y palia las antiestéticas manchas cutáneas.
Este aceite, obtenido de un arbusto silvestre que crece en zonas del sur, debe sus mágicos efectos a su elevada concentración de ácidos esenciales y alcanza su máxima efectividad si se usa puro, tanto directamente sobre la piel -conviene realizar antes una prueba de tolerancia- como mezclando unas gotas con su crema habitual para lograr un “plus” antienvejecimiento.
Otra de las propiedades que convierten a la rosa en una imbatible arma de belleza es su alto contenido en vitamina C, un componente especialmente presente en el escaramujo (el fruto de la rosa silvestre), que, como sostienen los expertos, “repara las finas líneas de expresión y las manchas de la piel”.
Además, la vitamina C tiene un importante papel para la síntesis del colágeno al proteger la piel contra los radicales libres, causantes del envejecimiento celular, y contribuye a lograr un cutis más luminoso.

CONCENTRADA

Una de las mejores maneras de aprovechar los beneficios de las rosas es apostar por productos que contengan una alta concentración de este componente, y sin duda los que dan el perfil son los sérum o sueros, que debemos aplicar por la noche con un suave masaje sobre la piel limpia y antes de la crema.
Para crear una rutina de belleza a base de productos con rosas, se puede elegir un sérum y complementarlo con crema, tónico y una mascarilla para potenciar sus efectos. 

COMENTARIOS