A sus 15 años, Sasha Reeve ercomenzó a saltearse las comidas. Según sus palabras, se sentía gorda y atrapada en su propio cuerpo. Por esta situación, la joven cayó en la anorexia llegando a pesar 35.8 kilos.
Los primeros años de su vida en la escuela secundaria fueron el comienzo de este trastorno alimenticio. Los años pasaron y su ingesta diaria se redujo a sólo un bowl pequeño de brócoli al vapor o verduras, un paquete de cigarrillos y media lata de Pepsi Max. Según nutricionistas, sería un total al menos 150 calorías por día.
Fueron 9 años así hasta que un día su salud no lo resistió más.El médico de guardia le tomó la presión arterial y el cardiólogo la envió a la unidad de cuidados intensivos. Allí llegó el diagnóstico: le indicaron que su corazón estaba fallando.
Tuvo una recuperación larga y debió ser tratada por un equipo multidisciplinario. Debieron trabajar tanto en su peso como en su salud mental. Le costaba hablar, leer y escribir. No lograba identificar los rostros de las personas que estaban con ella.
Luego del tratamiento exhaustivo, comenzó a dedicarse tiempo para ella. Comenzó a comer tres comidas al día y empezó el gimnasio, de esta manera logró mejorar su salud y alcanzar un peso saludable de 60.7 kg, ideal para su altura y edad.
Asi luce hoy:
“Tener anorexia es como si fueras dos personas diferentes; la enfermedad es una sola persona y luego estás vos, la verdadera esencia de quién sos y, a medida que empeora, la anorexia se vuelve más fuerte y la lucha es tan ridículamente difícil de combatir en tu mente que te rendís “, comentó Sasha al diario The Sun.
Ahora Sacha está orgullosa de su cuerpo e incentiva a otras adolescentes a mantener una vida sana y saludable. “Nunca tuve sobrepeso, creo que para mí provino de mi sistema de creencias internas que había creado sobre mí misma, que es un tema bastante difícil de abordar”.
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