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"El donante" hizo su debut en Telefe con buena respuesta

La miniserie, que ofrece un entretenimiento logrado, obtuvo en su primer capítulo un rating que rondó los 20 puntos. Excelentes actuaciones y un libreto interesante.

Las posibles implicancias de la donación de semen y el modo como la vida puede ser modificada de un chispazo son algunos de los temas del primer capítulo de El donante, una comedia de excelente factura y buenos libros que Telefé estrenó el martes a las 22.30. 

El envío de 13 capítulos, que irá todos los martes a las 22.30, cuenta con un buen elenco encabezado por Rafael Ferro, que llega a este protagónico después de sólidos desempeños en series como LaLola y Para vestir santos. 

Ferro encarna a Bruno Sartori, un ingeniero viudo, empresario, con ocasionales amantes, que el día en que cumple 45 años se entera de que es padre de una joven de 20. 

El descubrimiento de la paternidad de Bruno se debe a una pesquisa hábilmente desarrollada por su hija biológica Violeta, encarnada por María Alché, (La niña santa). Además, su investigación revela, al final del capítulo, que Sartori tiene esparcidos por el mundo y sin saberlo, 144 hijos. 

Resulta que en su juventud, y para pagar sus estudios universitarios, Bruno fue un asiduo donante de esperma para una clínica de fertilización asistida, que en la actualidad regentea Eva Ezcurra (Muriel Santa Ana), amiga y vecina del ingeniero y esposa de su mejor amigo, Raúl (Carlos Belloso), un consumidor habitual de marihuana, que abandonó su destino como músico y que es amo de casa.


Actuaciones impecables


Producida por Eyeworks Cuatro Cabezas y ganadora del concurso Ficción para Todos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), El donante sorprendió por una serie de virtudes que no siempre se dan juntas en la televisión vernácula: libros y diálogos ajustados, buenos personajes, muy correctas actuaciones, buena iluminación, ambientación, vestuario, inteligente gráfica y recursos de edición.

No es un tipo de comedia al estilo "sit-com", no desa- rrolla el gag sino que propone, antes que eso, una mirada liviana, amable, sin prejuicios, sobre el mundo que sobrevuela y sobre una serie de personajes, atrapados en un laberinto que no eligieron y que en determinado momento de la vida parece haberles caído del cielo. 

Rafael Ferro compone a la perfección su personaje de ingeniero viudo algo playboy que se encuentra de pronto con la paternidad sin saber qué hacer; mientras que Santa Ana, (Ciega a citas) vuelve a estar sólida, divertida, rápida y con gracia.

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