Peter Bogdanovich murió de causas naturales a los 82 años
Peter Bogdanovich murió de causas naturales a los 82 años
FIGURA EMBLEMÁTICA DE LA GENERACIÓN DEL 70

Adiós a Peter Bogdanovich, el cineasta erudito

Realizador de clásicos como “La última película” y “Luna de papel” y estudioso del cine de Hollywood, murió ayer, a los 82 años

A los 82 años, murió ayer Peter Bogdanovich, parte de una generación de Hollywood que renovó el cine en los 70, a la que el realizador se plegó con clásicos como “La última película”, “Luna de papel” y “¿Qué me pasa, doctor?”.

Parte de ese grupo de cineastas que rompió los esquemas industriales en aquella década de gran libertad creativa, Bogdanovich, sin embargo, siempre miró hacia el pasado con admiración, proponiendo siempre volver a ver los clásicos: admirador confeso de su mentor Orson Welles (terminó su película póstuma, “Al otro lado del viento”, recientemente) y Howard Hawks, no tenía empacho en decir que la mayoría del cine actual “es una mierda” con su acumulación de explosiones, superhéroes y gente muriendo, y no se reconocía en el Hollywood actual por ser un sistema obsesionado con la taquilla y los efectos especiales, olvidando lo que él definía como “lo esencial: las personas”.

Creía, de hecho, que en los últimos tiempos la creatividad era más fácil de hallar en la televisión que en el cine, y tal vez eso explica su intervención -en el papel de terapista de una terapista- en la mítica serie de “Los Soprano”, donde llegó a actuar en quince capítulos y a dirigir uno de ellos.

Sus grandes éxitos los logró muy joven, con “La última película”, “¿Qué me pasa, doctor?” y “Luna de papel”, producidas entre 1971 y 1973: “La última película”, su evocador retrato de un pequeño pueblo en decadencia, le valió ocho nominaciones al Oscar y lo catapultó a la fama a los 32 años luego de obtener estatuillas para Ben Johnson y Cloris Leachman.

Pero después de ese tríptico, el éxito le fue más esquivo, y no porque cultivase un cine de culto o elitista: creía, por el contrario, que no hay nada mejor que el éxito para una película, y calificaba de “esnobismo a la inversa” a los directores que pensaban que tener popularidad equivalía a ponerse en venta.

Y pese a esos principios, su cine hace décadas que no cosechaba el favor del público; sus mayores aplausos los conseguía en los festivales de cine donde era invitado con cierta frecuencia y donde era algo así como un abanderado de la nostalgia.

Si su cine fue irregular, más una nimidad logró con su faceta de crítico y erudito. Su pasión por el cine era tal que una vez contó que John Ford tuvo que frenarlo de este modo: “Por Dios, Bogdanovich, ¿nunca vas a parar de hacer preguntas?”.

UNA VIDA DE TRAGEDIAS
Hijo de un serbio y de una austriaca emigrados a Estados Unidos, Bogdanovich pasó una infancia solitaria y silenciosa, y solo a la edad de 8 años supo la razón de ese opresivo ambiente familiar: había tenido un hermano mayor que murió de bebé al derramarse sobre él una olla de sopa hirviendo.

Desde niño, el cine fue su válvula de escape y sabía que terminaría formando parte de la fábrica de sueños: “Quería ser como la gente de las pantallas -dijo una vez a Los Angeles Times-, quería ser un niño americano auténtico y hacer esas cosas maravillosas. Pero con un apellido como Bogdanovich, no tenía muchas oportunidades”.

La del hermano muerto no fue la única tragedia de su vida: cuando estaba en el pico de su carrera, conoció en la mansión de Hugh Hefner a la modelo Dorothy Stratten, quien se enamoró de él y abandonó a su marido, como recordó The New York Times. Bogdanovich le dio un pequeño papel en su película “Todos rieron”, pero justo antes de su estreno en 1980, el marido despechado de Dorothy la buscó, la asesinó a tiros y luego se suicidó, un acontecimiento que fue a su vez contado en la película “Star 80” de Bob Fosse. Con esa aura maldita y ese nombre, era difícil que “Todos rieron” triunfase, y efectivamente fue un fracaso de público y crítica. Desde entonces, su carrera como director decayó, pero Bogdanovich mantuvo siempre el respeto de los entendidos.

Su turbulenta vida personal supo estar en el ojo público, desde su famosa aventura con la actriz Cybill Shepherd que comenzó durante el rodaje de “La última película” cuando él estaba casado con su colaboradora cercana Polly Platt, al asesinato de Stratten y su subsecuente matrimonio con la hermana menor de ella, Louise, quien tenía 29 años menos que él.

Tras conocerse su muerte, la comunidad fílmica reaccionó rápidamente. “Es un shock. Estoy devastado. Era un artista maravilloso y grande’’, dijo Francis Ford Coppola. Guillermo del Toro, en tanto, tuiteó: “Era un amigo querido y un defensor del cine. Creó obras maestras como director y era el ser humano más genial. Fácilmente entrevistó y enalteció la vida y obra de más cineastas clásicos que casi cualquier otra persona en su generación”. También lo despidió Axel Kuschevatzky: “Mi amigo, mi mentor, mi segundo padre se ha ido. Siempre lo amaré profundamente. No puedo imaginarme un mundo sin él, tengo el corazón roto. Gracias, querido Peter Bogdanovich, hiciste mi vida mejor”, escribió en Twitter.

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