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El desgarrador texto que compartió Pampita por el Día de la Mujer

La modelo y conductora recordó la muerte de su hija Blanca con frases demoledoras.

Pampita Ardohain compartió en su cuenta de Instagram una carta muy fuerte y conmovedora que trata sobre una mujer que sufrió un dolor que no se puede calmar de ninguna manera. Una mujer que a pesar de eso sigue adelante y sale a la vida con una sonrisa, aunque le cueste.

El texto lo escribió Lorena Pronsky y todos los que conocemos la historia de Pampita enseguida lo relacionamos con ella. Por supuesto, recordamos la tragedia que vivió con la muerte de Blanca, su hija.

"Me gusta porque no se le nota que está rota. Me contagia esa idea de que se puede seguir a pesar de tener un corazón despedazado. Yo sé que así lo tiene. Le falta una pieza de esas que nunca más va a encontrar. Ella va a vivir sin una parte para siempre. Con un corazón desarmado que nunca va a armarse de nuevo. Pero ella se para igual", arranca el texto.

"Se para y no se le nota que renguea. Sigue. Sigue jugando con esas piezas que le quedan, sabiendo que nunca más va a volver a tener el rompecabezas completo armado arriba de la mesa. Ella sigue caminando con ese vacío incrustado en el pecho. Sigue jugando con lo que le queda. Guarda el dolor de la pieza que le falta para otro momento. Ella se sigue parando", continúa.

Y sigue, en el mismo sentido: "No está sanado. NO VA A SANAR. Lo sabe. Pero se para con esa fortaleza del que sabe que así será la vida. Ella ya entendió todo. Sabe que perdió la batalla. Lo sabe. Pero se ríe. Y a veces disfruta. Contagia la idea de que se puede, aún roto".

 

 

Por supuesto, las palabras hacen que recordemos el duro momento que vivió Pampita con la muerte de Blanca. "Ella perdió justo lo que no tenía que perder. De todas las cosas posibles justo esa no tenía que perder. Y la perdió. Y le duele en el pecho y en la garganta. Extraña. No se agarra de nada que la distraiga de la verdad de saber que no está y que no va a volver. Pero ella sigue. A veces tropieza, pero tropezar mirando al cielo, siempre compensa", agrega.

Y finaliza: "Y entonces a mí me gusta esa sonrisa en su cara. Me gusta ver que sigue por lo que tiene. Que no busca reemplazos. Me gusta verla porque me planta una evidencia que me cuesta asumir. Sí. La gente rota puede seguir su curso. Y está hecha pelota. No es careta. No es valiente. Es simplemente una mujer que, rota, camina igual".

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