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Juan Pablo Caiazza y Andrés Cáseres conforman Doleser.
EL CAMPO Y LAS LAGUNAS COMO FACTOR COMÚN

Juampi Caiazza: “En Alem me salen las canciones y se nota que fueron escritas en un pueblo”

La Gira Limítrofe del dúo Doleser comienza hoy en Junín y Democracia habló con uno de sus integrantes para conocer detalles de aquellas canciones que, teñidas de los paisajes rurales, definen al noroeste bonaerense.

Hoy, Doleser y La Vuelta de Ulises se presentarán en Freedom (España y General Paz) a partir de las 23.30. Allí comenzará la Gira Limítrofe con canciones que nacieron en viajes o visitas al campo. 
En diálogo con Democracia, Juan Pablo Caiazza, uno de los integrantes de Doleser, habló de esta nueva etapa y destacó la vuelta permanente a esas imágenes que conforman el paisaje del pueblo que lo vio nacer: Leandro N. Alem.

-¿En qué consiste la Gira Limítrofe que empieza en Junín y qué la diferencia de las anteriores? 
-Se trata de una serie de recitales que vamos a dar en muchas ciudades presentando en vivo el disco que sacamos a fines del año pasado (Limítrofe) y que no hemos salido a tocarlo por las rutas todavía. La Gira Limítrofe se diferencia en que muchos de los shows serán en formato de banda y no como en las giras anteriores que salíamos como dúo, con instrumentos acústicos. También es diferente la energía de estas canciones en relación a los discos previos. Hay más alegría y ritmo en estos shows.

-¿Cuál fue la intención original para empezar a componer las canciones reunidas en el disco Limítrofe? 
-No hubo una intención premeditada, por lo menos en las que compuse yo. Pero surgieron de la contemplación viajera, de la nostalgia del pago, de la alegría de compartir momentos simples con gente querida. La verdad, yo nunca tengo ideas previas para componer. No sé cómo pasa: las canciones llegan de a una y siento que no tienen nada que ver entre sí. Pero después de un tiempo trazo relaciones y puede venir una idea que las unifique como a las perlas de un collar y nazca un concepto en común. Un disco.

-Después de viajar por distintos países del mundo y de vivir en la ciudad de Buenos Aires se advierte una vuelta permanente a los paisajes del interior, al pueblo de Alem del que sos oriundo, ¿creés qué es un sello característico de tu música?
-Creo que sí. Me gusta nombrar las cosas de estos pueblos. Una posible consecuencia de los viajes lejos es que nos entendamos mejor que antes como parte de una cultura y de un hábitat. A mí me da mucha intriga el mundo y quiero andar, pero muchas veces disfruto más de armar el bolso para volver que parar irme. Y no sé por qué me pasa que en Alem me salen canciones. Normalmente después de los viajes me gusta quedarme unos días allá y terminar las ideas que nacieron en el camino. Seguramente al final del proceso se nota que las canciones fueron escritas en un pueblo. Eso me sale así, sin que yo lo busque. Me gusta. Pero si quisiera evitarlo, creo que no podría.

Normalmente después de los viajes me gusta quedarme unos días en Alem y terminar las ideas que nacieron en el camino. Juampi Caiazza

-¿Qué espacios y paisajes puntuales de Alem y la zona han sido fuente de inspiración y aparecen en tus canciones?
-Desde muy chiquitos con La Burla y amigos nos gustaron las lagunas. Creo que mi mente va a esos lugares muchas veces al escribir. Las orillas del pueblo, el boliche de Blandengues, los lugares donde armábamos la carpa y nos instalábamos cerca del agua.  Yo creo que hubo momentos que modelaron mi imaginación hacia ese lado. Me gusta que haya liebres, zorros, calandrias, sauces, sapos, peces, nogales y muchas otras especies en las canciones. Se dice que la poesía es como un conjuro para lo que nos resulta ausente. Y yo que vivo en Buenos Aires, a veces extraño mucho a mi hábitat original, así que me consuelo nombrando plantas y bichos.

-Tuviste la posibilidad de llevar estos paisajes a distintas ciudades de Europa a través de tus canciones, ¿Qué respuesta hubo por parte del público? 
-Me di cuenta de que cuando disfruto de tocar y cantar y estoy realmente habitando la canción que canto, el público puede prescindir del idioma y el mensaje mágicamente llega igual. Este año fui con un set muy reducido que consistía en una máquina de ritmos, una guitarra acústica y la voz. Toqué en Berlín, Londres, Lille, Amsterdam y Barcelona. La reacción del público es siempre diferente. Pero lo que fue recibido con más entusiasmo tenía que ver con los ritmos más folclóricos como la canción “María del Mar” y algunas otras zambas y chacareras que escribimos con Andrés Cáseres y que no solemos tocar.

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